Sin duda alguna, el Museo de geología es uno de los edificios más hermosos y mejor conservados de la Ciudad de México. Ubicado en uno de los frentes de la alameda central de la colonia Santa María La Ribera, cerca de la estación San Cosme de la línea dos del metro, este inmueble también conocido como el “palacio de las ciencias de la tierra”, alberga una importante colección de meteoritos, rocas, restos fósiles de dinosaurios y minerales diversos que, en conjunto, convierten al lugar en una atractiva visita turística para el público en general.
Inaugurado en el año de 1906, este majestuoso edificio de cantera y estilo ecléctico fue concebido desde su origen para ser sede del Instituto Geológico Nacional, apenas creado dos años antes de que se concluyera el inmueble construido ex profeso para albergar al personal científico y administrativo encargado de explorar tanto los recursos minerales del país como los estudios geológicos respectivos.
Hoy en día, la administración del Museo de geología está a cargo de la UNAM, institución que, con el apoyo de jóvenes universitarios de la Facultad de Ciencias, ofrece visitas guiadas a los interesados en conocer este Museo. Esta alternativa resulta muy recomendable utilizarla, ya que vuelve mucho más ameno y placentero el paseo por las distintas salas, pues l@s chic@s a cargo de los recorridos emplean un vocabulario especializado y destacan sólo datos precisos y útiles para que la visita se convierta en una actividad científicamente provechosa.
Desde una perspectiva arquitectónica, el edificio del Museo de geología es atrayente a partir de su fachada, en la que resaltan grabados en alto y bajo relieve alusivos a la fauna y flora marinas y motivos prehispánicos afines a esta temática. De igual manera, se observan las inscripciones de algunas de las principales ciencias de la tierra, a saber: geología, paleontología, geotécnica, química, litología y mineralogía.
En el cuerpo central del inmueble se aprecian tres magníficos arcos de medio punto decorados bajo los cuales se ingresa a las salas de exposición, no sin antes admirar una espectacular escalera de estilo Art Nouveau importada desde la ciudad de Leipzig, Alemania, armada y recubierta en México. La peculiaridad de esta escalera es que se conforma de dos rampas de acceso adornadas con flores y hojas de acanto estilizadas, ambos motivos forjados en hierro. La belleza de esta escalera es uno de los mayores atractivos de este museo.
En cuanto a la óptica museográfica, podemos señalar que el patrimonio y las colecciones en exhibición son de lo más llamativos, en particular, el esqueleto gigante de un mamut con el que nos topamos en la sala principal, y que está formado a partir de doce ejemplares localizados en diversos sitios de la Cuenca de México. En la sala de paleontología también se aprecian distintos fósiles de miles de años de antigüedad que dan idea de cómo eran los antepasados de algunos animales actuales, por ejemplo, el esqueleto de un caballo, entre otros.
Las salas de minerales, de rocas y de meteoritos en conjunto son igualmente cautivadoras si las recorremos con el acompañamiento de un guía del Museo, pues como ya comenté, sus explicaciones y comentarios puntuales estimulan en los visitantes el interés por estos objetos inanimados. Incluso, se llega a generar un diálogo divertido entre el experto que motiva a sus neófitos interlocutores a interesarse y a aprender un poco sobre las diferencias entre una roca, una piedra y las clases de minerales que existen en nuestro territorio.
La planta alta del Museo de geología alberga una colección de diez óleos del paisajista mexicano José María Velasco, los cuales recrean parte de la evolución de la vida sobre la tierra, desde sus orígenes en los mares, hasta la evolución de las plantas, de los mamíferos y del hombre primitivo. Desafortunadamente estas obras plásticas no están abierta al público en los horarios normales de este recinto, sino solamente el último miércoles de cada mes, de seis de la tarde a diez de la noche, cuando se celebra la noche de museos en la Ciudad de México, evento del cual el Museo de geología participa dando acceso al disfrute de las obras de Velasco.
De cualquier forma, conocer y disfrutar el Museo de geología de la UNAM, ubicado en la calle de Jaime Torres Bodet # 176, en el corazón de la colonia Santa María La Ribera, considerado uno de los barrios mágicos de la capital del país, es una opción muy recomendable de entretenimiento para quienes gusten de disfrutar del entorno urbano en el que viven.@NohemyGarcaDual
Lea también:
Rosario Castellanos: mujer de ideas y palabras
La infertilidad, tema de interés literario