Llegamos a la tercera parte de la historia de Azcapotzalco contada a través de sus contricciones. Ya hablamos sobre la época prehispánica y la Colonia. Conocimos el origen mítico de la simbología de la alcaldía y recordamos al héroe olvidado en la Última Batalla de Independencia, librada en Catedral de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago.
En esta ocasión nos trasladaremos a la Casa de la Cultura de Azcapotzalco para hablar de la importancia que tuvo la alcaldía en el Porfiriato, así como el patrimonio artístico del Siglo XX que se resguarda en este edificio.
Conoceremos la obra de dos maestros muralistas que plasmaron su peculiar visión de Azcapotzalco en las paredes de este recinto y que hoy en día son un símbolo de la identidad chintolola.
La Época Porfiriana
En el siglo XIX Azcapotzalco vivió en relativa tranquilidad. Al ser una provincia alejada de la zona centro de la capital, tuvo un desarrollo cultural y social un tanto separado de la gran urbe.
Además del crecimiento de los pueblos y barrios originarios, también comenzaron a abundar las casas de descanso de las familias adineradas, pero las haciendas poco a poco desaparecen o venden sus terrenos para abrir campo a nuevos desarrollos.
Pero ya entrada la época porfiriana, Azcapotzalco vuelve a tener grandes cambios. Se construyeron nuevos caminos que conectaron con el centro de la Ciudad y recibe mucha inversión para dotarla de servicios.
Nuevamente se le cambia el nombre y pasa a llamarse Azcapotzalco de Porfirio Díaz, pues el dictador le tenía un especial aprecio. Surgen colonias como Clavería en las que la aristocracia mexicana se instala y cambian por completo la imagen urbana de algunas zonas de la alcaldía.
Casa de Cultura de Azcapotzalco
Con casas y mansiones de estilo colonial californiano y Art Decó, las calles que rodean el centro de Azcapotzalco se volvieron cada vez más exclusivas. En 1888 Porfirio Díaz manda comprar un terreno cercano a la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago y para 1891 se inaugura el edificio que hoy funge como Casa de Cultura:
“El terreno de la Casa de la Cultura formó parte de lo que ahora es la Catedral de Azcapotzalco. A partir del Porfiriato, el edificio fue utilizado para distintas actividades civiles. Eventualmente, para el Ayuntamiento de la Villa de Azcapotzalco y fue por muchos años en donde se hicieron las actividades de gobierno de la delegación, hasta que se construyó el edificio de la explanada”, comenta el alcalde Vidal Llerenas Morales.
En este recinto, se guardan interesantes tesoros. Por ejemplo, en los jardines hay dos fuentes de cantera, también dos pequeñas esculturas. La primera es una reproducción en miniatura del monumento a Matlacoatl y Azcueitl, pareja fundadora de Azcapotzalco.
La segunda es un busto de Manuel Gamio, un importante antropólogo que realizó diversas excavaciones en la alcaldía. Vidal Llerenas señala que sin el trabajo de este personaje, el conocimiento de la vida prehispánica en la CDMX estaría muy sesgado:
“Él hizo exploraciones muy importantes en San Miguel Amantla. Gracias a él conocemos mucho más de los habitantes originales de Azcapotzalco y de lo importante que fue la cultura tepaneca para lo que en ese momento era Mesoamérica y para la cultura mexicana de hoy”.
Otras obras de mucho valor artístico son los vitrales de David Hernández. Hay un total de ocho repartidos en diferentes puntos de la Casa de la Cultura de Azcapotzalco. Cada uno tiene un tema particular, como la fundación de México-Tenochtitlán, un homenaje a Nezahualcóyotl, otro al Quijote de la Mancha, etc.
De hecho, uno de los salones principales es la Sala Cervantina, que toma su nombre por el vitral del Quijote. Ahí se resguarda un piano que se sugiere que perteneció a un famoso músico mexicano:
“Este salón lo utilizamos principalmente para conciertos, para obras de teatro y para distintas actividades de esta naturaleza. Aquí está un piano del Siglo XIX que pudo haber sido de Manuel M. Ponce, sin duda es una pieza única en México”, explica el alcalde de Azcapotzalco.
El Muralismo en Azcapotzalco
En 1991, junto en el centenario de su inauguración, la construcción pasa a convertirse en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco. Desde entonces, ha sido recinto de eventos y talleres a los que todos los vecinos de la demarcación pueden acceder.
En las escaleras principales de la Casa de la Cultura hay un mural que pintó Arturo García Bustos, quien fue alumno de Frida Kahlo. Esta obra se llama ‘La Herencia Tepaneca en el Umbral del Tercer Milenio’:
“Este mural es representativo de esta misma escuela. Nos narra toda la herencia tepaneca, lo importante que fue el conocimiento y la cultura local de Azcapotzalco. Tiene una intención de mostrar lo que sucede en el país y en el mundo. Tiene la idea del progreso y de construir una sociedad mejor”, indica Vidal Llerenas.
A un costado de este recinto, se ubica la biblioteca pública Fray Bartolomé de las Casas, en donde se resguarda uno de los primeros murales del maestro funcionalista Juan O’Gorman, el cual se titula ‘Paisaje de Azcapotzalco’:
“La biblioteca Fray Bartolomé de las Casas fue como la biblioteca modelo de Vasconcelos, de cómo se podían hacer estos espacios en todo el país que dieran realmente acceso a todo el público al conocimiento, a los libros y a la divulgación. Y este es el único mural en su tipo de O’Gorman. Hay referencias al tipo de mural nacionalista que se hace en esta época, que viene de fusionar el conocimiento prehispánico con lo que viene después”, detalla el alcalde.
La historia de Azcapotzalco es sumamente basta. Aún nos falta recorrer varias etapas, como el surgimiento de la zona industrial, sus cines y restaurantes, la pasión por el beisbol, la urbanización, la llegada del Metro, sus mitos y leyendas, los habitantes ilustres y mucho más. Pero todo eso son historias que contaremos en otra ocasión.
Te puede interesar:
Historia de Azcapotzalco | Fundación y Tezozómoc
Restaurantes que debes visitar en Azcapotzalco
Cuando la Unidad Habitacional El Rosario fue moderna y cómo ahora se busca rescatarla