Aunque algunos estudios indican que el uso de teléfonos celulares tiene daños colaterales en los niños, también les afecta de manera paralela el tiempo que los adultos a su alrededor destinan a estos dispositivos.
De acuerdo con el país, el uso de celulares puede restar tiempo de calidad con los niños. Sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte del desarrollo emocional y de lenguaje sucede cuando los padres dedican tiempo de juego y charla con los pequeños.
Un adulto puede revisar su celular unas 150 veces al día y los pequeños observan todo, por lo que si ven a los adultos pasar periodos prolongados en el celular, podrían asumir que esa es la relación normal que hay que tener con las nuevas tecnologías; ya que a edades tempranas aún no han desarrollado relaciones sociales que los ayudarán a interactuar con su entorno.
De modo que las nuevas formas de comunicación por medio de dispositivos podrían exponerlos a desarrollar relaciones personales basadas en la inmediatez, la fugacidad o la superficialidad.
Para lograr una mejor interacción entre los infantes, la especialista en educación Ruth Alfonso Arias sugiere seguir las siguientes recomendaciones.
Destina algo de tiempo de juego y haz ejercicio al aire libre intenta reducir tu tiempo frente a los celulares y televisión.
Dedicarles momentos permitirá establecer una conexión entre los infantes y sus cuidadores, dedicando tiempo para atender sus demandas y proporcionarles retroalimentación.
Intercambia contacto visual, dedica tiempo para platicar con ellos y míralos a los ojos cuando quieran contar algo. Esto ayuda a que los niños sepan que están siendo escuchados.
Silenciar las notificaciones y atender solo los temas verdaderamente urgente especialmente cuando estés con los niños. Los adultos pueden alterarse con facilidad por lo que son más propensos a responder con irritabilidad mientras contestan un mensaje.
Evitar utilizar el teléfono mientras estás solucionando conflictos. Esto podría llevarte a perder la oportunidad de conectar con los infantes, lo que ayuda a que aprendan a regular sus emociones, a generar hábitos o estilos de vida saludable o tolerar su propia frustración.