Desde pagos semanales y hasta propiedades o vehículos son lo que cobra el crimen organizado dentro de las cárceles del Estado de México y la Ciudad de México a los nuevos internos como una cuota por su seguridad dentro del penal y la de sus familiares en el exterior. Funcionarios estatales, asegura el periodista Héctor de Mauleón, están coludidos en esta red de negocios y corrupción.
En su columna Una maquinaria de corrupción ahoga penales del Edomex y la CDMX, Héctor de Mauleón detalla que custodios y comandantes asignados en los centros penitenciarios del Valle de México son parte de grandes redes criminales operadas por reclusos que están protegidos dentro y fuera de las cárceles por grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Corrupción permite a Padrinos de la Cárcel vivir con lujos
“En el Módulo Diamante de Santa Martha Acatitla, de acuerdo con otra denuncia, el poder se encuentra en manos de integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación, a los que Abigael González Valencia, El Cuini, cuñado de El Mencho, “heredó” el imperio que había construido en la zona de máxima seguridad de ese centro de reclusión”, señala el texto.
La investigación del periodista indica que El Cuini se hizo con el control de los teléfonos de caseta y celulares al interior del reclusorio de Santa Martha Acatitla, también del comercio de abarrotes y alimentos, y de la operación de cámaras de vigilancia. Aun cuando fue trasladado al penal de máxima seguridad del Altiplano en 2024, Abigael González dejó a hombres de su confianza manejando estos negocios.
Un artículo del medio especializado Insight Crime señala que El Cuini forma parte de un grupo de élite dentro de los centros penitenciarios de México, caracterizado por los lujos a los que tiene acceso mediante la operación de redes de tráfico, extorsión y corrupción.
“Presos ricos o influyentes en el Reclusorio Norte, de Ciudad de México, conocidos como los “padrinos de la cárcel”, pueden pagar el acceso a un área VIP. Un mínimo de 5 mil pesos mexicanos aseguran la compra de una celda en este exclusivo pabellón, mientras que privilegios adicionales, como televisores, internet y visitas conyugales, pueden adquirirse por separado”, relata el texto.
Llamadas telefónicas con una mujer y un cómplice de Abigael González dadas a conocer en un reportaje de Milenio detallan más sobre cómo se gestionaba el ingreso de modelos y scorts a las cárceles del Valle de México.
Redes de extorsión de prisiones del Edomex
La columna de De Mauleón señala que Nicolás Aguirre Bobadilla, alías El Tigre, y que fungió como coordinador de Módulos Especiales de Seguridad, es uno de los implicados en esta red criminal.
Aguirre Bobadilla estuvo involucrado en los videos que se filtraron en la red en febrero de este 2025, en los que el influencer Fofo Márquez fue golpeado por custodios a su arribo al penal de Barrientos, en Tlalnepantla.
En ese sentido, una investigación del periodista Antonio Nieto señala que la intención de los videos, grabados en abril de 2024, era la de extorsionar a los familiares del influencer con 5 millones de pesos. Por estas acciones, Aguirre Bobadilla fue destituido.
De acuerdo con la información de Antonio Nieto, los videos fueron grabados y expuestos por Óscar Espinoza Mata, alias “El Puma”, otro custodio de Barrientos que era cómplice de Nicolás Aguirre Bobadilla y quien también fue cesado de su cargo.
El periodista señala que Espinoza Mata tomó la decisión de subir las grabaciones a Internet con la intención de recuperar su trabajo.
Negocios millonarios dentro de los penales
Los principales negocios ilícitos que se operan desde las cárceles del Edomex y CDMX son la venta de suministros a los reos, la extorsión, el cobro por recibir visitas y la protección al interior de los centros penitenciarios.
Bienes básicos como medicinas, jabón, ropa, alimentos, papel higiénico se venden a precios elevados entre los reos. También se comercian celulares, televisiones, consolas de videojuegos y bocinas, mismas que acceden a las cárceles con ayuda de custodios coludidos.
Un reportaje de Proceso señala que, en el caso de las visitas, una familia puede pagar hasta 5 mil pesos al mes solamente para que le den “permiso” de ver a uno de los reclusos unos cuantos minutos a la semana. Las cuotas aumentan si le lleva víveres o algún artículo de higiene o entretenimiento.
El dinero de las cuotas es recolectado por los custodios y pasa a manos de los operadores de los grupos criminales, quienes a su vez dan una parte de las ganancias a los altos mandos dentro de la cárcel para permitirles operar el negocio, indica la columna de Héctor de Mauleón sobre este tema en particular.