México ignora la ola de muertes por coronavirus en la Ciudad de México. De acuerdo con un análisis del periódico estadounidense New York Times (NTY), son más de tres veces las personas que pueden haber muerto por Coronavirus. Esto supera a lo que muestran las cifras oficiales.
Esto de acuerdo con testimonios confidenciales de funcionarios y datos revisados por NYT. Algunos gobiernos han intentado aclarar estas cifras para informar las oficiales y que se haga público el verdadero número de víctimas del virus.
De acuerdo con el NYT, Médicos de los hospitales aseguran que en la Ciudad de México están ocultando la realidad de la epidemia. En algunos, los fallecidos están en el suelo, tenidos sobre colchones.
Las personas mayores están apoyadas en sillas de metal porque no hay suficientes camas, mientras que los enfermos rechazados buscan espacio en hospitales menos especializados. Muchos mueren en el trayecto, de acuerdo con lo que aseguran varios médicos al diario estadounidense.
Reporta que uno de los hospitales es el Belisario Domínguez, donde trabaja la doctora Giovanna Avila “es como si los médicos viviéramos en dos mundos diferentes”, dijo. “Uno está dentro del hospital con pacientes muriendo todo el tiempo. Y la otra es cuando salimos a las calles y vemos gente caminando, sin saber lo que está sucediendo y lo grave que es realmente la situación”, declaró a NYT.
Hasta este jueves 7 de mayo, las cifras oficiales eran de más de 2 mil 900 muertos por el virus y enfermedades respiratorias graves, sospechosas de estar relacionadas con el coronavirus. A nivel nacional el gobierno ha informado que casi 250 sospechosos están relacionados con el virus, en un país de más de 120 millones de personas.
Los expertos consultados por el medio estadounidense dicen que México tiene un sentido mínimo de la escala real de la epidemia porque está haciendo pruebas a muy pocas personas. Solo 0.4 de cada mil personas en México se hacen la prueba de coronavirus.
Esta es, por mucho, la cifra más baja de las docenas de naciones en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en promedio hace 23 pruebas por cada mil personas. En respuesta a estos estudios, el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, publicó en su cuenta de Twitter que el gobierno no oculta información sobre contagios o fallecimientos por Covid-19.
“Las cifras de casos que presentamos todos los días son productos del trabajo de decenas de científicos y nuestra política es de datos abiertos y transparencia total”, publicó. Y fue retomado por el gobierno de la Ciudad de México.
El @GobiernoMX no oculta información sobre contagios o fallecimientos por #COVID19, como suponen algunos medios.
Las cifras de casos que presentamos todos los días son producto del trabajo de decenas de científicos y nuestra política es de datos abiertos y transparencia total— Jesús Ramírez Cuevas (@JesusRCuevas) May 8, 2020
“Se está aplanando la curva”
“Hemos aplanado la curva”, dijo Hugo López- Gatell. Pero el gobierno no ha respondido a las preguntas sobre las muertes en la Ciudad de México. También negó las solicitudes hechas para identificar los fallecimientos relacionados con enfermedades respiratorias desde enero, diciendo que los datos estaban incompletos.
Algunos gobiernos estatales están sacando conclusiones similares: que los datos presentados por el gobierno no reflejan la realidad. En la CDMX las dudas comenzaron hace un mes, cuando la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, comenzó a sospechar que los datos federales y los modelos sobre la epidemia eran defectuosos.
Ella ya había ordenado a su personal que llamara a todos los hospitales públicos en la Ciudad de México para preguntar sobre todas las muertes confirmadas y sospechosas de coronavirus. Así lo confirmó también Eduardo Clark, Director General de la Agencia Digital en la CDMX, quien afirmó en una entrevista radiofónica que cada noche llaman a los hospitales públicos para conocer el número de ingresos y fallecimientos por coronavirus.
De acuerdo con NYT, en la última semana esos datos arrojaron que las muertes fueron más de tres veces las reportadas por el gobierno federal. Pero Sheinbaum ha estado renuente a avergonzar públicamente al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Incluso, la jefa de gobierno y el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo, impusieron como medida obligatoria el uso de cubrebocas en las calles y el transporte público del Valle de México. Esto a pesar de la prohibición de Hugo López-Gatell.
