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Dos años y medio de fiera defensa de su patria dejan suficientemente claro que los ucranianos nunca se someterán a la tiranía rusa. Pero a pesar de su resistencia, la brutal guerra agresora de Putin continúa. Si los aliados de Ucrania no muestran la determinación necesaria, el conflicto puede prolongarse por años y debilitar la estabilidad europea.
Además, una Rusia cada vez más militarista es una amenaza no sólo para Ucrania sino para el mundo entero, y las consecuencias pueden ser catastróficas. La guerra rusa ya ha tenido repercusiones en todo el mundo; ha provocado un encarecimiento de la energía y de los alimentos y pone en entredicho la seguridad nuclear. Violando principios fundamentales del derecho internacional, Rusia ha desestabilizado el orden mundial.
Para alcanzar la paz, los aliados de Ucrania deben lograr que Putin entienda que no puede dictar sus términos. Un modo de hacerlo es generar apoyo global a un acuerdo de paz basado en los principios fundamentales del derecho internacional, fortalecer la posición de Ucrania en el campo de batalla, ofrecer garantías de seguridad a largo plazo y trazar una ruta clara hacia el ingreso del país a la OTAN.
Mientras Putin quiere prolongar la guerra, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski persigue en forma activa una paz sostenible. Hace unas semanas reunió a representantes de más de noventa países en Suiza para conseguir apoyo a los diez puntos de su fórmula de paz, que además de una retirada total de Rusia, busca fortalecer la seguridad nuclear y hacer frente a las repercusiones ambientales del conflicto.
La presión internacional será crucial para alcanzar un acuerdo, pero una paz duradera también demanda garantías de seguridad claras. Puesto que Rusia, violando tratados y cometiendo crímenes de guerra a gran escala, ha demostrado una y otra vez su desprecio por el derecho internacional y por los derechos humanos básicos, la paz no puede depender solamente de las promesas de Putin. La conclusión de la guerra dependerá de la capacidad de Ucrania para defenderse.
La prioridad inmediata es mejorar la posición de Ucrania en el campo de batalla. Misiles y drones rusos siguen matando a civiles en todo el país, y la mayoría de los ataques se lanzan desde territorio ruso; de modo que Ucrania tiene pleno derecho a emplear armas de largo alcance contra esos objetivos y a ingresar al territorio ruso para prevenir más ataques. Ponerle impedimentos es pedirle que luche con una mano atada. Las fuerzas ucranianas han dado repetidas pruebas de su capacidad para hacer un uso eficaz y responsable de las armas provistas por Occidente. Es hora de que los aliados levanten todas las restricciones a los tipos de armas que entregan al país y a cómo puede usarlas.
Pero además de apoyo inmediato, los aliados de Ucrania deben comprometerse a entregarle equipo militar y recursos financieros mientras los necesite. Ucrania ha recibido garantías de seguridad a largo plazo de más de treinta países, en el contexto del Pacto de Seguridad de Kiev, del que somos coautores. Ahora es el momento de demostrar la efectividad de esas garantías.
En los próximos meses, nos concentraremos en asegurar su cumplimiento. Esto implica supervisar su implementación, evaluar la evolución de las amenazas y resaltar la alineación entre las necesidades de seguridad de Ucrania y la estrategia de defensa general de Europa.
Pero para que Putin no gane la paz no bastan garantías de seguridad. Los aliados de Ucrania deben ampliar su apoyo con medidas como entrenar a las fuerzas ucranianas dentro del país y enviar contratistas civiles o personal militar especializado para la reparación in situ de equipos dañados. Los aliados vecinos pueden crear un escudo de defensa aérea extendido sobre el oeste de Ucrania que intercepte misiles y drones rusos entrantes; esto salvará vidas civiles y permitirá a Ucrania redesplegar al frente sus sistemas de defensa aérea.
Es indudable que cada uno de estos pasos fortalecerá la posición de Ucrania en cualquier negociación futura. Pero en última instancia, la única forma de garantizar paz y seguridad duraderas en Europa es que Ucrania ingrese a la OTAN. Mantener a Ucrania en un limbo entre Rusia y la Alianza sólo alentará más inestabilidad, agresión y violencia. La dirigencia de la OTAN debe actuar con decisión y ofrecer a Ucrania una ruta hacia la membresía. Aunque esto no implica el ingreso inmediato de Ucrania, el mero compromiso de aceptarla en la organización enviará a Putin un claro mensaje de que la guerra que está llevando adelante no servirá para impedir que Ucrania sea miembro de la OTAN en algún momento.
Frente a la Rusia ultramilitarizada y cada vez más revanchista de Putin, Ucrania y sus aliados deben adoptar el antiguo proverbio romano, si vis pacem, para bellum («si quieres la paz, prepárate para la guerra»). En los últimos dos años y medio, el pueblo ucraniano ha demostrado determinación inquebrantable en defensa de su libertad. Pero para lograr una paz duradera, la comunidad internacional debe reunir el valor y la fuerza que se necesitan para apoyarla y mantenerla.
Traducción: Esteban Flamini
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/western-allies-must-show-long-term-commitment-to-ukraine-security-by-anders-fogh-rasmussen-and-andriy-yermak-2024-09/spanish
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