La cascada “velo de novia” está a cinco kilómetros de Valle de Bravo, en el poblado de Tenantongo. Para llegar, hay que ir a Avándaro; después hacer la visita con un guía que conozca la zona. Tiene los espacios ideales para acampar un fin de semana, hay mesas, bancos y asadores para disfrutar un día de campo en medio de la naturaleza. Venden comida, artesanías y pueden rentar caballos para pasear.
Quienes la han visitado comentan que la experiencia es única para estar en contacto con la naturaleza. Recomiendan los recorridos a caballo para las personas que no quieran caminar o busquen otra opción para admirar el paisaje de la zona.
También aseguran que es ideal para que los niños jueguen y corran por el bosque. Además de ser limpio y tener precios accesibles en cuanto a la comida y a las artesanías del lugar.
Está dentro de un parque ecológico del mismo nombre, acondicionado con mesas, bancos, baños y asadores. El área es ideal para practicar senderismo y bicicleta de montaña
La cascada tiene una caída de agua de 35 metros y se alimenta del arroyo San Juan, ambos forman parte del Parque Ecológico Velo de Novia. En temporada de lluvias este velo es más abundante. Hay diversas leyendas respecto a su nombre, una de las más populares es que la caída de agua parece un tul, como el que utiliza una novia el día de su boda.
El sonido del agua hacen que este sitio sea elegido por los citadinos que quieren escapar un rato de la ciudad. Para después disfrutar de una buena comida en el mercado de antojitos mexicanos, donde también venden artesanías.
La zona también es conocida porque en septiembre de 1971, se realizó el Festival Rock y Ruedas de Avándaro, organizado por un grupo de jóvenes para celebrar la vida, la paz, el amor, la ecología y las artes.
Otra de las cascadas no tan conocidas, pero también hermosa, es el Río del Molino. Está a 7 kilómetros del zócalo de Valle de Bravo. Puede observarse desde el mirador del lugar, acompañada de una vegetación formada por helechos, orquídeas y pinos.
Ambas cascadas se formaron hace 150 millones de años, aproximadamente, y para llegar a ellas es necesarios atravesar los bosques de oyamel de la zona. Los lugareños afirman que sus aguas son mágicas, por eso también estas bellezas naturales son tan protegidas y valoradas por los habitantes de la zona.