Hace un año, Abigail Colón grabó desde su ventana cómo un niño murió al ser arrastrado por una corriente de agua a una zanja, misma que a la fecha sigue abierta.
Todo ocurrió el 14 de junio de 2018 en la calle Eloy Cavazos, colonia San Miguel Teotongo, en la alcaldía de Iztapalapa. Eran aproximadamente las 3:30 de la tarde y la lluvia era intensa y una corriente de agua se precipitaba calle a bajo.
Abigail se comunicaba con su pareja vía WhatsApp y grababa por su ventana cómo el agua rebasaba el parabrisas de un automóvil estacionado frente a su casa. En ese momento captó el instante en que un niño fue arrastrado por el caudal de agua hasta caer en un agujero bajo el auto.
Ese agujero se forma por un descanso de una zanja que sirve de desagüe y entre la superficie y la base del hoy no hay más de 30 cms de apertura. Pero adentro es de al menos de medio metro de profundidad.
El niño se llamaba Ángel de Jesús y le decían Pollito tenía nueve años de edad. Él caminaba de la mano con su madre, cómo lo hacía todos los días al salir de la escuela rumbo a su casa, cuando la corriente de agua se lo llevó.
El cuerpo del niño llegó a dar justo en la pequeña apertura de la zanja. La fuerza del agua lo introdujo a la cavidad y ahí dentro no tenía espacio para respirar.
“El video dura cinco segundos, pero se ve cuando el niño viene cayendo. Su mamá empezó a gritar y un vecino de la casa de enfrente salió ayudarla, yo tenía aquí a mis niños y no podía salir. El muchacho que la estaba ayudando estaba a punto de sacar al niño. Pero de lo fuerte que era la corriente también arrastró una piedra y le cayó al chavo en un pie y ya no lo pudo pudieron sacarlo”, comenta Abigail, quien con miedo, presenció todos los hechos.
Doña Micaela Reyes, es otra vecina que pudo ver cómo la madre y el joven intentaron rescatar al niño. Ella es de la tercera edad y estaba cuidando a sus nietos cuando todo ocurrió:
“Se escucharon gritos de ayuda y de la casa de enfrente salieron a ver que pasaba, trataron de salvar al niño y otros le hablaron a la patrulla. Pero ya cuando llegaron y pudieron sacar al niño ya estaba muerto”, recuerda.
El niño murió por ahogamiento. Al día siguiente fe velado y la familia colocó una cruz con flores y veladoras en el agujero donde Pollito perdió la vida.
En un recorrido hecho por Datanoticias un año después de estos hechos, se corroboró que la zanja sigue abierta. El orificio por donde el cuerpo de Pollito entró sigue del mismo tamaño y sin ninguna protección, como rejas o malla metálicas, para evitar que algo así pase de nuevo.
“En esta calle siempre ha sido así, la zanja ayuda a bajar un poco la corriente. Si ha habido otros accidentes, sobre todo con repartidores en moto que se resbalan cuando llueve o incluso algunos carros son arrastrados, pero nunca había sido tan grave cómo lo del niño”, explica doña Micaela.
Tras la muerte de Ángel, las autoridades hicieron trabajos de desazolve en las coladeras de la calle, pero se encontró que actualmente están tapadas con botellas de plástico y basura.
A pesar de que los vecinos están acostumbrados a padecer de inundaciones durante la temporada de lluvias, según indica Abigail, los padres de familia han tomado la decisión de no dejar salir a los niños a jugar desde que empiezan a caer las primeras gotas: