Los familiares de internos en Centros Federales de Reinserción Social – Centro de Prestación de Servicios (Cefereso CPS o ‘prisiones privadas’) llegan a gastar hasta 10 mil pesos al mes en una sola visita.
La mayoría de los internos en los Ceferso CPS son enviados lejos de sus hogares. Esta situación es contraria a las reglas mínimas que establece la Organización de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, en la que se recomienda mantener a los prisioneros cerca de sus familiares para ayudar a la reinserción social.
Un informe sobre la situación de las prisiones privadas en México, elaborado por las organizaciones Documenta y México Evalúa, indica que el 91% de los familiares de las personas privadas de la libertad (PPL) viven en una entidad distinta a la ubicación de los penales federales.
La distancia promedio de distancia, señalan, es de más de mil 500 kilómetros.
Lo anterior se traduce en elevados costos por visita que muchas de las familias de los PPL no pueden solventar.
En consecuencia, cerca de la mitad de los internos en prisiones federales no reciben visitas en los años que cumplen con sus sentencias. El 16% apenas tiene una al año.
Cabe destacar que hay dos tipos de cárceles federales. En primer lugar, están las manejadas por Estado, que son los Cefereso, y las que son operadas por empresas concesionarias, que son las prisiones privadas o Cefereso CPS.
Tomar 4 vuelos para visitar a un familiar en cárceles federales
El esposo de la señora Paty fue trasladado a un Ceferso CPS hace ocho años. Desde entonces, ella hace todo lo posible para visitarlo al menos una vez al mes. Su recorrido es largo, agotador y costoso.
En entrevista para Datanoticias, Paty explicó que en un viaje de visita gasta cerca de 10 mil pesos. Su cuñada le ayuda a solventar el gasto:
“Debo tomar dos aviones para llegar y dos aviones de regreso. El gasto está pesado y eso sin considerar los taxis. Hay que buscar taxistas que ya conocemos, que nos recogen en el aeropuerto o en la Central de Autobuses para que nos lleven hasta el Cefereso.
Me gasto cerca de los 10 mil pesos entre boletos de avión, hospedajes, alimentos, la comida que consumimos dentro del Cefereso, porque debemos pagar lo que nos comemos ahí, y luego hay que depositarle a él en su ‘tienda’“.
En las cárceles federales privadas (y en casi todos los centros penitenciarios de México), los prisioneros deben comprar sus propios utensilios de higiene personal o algunos alimentos en una tienda ubicada dentro de los complejos.
En los Cefereso CPS, el límite de dinero máximo que se les permite a los familiares depositar a los internos para comprar artículos en ‘tienda’ es de mil 500 pesos. Sin embargo, estos no les rinden mucho debido a que los precios son considerablemente más elevados que si se compraran en el exterior.
Debido a las fuertes restricciones y medidas de seguridad de las cárceles federales, no se permite el ingreso de ningún tipo de artículo o alimento en las visitas. Todo se debe comprar dentro de la prisión:
“Está bien que nos vendan, pero los precios sí están caros. Nos limitan el número de cosas que les podemos comprar de comida. Nos dicen cuánto debemos gastar y si no nos comemos todo lo que compramos, cuando visitamos a nuestros familiares, no les permiten a ellos llevárselos a su celda y los guardias lo tiran a la basura”, menciona Paty.
Viajar cientos de kilómetros para un mal trato
La señora Paty menciona que hay una mala organización en el Cefereso CPS en el que su esposo es interno. Explica que los custodios comenten prácticas abusivas en contra de los prisioneros y que también causan muchos problemas a los visitantes:
“Necesitan capacitar a los empleados. Unos dicen una cosa y otros dicen otra. Cuando entramos a la visita te dicen algo, te revisan y pasas al otro filtro. Después, ya piensan algo distinto y te ponen trabas. No hay coordinación”.
Explica que hay casos en las que los guardias obligan a las mujeres a desnudarse para permitirles el acceso, aún a las personas mayores.
Su peor experiencia, relata la señora Paty, fue una vez en la que una de las pruebas para identificar sustancias prohibidas en el Cefereso CPS tuvo un error y marcó indicios de marihuana. Ella asegura que nunca ha tenido contacto con la hierba, pero a pesar de que le hicieron otras pruebas, no la dejaron pasar:
“No me dejaron entrar ese día. Imagínese el viaje hasta allá para nada. Yo les dije ‘¿Ustedes creen que yo vivo aquí a la vuelta o qué?’.
Pero me respondieron que no iban a dejar pasar. Yo entiendo que hay gente que sí se atreve a hacer cosas ilegales, pero ya saben el perfil de cada quien. Conocen y saben perfectamente quienes meten cosas y lo saben porque es un secreto a voces. Se me hace ridículo que pasen ese tipo de cosas, porque ellos saben muy bien quienes sí y quienes no”.
Además de los malos tratos con los visitantes, la mujer también denuncia que los internos son víctimas de abusos y humillaciones por parte del personal. Las familias de los reclusos, afirma, han levantado la voz con las autoridades, pero no las escuchan:
“Ahorita en el Cefereso estamos teniendo muchos problemas porque acaba de entrar un director nuevo y viene con unas ideas muy cavernícolas. El año pasado, el 1 de julio, el director le habló a la Guardia Nacional. Entraron y golpearon a todos. Les quitaron todas sus pertenencias, sus cosas personales, todo lo que le acabamos de pagar de “tienda”, todo se lo tiraron a la basura.
Los desnudaron, les quitaron las sandalias, les quitaron los colchones y los pusieron a dormir en el suelo. Tuvimos que volverles a comprar todo otra vez porque este nuevo director entró con una ideología muy diferente.
Ahorita les quitó talleres, tardaban meses en entregarles la correspondencia y toda la abren y la leen para ver qué es lo que uno les dice. Incluso, cartas y escritos de sus causas penales, creo que también esas las revisan. Se me hace algo ilegal”.
Asimismo, menciona que hubo un mal manejo de la pandemia en las cárceles federales y que muchos familiares no supieron que hubo internos contagiados que murieron de Covid-19 hasta varios días después.
A pesar de todas las adversidades, la señora Paty no pierde la esperanza de que su esposo pueda ser trasladado a una cárcel más cercana a su hogar, al igual que otros familiares de PPL, quienes consideran injusto que hayan sido llevados a una cárcel de máxima seguridad:
“Muchos de los internos que están en centros federales de máxima seguridad son del fuero común. No deberían estar ahí, deberían estar en estatales porque no son peligrosos. Mi familiar no tiene delincuencia organizada, ni secuestro, ni nada eso. Solicitamos su traslado varias veces a un estatal y no nos lo han permitido”, concluye.
- Cárceles privadas en México son más caras e igual de ineficientes que las del gobierno.
- Ser narco en México es condenarse a una vida corta.
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