Vamos a la mitad del llamado Guadalupe-Reyes y con motivo de las fechas decembrinas hoy vamos a hablar de una de las dudas más frecuentes que se dan en la temporada: ¿Qué es y para qué sirve la mirra? Ese regalo que el Rey Mago Baltasar le regaló al niño Jesús, de acuerdo con la tradición católica.
Sin más rodeos, la mirra es una sustancia resinosa que se extrae de la corteza de algunos árboles que crecen en países como Arabia y Etiopia. Entre sus principales funciones (de acuerdo a las costumbres de la época en la que transcurre el Nuevo Testamento) está la de ser materia para elaborar perfumes, inciensos, ungüentos tónicos y uno que otro remedio medicinal.
La mirra tenía mucho valor en la época, no al grado del oro, pero sí era una sustancia preciada en el Medio Oriente. El hecho de que Baltasar haya sido quien entregó este regalo al Niño Jesús tendría algo de lógica en el imaginario colectivo que se tiene actualmente de este Rey Mago, al que se le atribuye un origen africano. Pero en realidad, no hay evidencia de esto en ninguna fuente católica ni histórica.
Baltasar no es africano
La imagen de los Reyes Magos que vemos en los nacimientos que se colocan a lado del arbolito de Navidad cada año son una interpretación mundialmente aceptada, aunque sin fundamento en el Nuevo Testamento, que es la parte de la Biblia que cuenta la vida y obra de Jesucristo y sus apóstoles.
En ninguna parte del Nuevo Testamento se dice que Melchor era un anciano de largos cabellos y barbas de color blanco, tampoco que Gaspar era un hombre maduro, de pelo castaño y facciones limpias y mucho menos que Baltasar era de origen africano.
Como suele pasar en la mayoría de las religiones, no solo en la católica, mucha de su cosmogonía está sujeta a la interpretación de sus creyentes y, sobre todo, de los artistas que a lo largo de los siglos se han encargado de ilustrarla.
De hecho, hay evidencia en pinturas y grabados de que la imagen de Baltasar antes del Siglo XV era la de un hombre caucásico sin mayores diferenciadores a Melchor y Gaspar. Sin embargo, como ya mencionamos, en muchas ocasiones hay personajes religiosos de los cuales la visión de un artista se convierte en algo mundialmente aceptado, sin que esto influya o cambie directamente las narraciones en donde están basadas.
El hecho de que ahora veamos a Baltasar como un sabio y elegante rey africano no afecta la historia que se cuenta en el Nuevo Testamento, pues el origen de los Reyes Magos se deja al aire.
Cuántos Reyes Magos visitaron a Jesús
Y ya que hablamos del origen de estos personajes, hay otro misterio que aún no se ha podido resolver dentro de los textos del Nuevo Testamento y es el número de Reyes Magos que habrían visitado a Jesús.
El Nuevo Testamento, al igual que toda la Biblia, se divide en libros. Lo que tiene que ver directamente con la vida y obra de Jesús está escrito en los Evangelios, que son textos supuestamente escritos por sus apóstoles o personas cercanas a él.
Ahora bien, en el Evangelio de Mateo es en donde se hace referencia a los Reyes Magos, con las siguientes líneas:
“Y cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí, unos magos vinieron del oriente a Jerusalén (…) Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, e incienso y mirra”. Eso es todo.
Se ha asumido que solamente fueron tres, por el número de regalos que habría recibido Jesús. Además, tampoco se hace mención a los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Fue hasta la Edad Media que se les dio la identidad que hasta hoy conocemos.
Algunos teólogos opinan que quizá fueron más los reyes que visitaron a Jesús en Belén, se dice que quizá fueron 12. Pero como pasa con el supuesto origen étnico de Baltasar, ninguna de las dos teorías contradice los textos que conocemos, por lo que ambas podrían ser correctas.
También hay una historia sobre un cuarto Rey Mago, que se habría llamado Artaban, pero se trata de una novela de ficción que a veces se confunde como algo escrito en la Biblia, pero de él hablaremos en otra nota.
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