Estos fraudes tienen más de 10 años en el Valle de México. Aunque han sido reportados múltiples veces, todavía hay víctimas que caen porque no ha cambiado el modus operandi.
Debido al alto índice de casos denunciados ya es muy sencillo detectar cómo funcionan.
Los lugares más comunes donde se perpetúan estos robos son parques públicos; camiones, microbuses y hasta en vagones del Metro.
En los parques o en la calle, un hombre que dice ser barrendero o recolector de basura se acerca a su víctima y le ofrece una cadena de oro o un reloj de buceo. En el transporte público, el sujeto se sienta a lado del posible comprador.
Los objetos los guarda escondidos en un paliacate o una bolsa Ziploc, según él para que no se maltraten.
En el caso de la cadena, dirá que se la encontró en el piso mientras barría una calle, generalmente dicen que fue en colonias de alto poder adquisitivo como Polanco, Bosques de las Lomas o La Condesa.
Mientras que para el reloj, dicen que lo encontraron entre bolsas de basura, igualmente de casas de gente adinerada. Señalarán que un supuesto amigo que sabe de relojes les explicó que se trata de una pieza especializada para buceo, pero que ellos no entienden cómo usarla y por eso la quieren vender.
Al principio les pondrán un precio de entre 300 y 400 pesos. Si la víctima no accede con facilidad, los convencen de revisar y tocar los objetos.
Cuando el estafador comienza a notar algo de interés de la víctima por la cadena o reloj, dependiendo el caso, le hace una mejor oferta y baja el precio a unos 200 pesos aproximadamente.
Los delincuentes apelan a la falta de experiencia de sus víctimas para “calar” estos productos rápidamente. Entonces el comprador teniendo los objetos en sus manos y con la oferta puesta creerá que es una ganga.
Así pues, le dará los 200 pesos, o la cantidad final acordada, al supuesto barrendero y se hace la venta.
El barrendero seguirá su camino si la venta se hizo en la calle. En caso de que ocurra en el transporte público se bajará a la siguiente parada.
Convencido de haber hecho una buena compra, las víctimas intentarán vender estos objetos en casas de empeño o con otras personas, para sacar ganancia de su inversión.
Cuando un valuador los revisa le dirá que la cadena es falsa. Que es de metal corriente y sólo está pintada de color dorado.
Para el reloj también hay malas noticias. Se tratan de piezas chinas muy llamativas, con botones que no tienen ninguna función y de plástico barato. No cuestan más de 30 o 50 pesos en un mercado.
Como es obvio, la víctima nunca podrá recuperar su dinero. Primero porque en cierto modo él o ella compró voluntariamente las piezas falsas, quizá con engaños, pero no fue obligado.
Segundo, porque lo más probable es que nunca en su vida vuelva a encontrarse con el estafador que le vendió la cadena o el reloj.
Consulta las siguientes entradas de estafas que operan en la CDMX y evita caer en una. Denuncia si has sido víctima al 089 o si conoces otro fraude con el que delincuentes hayan engañado a la gente:
–El Fraude de los empleos milagro