AMHERST – En medio de las presiones inflacionarias y de la agitación geopolítica, el mercado laboral norteamericano está experimentando una transformación importante: los salarios reales, especialmente los de los asalariados de bajos y medianos ingresos, están creciendo con solidez. Esta tendencia marca un cambio radical frente a décadas de una desigualdad cada vez mayor y de salarios estancados, lo que pone en tela de juicio el discurso de pesimismo económico prevaleciente. Por el contrario, refleja un mercado laboral dinámico, impulsado por políticas efectivas destinadas a curar las heridas de la pandemia del COVID-19 y de los subsiguientes shocks económicos.
La evidencia es convincente. En un estudio reciente del cual soy coautor junto con David Autor y Annie McGrew, mostramos que el crecimiento salarial para la mayoría de los trabajadores estadounidenses ha sobrepasado el pico del costo de vida desde el inicio de la pandemia. Datos actualizados revelan que, en el rango de remuneración media, entre el percentil 40 y 60, los salarios ajustados por inflación en diciembre de 2023 eran 3,9% más altos que en diciembre de 2022, y 6,6% más altos que en diciembre de 2019. En datos del establishment se pueden observar alzas similares de los salarios reales.
Un dato importante es que los salarios reales del quintil medio no solo son más altos hoy que antes de la pandemia, sino que también son ligeramente más altos de lo que habríamos esperado en base a las tendencias de 2015-19. En otras palabras, el poder adquisitivo del trabajador norteamericano típico ha crecido al menos tanto como podría haberlo hecho si no hubieran existido los desafíos globales planteados por la pandemia y los conflictos geopolíticos.
Para medir el crecimiento salarial en Estados Unidos durante la pandemia, es esencial considerar el llamado efecto composición. En 2020 y 2021, los cambios salariales promedio fueron provocados no tanto por incrementos en la compensación real sino por cambios en la fuerza laboral. Si bien la pérdida de empleos de baja remuneración en un principio infló el salario promedio, esta cuestión ya se había resuelto, en gran medida, en 2022, cuando las tasas de empleo regresaron a niveles normales, permitiendo comparaciones precisas. Por lo tanto, es más útil comparar los salarios de 2022-23 con el período previo a la pandemia que con 2021.
Sin embargo, si efectivamente queremos comparar los salarios actuales con los de 2021, resulta más esclarecedor comparar los salarios de los mismos individuos en el transcurso del tiempo. Aquí observamos que, en el caso de los asalariados del quintil medio, el crecimiento del salario real durante 2021-22 de alguna manera fue limitado debido a la inflación, con un cambio anual medio de 1,2% y un cambio mediano de -1,1%. Pero la situación ha mejorado significativamente el año pasado, con un cambio medio de 3,3% y un cambio mediano de 1,3%. Crucialmente, sin embargo, debido a los datos limitados, estas mediciones no tienen en cuenta gran parte de las alzas salariales experimentadas por los individuos que reingresaron al mercado laboral en este período y, por lo tanto, minimizan el incremento general de los salarios en toda la economía de Estados Unidos.
Sorprendentemente, el crecimiento salarial más significativo se produjo en el extremo inferior de la escala salarial. Justo antes de la pandemia, el quintil inferior experimentó un incremento del 9% en los salarios reales, comparado con 5-7% para los tres quintiles siguientes, mientras que los precios han aumentado más rápido que los salarios para quienes están en el 20% superior de la distribución de ingresos. Este cambio del crecimiento salarial hacia los trabajadores de ingresos más bajos y medios ha ayudado a abordar las disparidades de larga data, ya que los aumentos salariales de los últimos 50 años han beneficiado desproporcionadamente a los trabajadores de mayores ingresos.
El alza de los salarios de los trabajadores de salarios bajos y medios se puede atribuir a un mercado laboral extraordinariamente ajustado, alimentado por lo que se ha dado en llamar la “Gran Reorganización”. Con una abundancia de ofertas laborales y una competencia feroz por talento, la mayor competencia del mercado laboral empoderó a los trabajadores para dejar empleos malos en busca de empleos mejores. La reubicación de los trabajadores norteamericanos en empleos mejor remunerados desempeñó un rol esencial a la hora de achicar la disparidad entre los asalariados de ingresos bajos y altos, lo que probablemente condujo a un incremento de la productividad. Esto contrasta con el período posterior a la Gran Recesión, cuando este tipo de reubicación fracasó en tanto no se pudo ofrecer respaldo fiscal suficiente.
Asimismo, estas alzas salariales ayudaron a mitigar parte del incremento de la desigualdad que afectó a los trabajadores de bajos y medianos ingresos en las últimas cuatro décadas, borrando prácticamente el 40% del aumento de la brecha salarial entre los percentiles 90 y 10 durante ese período. Curiosamente, los salarios de los trabajadores negros aumentaron marcadamente en comparación con sus pares blancos, revirtiendo una tendencia de cuatro décadas. Y cuando comparamos el crecimiento salarial de los mismos individuos, inclusive durante el brote de inflación de 2021 y 2022, el crecimiento medio de los salarios reales de los trabajadores en los tres quintiles inferiores fue de 6,8% y el mediano, de 1,2%. Los salarios reales crecieron para la mayoría de los trabajadores de medianos y bajos ingresos, inclusive durante el pico de la inflación.
