En México es habitual escuchar sobre personas que se dedican a curar el susto, el mal de ojo, la mollera sumida o el empacho. De hecho, también es bastante común en mercados y plazas públicas encontrar puestos que venden hierbas, piedras y otros insumos para aliviar estos padecimientos.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura, todas estas enfermedades se catalogan dentro de una rama llamada oficialmente medicina tradicional mexicana y aunque la mayoría no tienen un sustento médico o se tratan de creencias populares, sí cuentan con el reconocimiento de las autoridades.
Pero aunque las autoridades gubernamentales apoyen este tipo de medicina alternativa en México no significa que la comunidad científica internacional la avale totalmente, especialmente en el contexto de la pandemia de Covid-19.
El mal de ojo y el susto son síntomas culturales, no enfermedades
Desde un punto de vista antropológico, el mal de ojo o el susto son etiquetados como “síndromes culturales” porque a pesar del avance de la medicina alopática o científica, todavía tienen mucho peso en la sociedad mexicana.
Estos padecimientos se han documentado en México desde la época colonial y los rituales para sanarlos no han cambiado desde entonces.
En el caso del mal de ojo, se tienen evidencias de que es un síntoma cultural surgido en Europa Occidental desde el Siglo XV. Debido a que no se puede diagnosticar mediante los métodos de la medicina científica, quienes dicen tratarlo lo detectan mediante la adivinación y el esoterismo.
El mal de ojo, según la tradición popular, es una especie de energía negativa desprendida por alguien que envidia a otra persona. Esto le causa un deterioro en su salud mental y física.
Los métodos de curación son rituales mágico-religiosos que incluyen el uso de elementos de la naturaleza, como plantas, piedras o hasta pieles o fluidos de animales, en los casos más extremos, explica una investigación de Fabiola Yvonne Chávez del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Mientras que el susto o espanto se asocia a una especie de trauma psicológico y emocional causado por una gran impresión. Los curanderos son quienes determinan que tan grave es el síndrome en los enfermos y el tipo de ritual que es necesario para sanarlo.
Miriam Castaldo, investigadora del INAH, realizó un estudio antropológico sobre por qué persiste la creencia del susto en México y entre sus hallazgos encontró que muchas personas crecieron con la idea de que el espanto se puede transmitir a los hijos si no se cura a tiempo.
Que este tipo de síntomas culturales sigan tan arraigados a la imaginación colectiva mexicana se puede deber, señalan ambos autoras, a que muchos mexicanos no cuentan con acceso a los servicios de salud pública o privada y recurren a curanderos que identifican sus malestares como algo causado por espíritus o malas vibras.
Es en este punto cuando la medicina tradicional es peligrosa para los pacientes. Sin un diagnóstico adecuado, las enfermedades reales que sí puede estar padeciendo las personas no se curan con rituales o con tratamientos alternativos como la herbolaria, también muy popular en México.
Mollera sumida y empacho sí son reales, pero no como tradicionalmente se conocen
Otra de las razones por las que la gente cree en síntomas culturales es porque algunos sí son enfermedades catalogadas en la medicina científica, pero con otros nombres. Los casos de la llamada mollera sumida y el empacho son los más representativos.
Científicamente, lo que tradicionalmente se conoce en México como mollera sumida es en realidad un padecimiento llamado Fontanelas hundidas, que ocurre cuando hay una notoria curvatura hacia adentro del “punto blando” (fontanela) en la cabeza de un bebé, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Normalmente, los curanderos tratan la mollera sumida colocando a los bebés de cabeza y empujando su paladar para supuestamente cerrar la apertura del cráneo. Esto, además de no estar científicamente avalado, puede causar daños irreversibles en la salud de los niños.
Los especialistas explican que los casos de fontanelas hundidas son una emergencia que debe ser revisada por un médico lo antes posible y evitar tratarse con curanderos.
Mientras que el empacho no es más que una indigestión o malestar estomacal que un doctor debe atender con medicina alopática para evitar cualquier infección o descartar un daño mayor.
Atender los casos de empacho con medicina tradicional no siempre es adecuado, debido a que cada curandero puede tener sus propios métodos no verificados para intentar curar a los pacientes. Esto los hace propensos a consumir hierbas o sustancias a las que los enfermos pueden tener reacciones negativas.
Qué dice la OMS sobre la medicina tradicional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sí realiza cumbres de medicina tradicional y la considera importante para la preservación cultural de las naciones y como complemento a los sistemas de salud en países en vías de desarrollo.
Sin embargo, la estrategia de la OMS sobre la medicina tradicional, disponible en este documento, también enlista muchos problemas que la medicina tradicional ocasiona, como son:
- Utilización de productos de mala calidad, adulterados o falsificados
- Diagnósticos equivocados.
- Diagnósticos tardíos.
- Falta de utilización de tratamientos convencionales eficaces.
- Exposición a información engañosa o poco fiable.
- Eventos adversos directos.
- Efectos secundarios
- Interacciones terapéuticas no deseadas.
En México, el gobierno apoya a la medicina tradicional y los tratamientos a síntomas culturales
México es un país en el que gran parte de la población no tiene acceso a los servicios de salud pública, por lo que la medicina tradicional sigue tan arraigada tanto en comunidades rurales, como en las grandes ciudades.
Oficialmente, y siguiendo los lineamientos de la OMS, el Gobierno de México sí reconoce la importancia de la medicina tradicional en la población. Incluso, estas prácticas cuentan con una ficha en el Inventario de Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Secretaría de Cultura, en donde se explica que:
“Caída de mollera, Empacho, Espanto o Susto, Pérdida del alma, Mal de ojo, son síndromes de filiación cultural, enfermedades tradicionales que se padecen dentro de la nosología popular mexicana. Representan saberes ancestrales de origen prehispánico en su mayoría”.
Sin embargo, también se reconocen los riesgos que esta representa, ya que advierten que no deben ser un sustituto de la medicina alopática y escolarizada. Especialmente, cuando los tratamientos entran en prácticas mágico-religiosas.
El Gobierno de la Ciudad de México, por ejemplo, ha invertido dinero en promover la medicina tradicional. De hecho, actualmente se construye un Centro Especializado en Medicina Integrativa en donde habrá diferentes tratamientos como herbolaria, homeopatía, acupuntura, etc.
También, cuenta con un directorio de medicina tradicional en el que directamente se cataloga, de manera errónea, los síntomas culturales como enfermedades que pueden ser tratadas por curanderos locales y la manera de contactarlos.
La promoción de la medicina alternativa es habitual en México, a nivel federal hay programas de inversión en homeopatía y se cuenta con hospitales públicos que ofrecen estos tratamientos, a pesar de las críticas internacionales que hay hacía estas prácticas.
Puedes leer más sobre el tema en las siguientes notas:
- Por qué se enseña homeopatía en México.
- Por qué confiamos en los horóscopos.
- No es sano «vibrar alto» todo el tiempo.