Miguel Ángel Esteban de 31 años vive San Gregorio Cuautzingo, una de las colonias del municipio de Chalco en el Edomex. Como todo jefe de familia, acude a su trabajo y cuida de sus seres queridos. Pero el primer día de cada mes tiene una misión que cumplir.
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Cuando el encierro por la pandemia de Covid-19 fue declarado oficialmente en México, Miguel nunca se imaginó que solo un mes después él y su familia vivirían un calvario al enterarse que su padre se contagiaría de este virus mortal, el cual lo llevaría al borde de la muerte.
La historia de Miguel Ángel se remonta a abril del 2020, cuando su padre Raúl Esteban de Jesús de 50 años de edad se contagió del temible virus SARS-Cov-2 y la incertidumbre, el miedo y la desesperación se apoderaron de él y toda su familia.
Como miles de mexicanos, él y sus seres queridos sufrieron en carne propia el calvario de recorrer hospital por hospital con la esperanza de que en alguno de ellos pudieran brindarles la atención que su padre tanto requería con urgencia.
Su largo peregrinar no fue fácil, las opciones se agotaban y el miedo crecía conforme avanzaban las horas y los días. Después de visitar varios hospitales, llegaron al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en Calzada de Tlalpan, el sur de la ciudad, en donde finalmente vieron un rayo de esperanza cuando su padre fue ingresado.
“Estando ahí y pensando en todo que podría pasar, obviamente ruegas y haces todo lo que sea para que tu familiar este bien”, resaltó Miguel Ángel.
“Pensé que iba a morir”
Para el señor Raúl Esteban, quién vivió en carne propia la enfermedad, apoyar a las demás personas tiene un significado muy profundo. Como ya lo mencionamos, fueron más de 48 horas lo que duró su peregrinar, ya que en ningún hospital lo querían aceptar debido a la alta saturación de pacientes que habían sido infectados con el mismo virus.
Fue el 27 de abril cuando por fin pudo ingresar al hospital, casi un mes después de que las autoridades anunciaran el inicio del confinamiento a nivel nacional. Después de casi medio mes, logró ganar la batalla en contra de la mortal enfermedad.
“Estuve 15 días internado en el INER y fue ahí donde mi familia estuvo pendiente pensando y viendo lo que pasaba”, apuntó. A punto de las lágrimas, el señor Raúl detalló que después de vencer a la muerte, su hijo hizo una promesa, una manda de darle de comer un ‘taco’ a toda la gente que estuviera fuera del hospital cada primero de mes.
Miguel Ángel prometió que durante un año, llevaría comida a las personas que como ellos, estuvieran pendientes de lo que pasara con sus familiares. A pesar de esto, no pudo hacerlo de inmediato como él hubiera querido ya que las consecuentes olas de contagio se lo impidieron. Pero el tiempo no logró desanimarlo ni hacerlo cambiar de opinión.
Pero el pasado de 1 de junio puedo cumplir una vez más con su misión. Estando a las afueras del hospital, acompañado de su familia, el joven samaritano detalló que ellos solo buscan ayudar. “No sabemos de dónde vienen, si tiene para sus pasajes, si ya comieron y cuándo el salió pues bueno, es algo tan bonito y tan grato venir a regalarle algo a la gente, porque no sabemos que preocupaciones tienen en esos momentos y de menos darles un pequeño obsequio”, detalló.
Para Esteban es sencillo, hacer esto es resultado de haber pasado por la misma situación que aquellas personas que aguardan sin descanso a las afueras de un hospital con la simple esperanza de saber que sus seres queridos están bien.
“Nosotros lo hacemos de corazón cada inicio de mes”. Pero en esta ocasión, su familia decidió llegar al área de urgencias del Hospital General Dr. Manuel Gea González debido a que aquel 1 de junio no había personas en las afuera de la fachada del INER. “Venimos aquí porque justo del otro lado no hay mucha gente que digamos entonces aquí vimos a la gente que viene con preocupaciones y eso es más que nada lo que venimos a hacer cada mes”, resaltó.
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El pasado 1 de junio, Miguel y su familia decidieron compartir unos ricos tacos de canasta de chicharrón, frijol, papa con chorizo y adobo. Pero este no el único platillo dentro de su menú de opciones, ya que en ocasiones pasadas han regalado chilaquiles, tacos dorados y de guisados, sándwiches, tortas o cualquier otro platillo que se ajusten al presupuesto que tienen cada mes para compartir estos alimentos.