¿Alguna vez has escuchado la historia de que existió un cuarto Rey Mago que a diferencia de Melchor, Gaspar y Baltasar, nunca pudo llegar al pesebre del Niño Jesús? El nombre de este personaje tan misterioso es Artabán y es el protagonista de la novela ‘El Otro Rey Mago’, escrita en 1896 por el estadounidense Henry van Dyke.
Así es, Artabán no es un personaje que aparezca en el Nuevo Testamento. Aunque de hecho, ninguno de los nombres de los Reyes Magos originales se menciona en la Biblia, aquí puedes leer más al respecto.
La historia del Cuarto Rey Mago es puramente ficción, pero no faltará quien pueda confundirla por error como un hecho aceptado por la iglesia católica. Incluso, el relato es tan popular que se hizo una película en 1986, misma que en México se suele transmitir en televisión abierta durante la temporada navideña.
Antes de comenzar a describir de que trata la historia de Artabán, aclaramos que haremos grandes spoilers de la trama. Así que si tienes en mente leer el libro, quizá quieras tomar tus precauciones.
Artabán, el cuarto Rey Mago
Los sucesos de la historia escrita por Henry van Dyke se desarrollan entre el año 0 y 33, es decir, desde el nacimiento y muerte de Jesús. Su personaje Artabán es descrito como el rey muy sabio y estudioso de las estrellas. Fue por su pasión a la astronomía que se enteró del nacimiento del Niño Dios.
Artabán se encaminó hacía a un punto de reunión acordado con los otros Reyes Magos para hacer juntos el viaje a Belén. La intención de lso sabios era reconocer a Jesús como el Rey de Reyes y entregarle una ofrenda.
El regalo que llevaba consistía en joyas preciosas, por lo que los regalos de los Reyes Magos originales quedarían algo opacados (oro, incienso y mirra). En fin, el cuento dice que Artabán era un hombre de corazón bondadoso, incapaz de no ayudar a quien lo necesitaba.
En su camino para reunirse con los otros Reyes Magos en Mesopotamia para iniciar el viaje, se encontró con un hombre casi en el lecho de muerte. Por lo que decidió hacer una parada y quedarse a curarlo. Además, le regaló parte del tesoro que llevaba a Jesús para que pudiera vivir tranquilo.
Al llegar al punto de encuentro, Artabán estaba solo. Los otros reyes ya habían partido sin él días antes. Así que para no fallar en su misión decidió partir por sí mismo a Belén. Cuando estuvo cerca, presenció la matanza de niños, ordenada por Herodes, y para salvar a un infante de un soldado, ofreció un diamante más.
Artabán fue encarcelado por varios años y cuando se le liberó escuchó los rumores del Mesías y su corazón le dictó que se trataba de Jesús, así que se apresuró a buscarlo. Pero nuevamente detuvo su viaje para ayudar ahora a una mujer que estaba a punto de ser vendida.
Él compró su libertad con el último diamante del tesoro que tenía para Jesús y sin nada que ofrecerle al fin lo encontró. Fue justo en el día en que el nazareno fue crucificado que Artabán pudo verlo. Una piedra le golpeó la cabeza y cayó desmayado y Jesús se le apareció en un sueño.
Triste por haber llegado tan tarde y con las manos vacías, Artabán le pidió perdón a Cristo. Jesús le dijo que él sabía por todo lo que pasó y le agradeció por ayudar a los desprotegidos todo el tiempo y le prometió un lugar en el cielo. Al final, el destino de estos dos hombres se cumplió.