Con pruebas tan limitadas y dudas sobre los modelos del gobierno, los expertos dicen que las estimaciones federales de cuánto el país alcanzará su punto máximo, cuánto durará la epidemia y qué tan grave será el daño, no son confiables. El modelo que está utilizando el país supone que solo el 5% de la población infectada muestra síntomas y solo el 5% de esos pacientes irán al hospital.
“Su modelo está equivocado”, dijo Laurie Ann Ximénez-Fyvie, doctora en Harvard, agregando que los casos sintomáticos y severos podrían ser mayores. Otros expertos han cuestionados las suposiciones de México sobre qué tan rápido pasará la epidemia.
Muestra un aumento en las infecciones, seguido de una fuerte disminución. Pero en casi ningún otro país del mundo ha habido un rápido descenso después de un pico. “Hay una larga cola para la curva, y la cantidad de muertes no cae a cero en ningún momento en el futuro cercano. El gráfico que están usando es inconsistente con las formas de la curva en otros países”, dijo Nilanjan Chatterjee, profesora del departamento de bioestadística de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.
Más de 600 mil contagios
De acuerdo con el diario español El País, los infectados por el virus rondarían entre los 620 mil y 730 mil contagios de quienes permanecen asintomáticos o con síntomas leves. Muchos especialistas consideran que existe una falta de transparencia en algunos datos que, si fueran públicos, tendrían más claridad a la forma de actuar de las autoridades.
El gobierno de México defiende que su modelos de vigilancia epidemiológica ha sido útil hasta para tomar decisiones de mitigación y ha optado por otro para tener un mayor control de las necesidades hospitalarias en la Fase 3. Hasta hace unas semanas ofrecía una aproximación realizada con el sistema Centinela de vigilancia epidemiológica, utilizado en administraciones anteriores.
José Luis Alomía, Director General de Epidemiología, explica que hay un “modelo matemático” distinto al Centinela. Explica que fue desarollado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) Y, científicos matemáticos con experiencia epidemiológica que permiten saber en qué fechas aproximadas en Cancún, Tijuana, Villahermosa o la Ciudad de México, por ejemplo, se darán los picos epidémicos e incrementará la demanda de hospitalización.
“El hecho de poder estimar una carga total a nivel nacional pierde la utilidad, porque no ayuda. Ahora ya no son estimaciones con base en lo ocurrido sino a futuro”, dice Alomía. Argumenta esta falta de información por las características del sistema de información sobre mortalidad, que “se basa en los certificados de defunción” elaborados por cada médico que confirma un fallecimiento.
Además especifica que “no existe neumonía atípica” en el catálogo de causas (porque es una “observación clínica” que evalúa que dicha neumonía se parece a las conocidas), sí existe la tipificación como sospechoso de coronavirus si cumple con síntomas, pero tiene que pasar un “proceso de dictaminación clínico”. Al preguntarle en qué consiste y cómo funciona este sistema matemático argumentó que “es propiedad intelectual de CONACYT”, y por ahora no es público.
Otra manera de estimar el número de casos se basa en la asunción de que es menos probable que se pase por alto un fallecido por covid 19 que un caso leve. Matemáticos y epidemiólogos de London School of Hygiene and Tropical Medicine proponen la siguiente aproximación, partiendo de una tasa de letalidad por caso (porcentaje de personas infectadas que fallecen) estimada para el virus con base en estudios existentes, compara esta con el resultado de dividir muertos detectados entre casos detectados en un país determinado.
La diferencia entre ambos porcentajes da una idea de hasta qué punto el denominador de la división (los casos) está sub representado. Si hubiera datos públicos oficiales de mortalidad por causas para 2020 en el país, sería posible identificar a los fallecidos por síntomas similares a coronavirus y reproducir el ejercicio de comparación con la media de años anteriores.
Pero el INEGI solo publica sus informes de mortalidad de manera anual, 2018 es la única referencia posible. El gobierno mexicano ha transmitido la sensación de que calcular el tamaño de la epidemia no es una prioridad. Pero una parte importante de los ciudadanos, además de la comunidad científica, sigue aspirando a tener una estimación sobre la magnitud.
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