Autores: JASON HSU y RICHARD Y.K. CHEN
TAIPEI – La conectividad a Internet es un salvavidas, aunque frágil, para Taiwán. Un reciente juego de guerra organizado en Taipei con expertos de los sectores militar, tecnológico, académico y gubernamental sugirió que, en caso de bloqueo chino, la isla sería especialmente vulnerable a un corte de las comunicaciones.
La amenaza a la infraestructura digital de Taiwán se hizo patente en febrero, cuando buques marítimos chinos cortaron dos cables submarinos que conectaban la isla con Matsu, un diminuto archipiélago que pertenece a Taiwán pero está situado frente a la costa china. El corte, que duró meses, privó a los residentes de acceso a Internet y dejó a Matsu, que alberga una base militar estratégica, expuesta a ataques. Los cables dañados también expusieron la vulnerabilidad del gigante tecnológico estadounidense Google, que tiene un centro de datos en la costa occidental de Taiwán.
En la actualidad, 15 cables submarinos conectan Taiwán con las telecomunicaciones mundiales. Una invasión china o un bloqueo prolongado podrían aislar a la isla del mundo, con consecuencias para la economía y los mercados financieros mundiales. También podría amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados regionales, incluido Japón. Por ello, el gobierno taiwanés debe centrarse en reforzar las capacidades de comunicación y garantizar una conectividad a Internet sólida y fiable.
Una posible solución es contratar los servicios de Starlink, el sistema móvil de Internet por satélite operado por SpaceX, la empresa de cohetes de Elon Musk. Algunos sostienen que Musk, que también es propietario de Twitter (ahora llamada X), es el hombre más poderoso de Internet; otros lo describirían como el más errático. Starlink, pieza clave del imperio empresarial de Musk, proporciona conectividad a Internet en todo el mundo a través de sus más de 4.500 satélites de órbita terrestre baja.
Poco después de que Rusia invadiera Ucrania, Musk permitió que sus satélites emitieran en el país de forma gratuita y donó miles de terminales Starlink al gobierno de Kiev, ayudándole a sortear el ataque ruso a la infraestructura de telecomunicaciones ucraniana. Desde entonces, Starlink se ha convertido en una herramienta esencial del ejército ucraniano, permitiéndole recabar información sobre los últimos movimientos de tropas rusas y comunicarse de forma segura con sus socios de la OTAN.
Pero aunque Musk fue considerado un héroe al principio de la guerra, los dirigentes gubernamentales están cada vez más en deuda con sus caprichos. El año pasado, Musk desactivó Starlink cerca de la costa de Crimea para frustrar un ataque de drones ucranianos contra barcos rusos, argumentando en un texto al entonces viceprimer ministro Mykhailo Fedorov que el país estaba “yendo demasiado lejos e invitando a una derrota estratégica.”
Utilizar el Starlink de Musk para acceder a Internet y conectarse con el mundo exterior podría resultar problemático para Taiwán. En primer lugar, depender únicamente de Starlink significa que cualquier fallo sistemático o compromiso de los datos podría ser irreversible. En segundo lugar, Musk se ha identificado explícitamente como “prochino” e incluso ha sugerido que Taiwán debería convertirse en una “zona administrativa especial” de la República Popular, similar a Hong Kong. En tercer lugar, Musk tiene importantes intereses comerciales en China: Tesla, la empresa de vehículos eléctricos de Musk, tiene su centro de fabricación más productivo en el país, que es también el mayor mercado mundial de vehículos eléctricos.
Por todo ello, en caso de conflicto militar entre China y Taiwán, nada garantiza que Musk no acceda a las exigencias de China. Sin un control soberano de sus datos, incluidos los flujos de datos y su almacenamiento, la seguridad nacional de Taiwán estaría en peligro.
Para protegerse, Taiwán -que ya es líder mundial en la cadena de suministro de semiconductores- debe desarrollar capacidades autóctonas en comunicaciones y tecnologías por satélite. Mediante la integración y consolidación de recursos, el gobierno taiwanés podría establecer y mantener el control de asociaciones público-privadas capaces de aumentar rápidamente su capacidad en caso de guerra. El gobierno también debería racionalizar el proceso de adquisición para facilitar que las empresas de nueva creación trabajen con los contratistas de defensa.
Mientras el Fondo Nacional de Desarrollo de Taiwán invierte en tecnologías de satélites e infraestructuras de comunicaciones críticas, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Asuntos Digitales deberían trabajar con la Agencia Espacial de Taiwán para intercambiar inteligencia y establecer un sistema de escudo de defensa con socios como Japón, Corea del Sur, Filipinas y Australia. Taiwán necesita lanzar 120 satélites para garantizar una cobertura de reserva ininterrumpida, pero los responsables políticos van contrarreloj y deben aprovechar el apoyo de los aliados.
El gobierno estadounidense, por su parte, debería considerar la posibilidad de destinar parte de los fondos previstos por la Ley CHIPS y la Ley de Autorización de la Defensa Nacional a codesarrollar con Taiwán la tecnología de comunicaciones por satélite y los chips semiconductores correspondientes. Además, como parte de su estrategia Indo-Pacífica, EEUU debería tomar la iniciativa en el establecimiento de esta alianza, formando grupos de trabajo, estableciendo estándares tecnológicos y organizando intercambios de alto nivel.
La situación de Taiwán no es totalmente análoga a la de Ucrania. A diferencia de Ucrania, que comparte una larga frontera terrestre con Rusia, Taiwán está separada de China por los mares notoriamente agitados del estrecho de Taiwán. Además, Taiwán importa más del 90% de su energía, lo que significa que un bloqueo paralizaría rápidamente la economía de la isla, además de amenazar la seguridad de sus vecinos y de la región Indo-Pacífica en general.
Una interrupción de la conectividad de Taiwán a Internet podría convertirse fácilmente en una crisis mundial. A medida que aumentan las tensiones en el estrecho de Taiwán, la seguridad de la isla se convierte en una preocupación geopolítica compartida. Tal vez no sea posible derrotar a China, pero sí superarla. Taiwán y sus aliados deberían empezar a invertir hoy para garantizar que los vínculos de la isla con el mundo exterior sigan siendo sólidos, incluso en el momento más oscuro.
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/taiwan-needs-satellite-internet-backup-by-jason-hsu-and-richard-y-k-chen-2023-09
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