Ahora bien, el auge salarial no era inevitable, De hecho, Estados Unidos es el único país del G7 que experimentó alzas sustanciales de los salarios reales en los últimos años. Mientras que los salarios de los trabajadores norteamericanos han aumentado 2,8% desde fines de 2019, los trabajadores en otras economías importantes han enfrentado un crecimiento salarial estancado o inclusive negativo, que va de un incremento de 0,2% en Canadá a una caída de 9% en Italia.
La trayectoria salarial positiva de Estados Unidos no es casualidad, sino más bien una prueba de la efectividad de las políticas fiscales proactivas implementadas durante la pandemia, particularmente el Plan de Rescate Estadounidense del presidente norteamericano, Joe Biden. Al centrarse en sanear el mercado laboral, Estados Unidos logró recuperar empleos, mitigar los efectos devastadores de la crisis y generar un crecimiento salarial sostenido a pesar de los shocks de precios globales (que, afortunadamente, están cediendo).
Por cierto, nuestra investigación muestra que el mercado laboral ajustado desempeñó un rol crucial a la hora de garantizar que el crecimiento salarial superara a la inflación. Estas conclusiones apuntan a la importancia de las políticas destinadas a mejorar un contexto ajustado durante este período y subrayan la efectividad de la estrategia macroeconómica de la administración. Mientras que algunos observadores han sido críticos de la respuesta fiscal defendida por Biden, la resiliencia del mercado laboral estadounidense, con un crecimiento tanto de los empleos como de los salarios aún frente a una caída marcada de la inflación, muestra que los beneficios de la recuperación ágil del mercado laboral han compensado los costos.
Sin duda, la inflación de precios ha tenido un efecto más pronunciado en las familias de bajos ingresos que en sus pares de ingresos más altos en los últimos cuatro años. Pero aun teniendo en cuenta estas diferencias, sigue siendo evidente que los trabajadores de menores salarios experimentaron un incremento significativamente mayor del salario real.
Si bien todavía persisten desafíos serios, las políticas que promueven el pleno empleo -como aquellas implementadas por esta administración- han sido cruciales a la hora de fomentar el crecimiento de los salarios y reducir las disparidades salariales. En tanto nos acercamos a la elección presidencial de Estados Unidos en noviembre, es vital reconocer las políticas económicas que han revitalizado el mercado laboral y mejorado las perspectivas salariales de los trabajadores.
Algunas de las estimaciones y de los datos relacionados en este comentario se analizan aquí.
Arindrajit Dube, profesor de Economía en la Universidad de Massachusetts Amherst, es investigador asociado en NBER, investigador asociado en el Instituto de Economía Laboral e investigador afiliado en la Iniciativa Shaping the Future of Work del MIT.
Ahora bien, el auge salarial no era inevitable, De hecho, Estados Unidos es el único país del G7 que experimentó alzas sustanciales de los salarios reales en los últimos años. Mientras que los salarios de los trabajadores norteamericanos han aumentado 2,8% desde fines de 2019, los trabajadores en otras economías importantes han enfrentado un crecimiento salarial estancado o inclusive negativo, que va de un incremento de 0,2% en Canadá a una caída de 9% en Italia.
La trayectoria salarial positiva de Estados Unidos no es casualidad, sino más bien una prueba de la efectividad de las políticas fiscales proactivas implementadas durante la pandemia, particularmente el Plan de Rescate Estadounidense del presidente norteamericano, Joe Biden. Al centrarse en sanear el mercado laboral, Estados Unidos logró recuperar empleos, mitigar los efectos devastadores de la crisis y generar un crecimiento salarial sostenido a pesar de los shocks de precios globales (que, afortunadamente, están cediendo).
Por cierto, nuestra investigación muestra que el mercado laboral ajustado desempeñó un rol crucial a la hora de garantizar que el crecimiento salarial superara a la inflación. Estas conclusiones apuntan a la importancia de las políticas destinadas a mejorar un contexto ajustado durante este período y subrayan la efectividad de la estrategia macroeconómica de la administración. Mientras que algunos observadores han sido críticos de la respuesta fiscal defendida por Biden, la resiliencia del mercado laboral estadounidense, con un crecimiento tanto de los empleos como de los salarios aún frente a una caída marcada de la inflación, muestra que los beneficios de la recuperación ágil del mercado laboral han compensado los costos.
Sin duda, la inflación de precios ha tenido un efecto más pronunciado en las familias de bajos ingresos que en sus pares de ingresos más altos en los últimos cuatro años. Pero aun teniendo en cuenta estas diferencias, sigue siendo evidente que los trabajadores de menores salarios experimentaron un incremento significativamente mayor del salario real.
Si bien todavía persisten desafíos serios, las políticas que promueven el pleno empleo -como aquellas implementadas por esta administración- han sido cruciales a la hora de fomentar el crecimiento de los salarios y reducir las disparidades salariales. En tanto nos acercamos a la elección presidencial de Estados Unidos en noviembre, es vital reconocer las políticas económicas que han revitalizado el mercado laboral y mejorado las perspectivas salariales de los trabajadores.
Algunas de las estimaciones y de los datos relacionados en este comentario se analizan aquí.
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/us-tight-labor-market-result-of-worker-friendly-policies-by-arindrajit-dube-2024-02/spanish
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