Va por México salió de la tumba el jueves 12 de enero de 2023. Ese día, los dirigentes del PAN, PRI y PRD refrendaron públicamente su reconciliación política para competir con los mismos candidatos por los cargos de elección popular que se disputaran en los procesos electorales de 2023 y 2024.
Aprovecharon para repartirse los principales muñequitos del pastel: al PRI le tocaron las candidaturas a gobernador del Estado de México y Coahuila este año; el PAN sacó el candidato presidencial y el de la jefatura de gobierno de la CDMX en 2024; el PRD saco el muñequito de la supervivencia.
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A pesar de la contradicción conceptual, Va por México propone acabar con la polarización social, que atribuye a AMLO, mediante un soterrado bipartidismo: todos contra AMLO y Morena. Con esta visión estratégica, no solo reconocen implícitamente que la sociedad está dividida en torno a dos visiones contrapuestas de país: de un lado, la de AMLO y su 4T que, guste o no, tiene una propuesta programática específica, y, del otro, la de todos aquellos que les disgusta, teniendo solo bilis y rabia como propuesta.
En su exordio el líder del PAN señaló que se impulsará un “gran acuerdo de coalición de todas las fuerzas opositoras” para corregir el rumbo del país, lamentablemente no explicó qué y cómo se va a corregir y cuál será el nuevo rumbo. Claro aseguró que “se pondrá siempre por delante el interés superior del país”. Lo que debe dar tranquilidad, supongo.
Va por México nos contó sus tres deseos. Primero, desea que su “coalición electoral vaya vinculada a una coalición legislativa que inicie desde la actual legislatura y se comprometa a una agenda común para las siguientes legislaturas”. Se oye bien, desgraciadamente no presentaron su agenda común para las siguientes legislaturas.
Por ello, la incertidumbre hace de las suyas: ¿Van a modificar nuevamente el artículo cuarto constitucional para dejar de regalar dinero a los pobres, que como asegura el PAN, solo produce más pobres y por ello votó en contra de la iniciativa de AMLO? Al respecto, en su peroración el líder del PAN dijo, “vamos a aplicar una política social que sí combata la pobreza y la desigualdad”. Hasta el momento, esa mencionada política social es un misterio, por lo menos hasta ahora.
¿Van a presentar nuevas reformas constitucionales contra la soberanía energética? ¿Van a ampliar los márgenes de intervención de la iniciativa privada a costa de la del Estado? ¿Van a quitar el presupuesto a las obras emblemáticas del obradorismo, como Dos Bocas, el Tren Maya o el transístmico? ¿Van a cerrar el AIFA, como han prometido algunos de sus militantes?
Para evitar que la duda nos atormente y se multipliquen las especulaciones, harían bien en presentar al respetable su agenda común para las siguientes legislaturas. Con ello podrían dar sustento programático a su planteamiento dicotómico: si estás contra AMLO estás con Va por México.
Su segundo deseo es conformar, desde el momento en que conjuraron la resurrección de Va por México, “un bloque legislativo comprometido con el fortalecimiento democrático, el federalismo y la separación de poderes”. En castellano esto significa comprometerse a votar todos juntos en bloque, ya sea a favor o en contra, toda iniciativa que se discuta en el Congreso de la Unión.
¿Significa que, por principio, van a rechazar toda iniciativa o propuesta de nombramiento que presente AMLO? ¿Es una resistencia activa de rechazo permanente? ¿Cuál es la diferencia con el boicot legislativo que plantearon hace tiempo? ¿No es lo mismo, pero si similar? ¿Solo van a presentar iniciativas y propuestas en bloque? Sería recomendable que, para evitar falsas interpretaciones, especificaran qué esperan de su segundo deseo.
Su tercer deseo es que la “postulación de todas las candidaturas de la coalición sean parte de un acuerdo integral y vinculante 2023 y 2024 para los puestos de presidente de la República, gobernadores, presidentes municipales y legisladores federales y locales”. Para matizar este acuerdo, integral y vinculante, aclararon que es en los casos en que se considere conveniente y, además, pueden participar no militantes.
Me imagino que, en todo caso, el requisito indispensable es estar en contra de AMLO. En mi opinión, este tercer deseo es el más urgente de explicitar puntualmente, so pena de provocar una desbandada de panistas, priistas y perredistas. Hasta donde entiendo, las personas que ingresan a alguna formación política no sólo lo hacen por convicción ideológica, sino también por las ganas de aportar su granito de arena para mejorar el país desde cualquier trinchera de elección popular que se presente.
Al señalar que el reparto de candidaturas se hará a través de un fantasmal triunvirato, produce incertidumbre en el corazón de los militantes, les quita su principal acicate, acaban con su zanahoria anhelada.
¿Si el PAN va a postular al próximo candidato de Va por México a la presidencia de la República, por ejemplo, que aliciente político le dejan a Del Mazo o a Riquelem para dar un segundo esfuerzo en las campañas electorales del 23? ¿La satisfacción del deber cumplido será suficiente? Es tan delicado este punto que hasta Zambrano tuvo que declarar que se podían revisar los acuerdos que resucitaron a Va por México.
Los demiurgos de Va por México tienen muy claro qué quieren: detener al obradorismo y a la 4T. Pero, al parecer, no tienen claro un rumbo alternativo, ni cómo hacer realidad sus deseos. Acaso piensan que la fórmula del 2000 se puede aplicar 24 años después. Recordemos que Fox sacó al PRI de los Pinos con la propuesta única de sacar al PRI de los Pinos.
En esta ocasión no basta con estar en contra de López Obrador para detener a la 4T. Para empezar ni siquiera AMLO va a estar en las boletas, además el obradorismo apenas tiene cuatro años en el poder frente a los 70 que detentó el PRI y, por si fuera poco, intentar regresar al modelo anterior sería un despropósito social y político.
No se han dado cuenta, o no han querido reconocer, que lo que está en disputa son diversos proyectos de nación, diferentes interpretaciones de la historia, distintas percepciones del mundo, contrapuestas esperanzas sociales.
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Para enfrentar la ilusión del obradorismo necesitan construir y dar cuerpo a un proyecto alternativo de país, con nombre y apellido. Va por México quiere evitar la polarización promoviendo un bipartidismo de facto: integrar un ejército con todos los que están en contra de AMLO para ganarle a quienes lo defienden.
Mientras no les den banderas sociales específicas a sus contras difícilmente van a obtener los resultados esperados. Tal vez por eso Movimiento Ciudadano se mantiene renuente a sumarse con ellos. Hasta este momento no está claro qué es lo que quiere hacer Va por México con el país. A lo mejor simplemente son como Fox, que solo se propuso sacar al PRI de los Pinos y ya. A lo mejor para Va por México es suficiente intentar detener la 4T para asumirse salvador de la patria.