El peso mexicano cambia su valor frente al dólar todo el tiempo. A diario, ocurren situaciones en todo el mundo que contribuyen a que su precio suba o baje de manera constante.
Las finanzas del país, así como el panorama político, también influyen en el valor del peso mexicano; aunque es importante señalar que el gobierno federal por sí mismo no puede controlar el precio del peso. De hecho, ningún país del mundo tiene el poder suficiente para establecer cuánto vale su moneda frente a otros en el mercado internacional.
Es por eso que aunque países como Estados Unidos, China, Japón, Alemania o Reino Unido tengan economías fuertes, también están en constante riesgo de una caída financiera y debilitamiento de sus monedas debido a factores externos. Y eso fue justo lo que pasó en estos últimos meses.
La moneda mexicana pasó de valer unos 17 pesos por dólar durante el mes de julio, a estar cerca de los 20 pesos por dólar recién empezado agosto. Las razones de este cambio tan brusco se originaron en Japón y Estados Unidos. Es decir, a factores externos de la economía mexicana.
Por qué sube y baja el peso mexicano frente al dólar
Qué es el “súperpeso” que tanto se presume en México
El peso mexicano, igual que otras monedas de Latinoamérica, es una divisa atractiva para los inversores, debido a que se ha mostrado fuerte ante la caída del dólar desde la pandemia de Covid-19.
Entre 2019 y 2023, Estados Unidos imprimió más cantidad de dólares y muchos de estos nuevos billetes llegaron a México y otros países de Latam por medio de las remesas e inversores que los cambian por moneda local.
El peso mexicano tiene una particularidad y es que muy fácil de comprarse y venderse en los mercados cambiarios. Es decir, inversores y hasta bancos nacionales pueden comprar enormes cantidades de pesos mexicanos, sabiendo que su precio sube frente al dólar, que es la divisa más utilizada en el mundo.
A divisas como el peso mexicano, cuyo valor puede fortalecerse o depreciarse constantemente, se le conoce como moneda líquida, por su amplio margen de negociación que tiene en el mercado cambiario.
Por ejemplo, hay inversores privados y hasta de gobiernos de países, que compran pesos mexicanos para luego cambiarlos por otras monedas que, con el tiempo, también les darán más rendimiento, como el yen japonés o el euro.
Por tanto, cuando los inversores confían en la estabilidad del peso mexicano para hacer sus transacciones en el mercado cambiario, el dólar estadounidense pierde valor frente al peso.
A esta apreciación del peso mexicano se le ha nombrado popularmente en los últimos años como el “superpeso”.
Por qué el peso perdió fuerza en las últimas semanas
Ahora bien, aunque el “superpeso” tenga un buen rendimiento en el mercado internacional y sea elegido como moneda favorita de muchos inversores para negociar sus divisas, su valor y desempeño todavía depende de la economía global.
En semanas recientes, ocurrieron dos hechos importantes que desestabilizaron los mercados internacionales.
El primero de ellos fue un reporte sobre el empleo en Estados Unidos, en el que se dio a conocer que hubo una baja en la cantidad de trabajos generados. El estancamiento de la actividad laboral en una de las economías más fuerte del país causó pánico entre inversionistas.
Menos empleos en un país significa que la gente no gana dinero para gastar o pagar sus deudas.
Si las personas no tienen dinero, la economía se tambalea debido a que el flujo de efectivo se estanca; las empresas ven mermadas sus ganancias; los negocios cierran y se pierden más empleos; los bancos dejan de recibir los pagos de préstamos, créditos de hipotecas, y aumenta la cantidad de retiros de ahorros; el gobierno deja recibir impuestos; se genera deuda, etc.
Para los inversionistas, el estancamiento laboral de Estados Unidos no les es favorable para sus negocios, por lo que prefieren vender sus acciones en empresas o mudar sus capitales a otras zonas que les genere mayores rendimientos o que al menos no les hagan perder tanto dinero.
Estos movimientos impactan directamente al mercado internacional, por lo que las transacciones en pesos mexicanos también se ven afectadas, por lo que su valor comienza a caer.
El otro hecho que afectó a la economía global, y, por tanto, al “superpeso”, fue el aumento de las tasas de interés en Japón.
La tasa de interés es, en resumen, es el costo de pedir dinero prestado. Muchos inversionistas privados y públicos suelen tener préstamos de Japón, debido a que la tasa de interés es una de las más bajas para grandes transacciones.
Esto les permitía obtener capital en Japón, para luego reinvertirlo en zonas que les permiten generar más ganancias. Así, los inversores pueden pagar su deuda y obtener aumentos en sus créditos, con un riesgo bajo.
En la primera semana de agosto, tras los efectos que causó el estancamiento laboral en Estados Unidos y el temor a una posible recesión económica, el Banco de Japón decidió aumentar su tasa de interés, por lo que la deuda de los inversores creció de golpe.
Esto provocó todavía más pánico en algunos mercados y casas de bolsa. Empresarios e inversores comenzaron a negociar sus deudas y vender sus acciones lo más rápido posible para evitar endeudarse o perder su dinero.
Nuevamente, esos movimientos afectaron el desempeño internacional de las divisivas, incluida el peso mexicano.
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