Las letras hispanas y el mundo literario en general están de luto por el fallecimiento del escritor peruano Mario Vargas Llosa, el pasado 13 de abril a la edad de 89 años. Galardonado con prácticamente todos los premios y reconocimientos a que un narrador puede aspirar, incluido el Premio Nobel de Literatura, recibido en 2010., nos parece obligado dedicarle esta colaboración haciendo un breve recorrido de su vida y de su trayectoria literaria desde mi gusto particular.
Como muchos de sus lectores, descubrí a Vargas Llosa con la lectura de su primera novela La ciudad y los perros (1962), en la que el autor narra sus experiencias en la escuela militarizado en la que fue internado por decisión de su padre. De esta obra me impactó la agresividad que privaba en este tipo de instituciones y que se recrea de manera magistral a lo largo del texto. “¿Tú no has peleado nunca? Dice Alberto. / No. Antes. / Es por eso que está fregado —dice Alberto—. Todo el mundo sabe que tienes miedo. Hay que trompearse de vez en cuando para hacerse respetar. Si no, estás reventado en la vida. / Yo no voy a ser militar. / Yo tampoco. Pero aquí eres militar aunque no quieras. Y lo importante en el Ejército es ser bien macho, tener unos huevos de acero. ¿comprendes? O comes o te comen, no hay más remedio.”
Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, en 1936, en el seno de una familia de clase media, y más tarde se trasladó a Lima, donde obtuvo su formación universitaria. Emigró a Europa con el apoyo de una beca para cursar estudios de posgrado. Allá publicó su primera novela —ya citada— con la que obtuvo el Premio Biblioteca Breve de la editorial española Seix Barral. A partir de entonces se dedica preferentemente a la creación literaria de más de una veintena de novelas; más de treinta ensayos sobre novelística y temas afines; así como obras de teatro; además de colaboraciones periodísticas en revistas especializadas de Europa y América Latina.
La tía Julia y el escribidor (1977) es otra de sus novelas en la que relata parte de su vida personal y afectiva en su primera juventud, y que resulta de lo más interesante por su estilo directo y desenfadado para evidenciar los prejuicios y las relaciones interpersonales en el seno familiar de la época. “Recuerdo muy bien el día que me habló del fenómeno radiofónico porque ese mismo día, a la hora del almuerzo, vi a la tía Julia por primera vez (…) Recién divorciada, venía a descansar y a recuperarse de su fracaso matrimonial. En realidad, a buscar oro marido, había dictaminado, en una reunión de familia, la más lenguaraz de mis parientes, la tía Hortensia.”
Los temas políticos también fueron de interés para Vargas Llosa, al grado de que en la década de los noventa aceptó la candidatura a la presidencia de Perú por la coalición política de centroderecha Frente Democrático, contienda que perdió frente al candidato del partido Cambio 90, Alberto Fujimori. Esta experiencia quedó plasmada en su texto autobiográfico El pez en el agua (1993).
En el ámbito literario, sus incursiones en la recuperación de personajes políticos diversos propiciaron la publicación de novelas históricas muy bien logradas. Por ejemplo, La fiesta del Chivo (2000), en la que se ocupa del general Trujillo, apodado “el Chivo”, dictador que gobernó con mano de hierro República Dominicana en la década de los sesenta del siglo XX. “La desaparición de José Almoina fue apenas una, en la larga secuencia de brillantísimas operaciones realizadas por el coronel, o dejaron lisiados o malheridos a docenas de exiliados, ente los más vociferantes, en Cuba, México, Guatemala, New York, Costa Rica y Venezuela. (…) Desde tiempo atrás, se habituó a responsabilizar de esas caídas a Trujillo. La Bestia tenía la culpa de que tantos dominicanos buscaran en putas, borracheras y otros descarríos cómo aplacar el desasosiego que les causaba vivir sin un resquicio de libertad y dignidad, en un país donde la vida humana nada valía.”
Los relatos eróticos no fueron ajenos a la pluma del Nobel de Literatura 2010, aunque quizás con resultados menos afortunados, desde mi particular perspectiva. Es el caso de su novela Travesuras de la niña mala (2006), en la que se narra una extraña relación de pareja, en la que la atracción sexual parece ser el atractivo principal —aunque insuficiente— para que tal vínculo se consolide. “Salomón Toledano se jactaba de hablar doce lenguas y poder interpretarlas todas en las dos direcciones (…) mi amistad con él nació de veras en la época en que, una vez más en la vida, perdía el contacto con la niña mala. (…) También esta vez estuve seguro de que nunca volvería a saber de ella. Como las veces anteriores, me hice el firme propósito, a mis treinta y ocho años, de enamorarme de alguien menos evasivo y complicado, una chica normal, con la que pudiera tener una relación normal sin sobresaltos, acaso casarme y tener hijos. Pero, no ocurrió así, porque en esta vida rara vez ocurren las cosas como los pichiruchis las planeamos.”
La producción literaria de Mario Vargas Llosa es amplia y variada, ya que su primera novela Los Jefes (1959), la publicó a los 23 años de edad y, la última, Le dedico mi silencio (2023), poco antes de morir. Entre una y otra existe una larga lista de títulos entre los que seguramente encontraremos más de uno que sea de nuestro interés. Leer la obra de este escritor latinoamericano es el mejor homenaje que le podemos hacer. @NohemyGarcaDual
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