Solidaridad entre las pequeñas islas y sentido común climático
Para los pequeños Estados insulares, el cambio climático ya es una amenaza existencial, que ofrece un anticipo de los tipos de riesgos que aguardan a miles de millones de personas. Al idear inversiones y programas innovadores para apoyar a estas poblaciones vulnerables, los países más ricos pueden crear nuevos modelos que ayuden a todos.
LUXEMBURGO – Si bien las iniciativas para mitigar el cambio climático y adaptarse a él seguirán siendo una prioridad internacional máxima durante las próximas décadas, los riesgos más urgentes del calentamiento global exigen una acción inmediata y nuevas ideas. Como dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el Foro de las Islas del Pacífico celebrado en Tonga el mes pasado: “Si salvamos el Pacífico, salvaremos el mundo”.
Desde que se firmó el acuerdo climático de París hace ocho años, se han logrado grandes avances para crear una economía más sostenible, con nuevas soluciones tecnológicas que permiten a los países mantener un fuerte crecimiento y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de dióxido de carbono. Los gobiernos, las empresas y los hogares están cada vez más decididos a apoyar las inversiones en materia climática. La energía renovable se está convirtiendo en la primera opción de las empresas para la generación de electricidad. La innovación está impulsando la competitividad de las alternativas ecológicas y las instituciones financieras están destinando más de un billón de dólares cada año a proyectos ecológicos.
En este contexto, la clave del éxito será una acción sostenida y concertada a nivel mundial. Sin embargo, el progreso ha sido demasiado lento para las regiones más vulnerables del mundo. Para las personas que viven en islas pequeñas y luchan contra el aumento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y el calentamiento de los océanos, el cambio climático ya es una amenaza existencial. A pesar de su mínima huella de carbono, estas regiones están en la primera línea del problema. Sus desafíos de hoy se convertirán en las crisis mundiales del mañana.
Para las islas pequeñas, la adaptación es fundamental. Los Estados insulares del Caribe y del Pacífico, junto con partes de América Latina, África y Asia, enfrentan problemas climáticos mucho más graves que otras partes del mundo. También son más vulnerables financieramente. Ya sea que pidan préstamos para recuperarse de desastres naturales o inviertan para fortalecer su resiliencia al cambio climático, se enfrentan a tasas de interés más altas, y estos costos adicionales se producen a expensas de las inversiones en salud y educación.
Como líder mundial en ayuda humanitaria y para el desarrollo, la Unión Europea es uno de los socios más cercanos que tienen los pequeños Estados insulares y otras regiones vulnerables en la lucha contra el cambio climático. En el marco de la estrategia de inversión Global Gateway de la UE , hemos puesto nuestro dinero en práctica, porque nuestro compromiso refleja tanto una solidaridad genuina como sentido común. Sabemos que los costos de una transición verde desordenada superarían con creces los costos de invertir en adaptación y mitigación del cambio climático en este momento. Los cambios graduales y creíbles que implementemos hoy son los que nos ahorrarán el enorme daño económico, social y ambiental que causaría un cambio climático descontrolado.
Algunos ejemplos recientes ilustran nuestro compromiso. En Kiribati, un pequeño Estado insular del Pacífico central, el aumento del nivel del mar puede hacer que muchas islas sean inhabitables en unas pocas décadas. Por ello, la UE y su brazo financiero, el Banco Europeo de Inversiones, están trabajando con el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales para estudiar la posibilidad de construir un nuevo puerto marítimo que ayude a reubicar a las personas de las islas más pequeñas en zonas más seguras. Estos proyectos pueden ser un faro de esperanza para las poblaciones vulnerables de todo el mundo.
En el Caribe, donde las violentas tormentas y el aumento de las temperaturas están poniendo a prueba la infraestructura hídrica y los mares y ecosistemas marinos circundantes, un programa de gestión del agua y océanos limpios respaldado por la UE proporcionará apoyo especializado para poner en marcha proyectos hídricos en 15 países caribeños. Esta labor mejorará la seguridad hídrica, el saneamiento, la gestión de los residuos sólidos y la protección contra las inundaciones, además de ayudar a preservar nuestros océanos.
La UE y el BEI también están aunando recursos para transformar la forma en que Cabo Verde (un país insular frente a la costa de África occidental) utiliza y produce energía. Este ambicioso proyecto contribuirá al plan del gobierno de eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2040. Al centrarse en la energía renovable y el almacenamiento, reducirá la contaminación y beneficiará significativamente al sector hídrico de Cabo Verde, que depende en gran medida de la desalinización, un proceso que consume mucha energía. Con amplios beneficios ambientales y económicos, estas inversiones convertirán a Cabo Verde en un modelo de desarrollo sostenible en toda la región.
Por último, en Barbados, estamos apoyando inversiones para ayudar a hacer frente a inundaciones y huracanes. Un proyecto, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo, mejorará el tratamiento de aguas residuales y la gestión de las aguas subterráneas, y también estamos apoyando un sistema de reciclaje de aguas residuales para uso agrícola. Para hacer posibles estas inversiones, estamos financiando un programa de “conversión de deuda a cambio climático” que responde a las necesidades financieras particulares de Barbados en el mercado de bonos.
Estos proyectos demuestran cómo se puede brindar un apoyo significativo a los pequeños Estados insulares. El programa Global Gateway no solo ayuda con la adaptación y la seguridad hídrica, sino también con la energía renovable, la innovación digital, la educación, la atención de la salud y el transporte ecológico.
En cada caso, debemos pensar de manera diferente, porque nos enfrentamos a desafíos que ninguno de nosotros ha visto antes. Abordar el cambio climático es la misión más importante de nuestro tiempo, y la innovación y las nuevas ideas son esenciales. Si trabajamos juntos para implementarlas, ofreceremos un mundo mejor para las poblaciones más vulnerables del mundo y para todos nosotros.
