El logotipo o emblema del Partido de la Revolución Institucional (PRI) retoma los colores de la bandera de México, que, a su vez, es una derivación de la Bandera Siera, utilizada durante la Guerra de Independencia por un grupo de indígenas de la Sierra de Zongolica, en Veracruz, que lucharon bajo el mando del insurgente Nicolás Bravo.
Desde que se fundó en 1929 como Partido Nacional Revolucionario (PNR), el PRI utiliza los colores de la bandera mexicana, por lo que asumen los mismos valores y significados que se establecieron para el lábaro patrio en el gobierno de Benito Juárez: Verde: Esperanza; Blanco: Unidad y Rojo: la sangre de los héroes nacionales.
El logotipo del partido ha tenido tres versiones, en concordancia con los diferentes nombres que ha tenido la institución: Partido Nacional Revolucionario (PNR); Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y Partido de la Revolución Institucional (PRI).
Los colores se han mantenido prácticamente iguales en las tres variantes, solo hubo cambios en los tonos de rojo y verde. La tipografía también tiene cambios estéticos en las diferentes variantes.
Historia del PRI
El PRI gobernó México por 71 años. Desde que se fundó en 1929 como Partido Nacional Revolucionario (PNR) y hasta el año 2000, ya como Partido Revolucionario Institucional (PRI)14 presidentes emanados de sus filas gobernaron el país.
En sus primeros años, como PNR, el partido institucionalizó las causas de la Revolución Mexicana. Esto trajo cierta estabilidad social y política en México en una época en donde en América Latina eran constantes las dictaduras, los gobiernos militares y los golpes de Estado.
La estabilidad permitió al PNR crecer en alcance y poder sobre líderes rurales, empresarios, políticos, círculos académicos y en la población general que en cada elección votaba por el partido casi por tradición o costumbre.
Por décadas, el PRI tuvo un total dominio de las elecciones nacionales y locales. La mayoría de políticos estaban afiliados al partido y los opositores tenían pocas oportunidades de ganar en las casillas.
Las elecciones en México durante la primera mitad del Siglo XX eran casi un “mero trámite” para el PRI. Desde el gobierno se controlaba toda la organización de los comicios y los candidatos oficialistas recibían todo el apoyo del Estado.
Entre los años de 1940 y 1960, el país atravesó una época de crecimiento económico y desarrollo que fue llamada “el milagro mexicano”. Esto ayudó a consolidar todavía más la hegemonía de los gobiernos del PRI, aunque las décadas siguientes todo comenzó a decaer.
En la década de los 80, hubo fracturas en el PRI que llevaron a muchos grupos a separarse del partido y fundar nuevos institutos políticos para enfrentarlos en las elecciones. El más conocido es el de Cuauhtémoc Cárdenas, quien se postuló como candidato presidencial de la oposición en 1988.
En esas elecciones, la legitimidad del PRI cayó a unos de sus puntos más bajos. Fue la primera vez en la época moderna que se le acusó al gobierno y al partido de haber interferido directamente y de manera fraudulenta en las votaciones para mantenerse en el poder.
Los señalamientos por inconsistencias a favor del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, en lo que se conoce como la caída del sistema, llevaron a la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), en 1990, que se encargaría en adelante de organizar elecciones de manera autónoma y sin intervención del Estado.
Posteriormente, junto con Andrés Manuel López Obrador, Ifigenia Martínez, Herberto Castillo, Porfirio Muñoz Ledo, Gilberto Rincón Gallardo y Amalia García, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas fundó el PRD.
En las elecciones de 1994, el partido oficialista logró ganar una elección más, pero la crisis económica, casos de corrupción y conflictos sociales ocurridos en los sexenios de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, llevaron a que en el año 2000, por primera vez, el PRI perdiera en las casillas.
Sin embargo, en 2012, volvieron a ganar de la mano de Enrique Peña Nieto, cuyo gobierno se caracterizó por una ola de escándalos de corrupción en la que miembros de su gabinete y varios gobernadores priístas fueron señalados.
En 2020, el PRI se alió con el PAN y PRD para poder mantener fuerza política de cara a las elecciones de 2021. A partir de ese momento, fueron perdiendo gubernaturas, alcaldías y espacios en el congreso frente a Morena.
En este 2024, por primera vez en su historia, el PRI apoya a una candidata presidencial mujer, que, además, no es militante de su partido.
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