Texto: Gabriela López
La semana pasada en Ecatepec, Estado de México, un profesor violó a una de sus alumnas de 13 años. La citó para hablar de sus calificaciones y abusó de ella en un hotel ubicado en la carretera México Pachuca.
Comúnmente no hay semana en que en los medios no se publique algún caso abuso sexual, en donde los menores de edad son las principales víctimas de estos actos.
A finales del año pasado, un estudio realizado por el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, a casi 100 casos de violencia sexual, estableció que el 80% de personas que sufren este abuso son menores de edad. En las niñas el 35% tienen una edad de 6 y 11 años; y un 28 % van de los 2 a 5.
Para el caso de los niños, la edad principal de las víctimas de violación está entre los 2 y 5 años, con un 36%; seguido de los 6 a1 con un 29%. En términos generales, el 28% de abuso sexual corresponde a los adolescentes de 13 a 17 años.
En la mayoría de los casos, los abusadores son conocidos del menor, los padrastros y abuelos son los que mayor porcentaje tienen de realizar este delito con el 15% de los reportes; seguido por tíos (13%), padres (11%), primos (10%), maestros (7%) y hermanos (3%). Y solamente el 18%, es de abusos cometidos por desconocidos.
El principal lugar donde ocurren estos actos es en las casas de las víctimas con un 69% mientras que a las escuelas les corresponde un 8%.
Por este tipo de casos , existe un Protocolo de Atención y Prevención de la Violencia Sexual, realizado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) el cual, recomiendan realizar una estrategia de auto-cuidado para niños, niñas y adolescentes, como una herramienta preventiva ante cualquier situación de maltrato y abuso sexual.
Explican que es necesario desarrollar en ellos aprendizajes que ayuden a generar factores de protección ante cualquier peligro tales como:
• Conocimientos sobre sexualidad y afectividad.
• Expresión adecuada de afectos.
• Fomentar la autoestima.
• Resolución pacífica de los problemas.
• Aprender a poner límites con relación a padres, madres y otro tipo de personas adultas.
• Identificar a las personas de confianza dentro y fuera de la familia.
Además comentan que es importante quitar del contexto de la sexualidad los sentimientos de culpa y vergüenza, favoreciendo a la comunicación abierta de este tema.
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