LUXEMBURGO – Si bien las iniciativas para mitigar el cambio climático y adaptarse a él seguirán siendo una prioridad internacional máxima durante las próximas décadas, los riesgos más urgentes del calentamiento global exigen una acción inmediata y nuevas ideas. Como dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el Foro de las Islas del Pacífico celebrado en Tonga el mes pasado: “Si salvamos el Pacífico, salvaremos el mundo”.
Desde que se firmó el acuerdo climático de París hace ocho años, se han logrado grandes avances para crear una economía más sostenible, con nuevas soluciones tecnológicas que permiten a los países mantener un fuerte crecimiento y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de dióxido de carbono. Los gobiernos, las empresas y los hogares están cada vez más decididos a apoyar las inversiones en materia climática. La energía renovable se está convirtiendo en la primera opción de las empresas para la generación de electricidad. La innovación está impulsando la competitividad de las alternativas ecológicas y las instituciones financieras están destinando más de un billón de dólares cada año a proyectos ecológicos.
En este contexto, la clave del éxito será una acción sostenida y concertada a nivel mundial. Sin embargo, el progreso ha sido demasiado lento para las regiones más vulnerables del mundo. Para las personas que viven en islas pequeñas y luchan contra el aumento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y el calentamiento de los océanos, el cambio climático ya es una amenaza existencial. A pesar de su mínima huella de carbono, estas regiones están en la primera línea del problema. Sus desafíos de hoy se convertirán en las crisis mundiales del mañana.
Para las islas pequeñas, la adaptación es fundamental. Los Estados insulares del Caribe y del Pacífico, junto con partes de América Latina, África y Asia, enfrentan problemas climáticos mucho más graves que otras partes del mundo. También son más vulnerables financieramente. Ya sea que pidan préstamos para recuperarse de desastres naturales o inviertan para fortalecer su resiliencia al cambio climático, se enfrentan a tasas de interés más altas, y estos costos adicionales se producen a expensas de las inversiones en salud y educación.
Como líder mundial en ayuda humanitaria y para el desarrollo, la Unión Europea es uno de los socios más cercanos que tienen los pequeños Estados insulares y otras regiones vulnerables en la lucha contra el cambio climático. En el marco de la estrategia de inversión Global Gateway de la UE , hemos puesto nuestro dinero en práctica, porque nuestro compromiso refleja tanto una solidaridad genuina como sentido común. Sabemos que los costos de una transición verde desordenada superarían con creces los costos de invertir en adaptación y mitigación del cambio climático en este momento. Los cambios graduales y creíbles que implementemos hoy son los que nos ahorrarán el enorme daño económico, social y ambiental que causaría un cambio climático descontrolado.
Algunos ejemplos recientes ilustran nuestro compromiso. En Kiribati, un pequeño Estado insular del Pacífico central, el aumento del nivel del mar puede hacer que muchas islas sean inhabitables en unas pocas décadas. Por ello, la UE y su brazo financiero, el Banco Europeo de Inversiones, están trabajando con el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales para estudiar la posibilidad de construir un nuevo puerto marítimo que ayude a reubicar a las personas de las islas más pequeñas en zonas más seguras. Estos proyectos pueden ser un faro de esperanza para las poblaciones vulnerables de todo el mundo.
En el Caribe, donde las violentas tormentas y el aumento de las temperaturas están poniendo a prueba la infraestructura hídrica y los mares y ecosistemas marinos circundantes, un programa de gestión del agua y océanos limpios respaldado por la UE proporcionará apoyo especializado para poner en marcha proyectos hídricos en 15 países caribeños. Esta labor mejorará la seguridad hídrica, el saneamiento, la gestión de los residuos sólidos y la protección contra las inundaciones, además de ayudar a preservar nuestros océanos.
La UE y el BEI también están aunando recursos para transformar la forma en que Cabo Verde (un país insular frente a la costa de África occidental) utiliza y produce energía. Este ambicioso proyecto contribuirá al plan del gobierno de eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2040. Al centrarse en la energía renovable y el almacenamiento, reducirá la contaminación y beneficiará significativamente al sector hídrico de Cabo Verde, que depende en gran medida de la desalinización, un proceso que consume mucha energía. Con amplios beneficios ambientales y económicos, estas inversiones convertirán a Cabo Verde en un modelo de desarrollo sostenible en toda la región.
Por último, en Barbados, estamos apoyando inversiones para ayudar a hacer frente a inundaciones y huracanes. Un proyecto, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo, mejorará el tratamiento de aguas residuales y la gestión de las aguas subterráneas, y también estamos apoyando un sistema de reciclaje de aguas residuales para uso agrícola. Para hacer posibles estas inversiones, estamos financiando un programa de “conversión de deuda a cambio climático” que responde a las necesidades financieras particulares de Barbados en el mercado de bonos.
Estos proyectos demuestran cómo se puede brindar un apoyo significativo a los pequeños Estados insulares. El programa Global Gateway no solo ayuda con la adaptación y la seguridad hídrica, sino también con la energía renovable, la innovación digital, la educación, la atención de la salud y el transporte ecológico.
En cada caso, debemos pensar de manera diferente, porque nos enfrentamos a desafíos que ninguno de nosotros ha visto antes. Abordar el cambio climático es la misión más importante de nuestro tiempo, y la innovación y las nuevas ideas son esenciales. Si trabajamos juntos para implementarlas, ofreceremos un mundo mejor para las poblaciones más vulnerables del mundo y para todos nosotros.
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/eu-small-island-state-climate-investments-and-development-aid-by-nadia-calvino-and-jutta-urpilainen-2024-09
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