BOCHUM – El mes pasado se cumplió un año desde el lanzamiento de ChatGPT, el chatbot de OpenAI. Mientras las empresas se apresuran a incorporar la revolucionaria tecnología a sus operaciones, muchos trabajadores se angustian por temor a ser sustituidos por la inteligencia artificial generativa (que por lo general se basa en «grandes modelos lingüísticos», o LLM, por la sigla en inglés). Lo irónico es que esta angustia la comparten los profesionales que están entrenados para darle tratamiento: los terapeutas.
No hay duda de que los servicios de IA generativa, de los que ChatGPT, Bard (de Google) y LLaMA (de Meta) son sólo la punta del iceberg, cambiarán por completo lo que entendemos por trabajo. Accenture estima que el 62% del total de tiempo de trabajo en los Estados Unidos corresponde a tareas lingüísticas, y que un 65% de esas tareas admite automatización o complementación mediante LLM. Hace unos meses, la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas de los Estados Unidos publicó un estudio que registró un aumento promedio del 14% en la productividad del personal de atención al cliente con acceso a asistentes conversacionales basados en IA generativa.
Estas mejoras también pueden extenderse a los sistemas de atención de la salud, que en muchos casos padecen falta de financiación para programas de prevención, un personal sobreexigido y aumento de costos de las enfermedades crónicas. Esto se aplica sobre todo al campo de la salud mental, al que le ha costado mantenerse a la par del aumento de la demanda registrado después de la pandemia. Según un informe publicado en 2021 por la OCDE, el 67% de las personas tuvo dificultades para obtener apoyo psicológico necesario. Además, los Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos hallaron que en 2022, uno de cada ocho estadounidenses sintió preocupación, nerviosismo o ansiedad en forma habitual, al tiempo que casi la mitad del personal sanitario en los Estados Unidos informó sentirse sobreexigido.
¿Podrá la IA generativa revolucionar la atención de la salud mental reduciendo la carga de trabajo de los terapeutas, o incluso reemplazándolos por completo? ¿Pueden LLM como ChatGPT o Bard «tratarnos» igual que un terapeuta humano?
Puesto que el lenguaje y la comunicación son las principales herramientas de la psicoterapia, podríamos suponer que automatizar el tratamiento usando IA generativa no debería ser difícil. Como estos modelos pueden digerir miles de páginas de manuales terapéuticos, artículos de investigación y casos clínicos más rápido que cualquier ser humano con un doctorado, podemos imaginarlos usando esta base de conocimiento para proveer a cada paciente psicoterapia personalizada.
Pero al desear (o temer) algo así, no se tiene en cuenta el modo en que funciona la psicoterapia y el porqué de su efectividad. Está comprobado que en el éxito de un tratamiento intervienen dos tipos de factores: los «específicos» y los «comunes». Los primeros incluyen determinadas técnicas que usan los psicoterapeutas deliberadamente, por ejemplo ejercicios de relajación y la exposición a situaciones causantes de malestar (una persona puede hablar horas acerca de su aracnofobia, pero para dominar este miedo se necesita una exposición gradual a las arañas).
Sin embargo, la clave de una psicoterapia eficaz está en los factores comunes, que incluyen atributos genuinamente humanos como la empatía y la esperanza, así como las acciones (escuchar y compartir emociones y pensamientos) que forman la base de la conexión humana y son cruciales para establecer un vínculo de confianza entre el paciente y el terapeuta, sin el cual la psicoterapia no puede funcionar. Además, sólo en el marco de esa relación pueden ambas partes acordar expectativas y objetivos, otro importante factor común.
En última instancia, ambas categorías ayudan a explicar por qué la psicoterapia funciona en unos casos y no en otros. Por ejemplo, aunque elija la técnica adecuada, un experto distante y frío no tendrá éxito, como tampoco lo tendrá un terapeuta amable y motivado que se centre en cuestiones irrelevantes para el paciente.
Soy un psicoterapeuta certificado, veo pacientes todo el tiempo y no creo que la IA generativa vaya a automatizar la profesión. La psicoterapia es una interacción profundamente humana, en la que dos personas se encuentran para aliviar a una de ellas de su malestar. Pese a la velocidad y facilidad con que los LLM pueden producir texto usando el lenguaje natural, les falta mucho para formar conexiones con los seres humanos como las que formamos nosotros mutuamente.
Además, la psicoterapia ofrece un espacio seguro (protegido por el secreto profesional) para hablar de sentimientos, vulnerabilidades y pensamientos que tal vez nos resultaría muy embarazoso o vergonzoso discutir con otra persona. Lo que se dice en el consultorio no sale de allí. Es muy aventurado suponer que nos sentiremos cómodos compartiendo pensamientos intrusivos, obsesiones e información delicada con un sistema que puede usar todo aquello que se le diga como material para mejorar sus respuestas futuras. Incluso con anonimización de datos, habría una entrega masiva de información psicológica confidencial de los pacientes a empresas privadas, que es muy distinto a tener una sesión cara a cara con un único terapeuta.
Pero la IA generativa podría complementar el trabajo de los terapeutas, ayudándolos a determinar las técnicas más adecuadas para cada paciente. Para ofrecer un ejemplo más concreto: en casos complejos, podría proponer una lista de posibles intervenciones personalizadas y orientar al terapeuta en la dirección correcta. También podemos imaginar una herramienta de autoderivación basada en IA que permita ampliar el acceso a servicios de salud mental, particularmente en beneficio de minorías o personas cuyas necesidades comunicacionales incluyan el uso de lenguaje sencillo. Todos estos desarrollos serían herramientas auxiliares, no sustitutos, de la terapia.
Aunque se haya dicho que la IA generativa lo cambiará todo, los terapeutas no deberían tenerle miedo. Según el Foro Económico Mundial, la terapia matrimonial y de familia y el asesoramiento en salud mental están entre las profesiones donde el potencial de transformación de los LLM es menor. De modo que los terapeutas que tengan miedo de que los reemplace la tecnología deben hacer lo mismo que aconsejan a sus pacientes: enfrentar el temor cara a cara. Lo que hallarán es que la IA no es capaz de reproducir los atributos comunes de nuestra humanidad, fundamento en el que se basa el edificio de la psicoterapia.
Marc Augustin, psiquiatra y psicoterapeuta alemán colegiado, es profesor de la Universidad Protestante de Ciencias Aplicadas de Bochum (Alemania) y miembro de SCIANA.
Sin embargo, la clave de una psicoterapia eficaz está en los factores comunes, que incluyen atributos genuinamente humanos como la empatía y la esperanza, así como las acciones (escuchar y compartir emociones y pensamientos) que forman la base de la conexión humana y son cruciales para establecer un vínculo de confianza entre el paciente y el terapeuta, sin el cual la psicoterapia no puede funcionar. Además, sólo en el marco de esa relación pueden ambas partes acordar expectativas y objetivos, otro importante factor común.
En última instancia, ambas categorías ayudan a explicar por qué la psicoterapia funciona en unos casos y no en otros. Por ejemplo, aunque elija la técnica adecuada, un experto distante y frío no tendrá éxito, como tampoco lo tendrá un terapeuta amable y motivado que se centre en cuestiones irrelevantes para el paciente.
Soy un psicoterapeuta certificado, veo pacientes todo el tiempo y no creo que la IA generativa vaya a automatizar la profesión. La psicoterapia es una interacción profundamente humana, en la que dos personas se encuentran para aliviar a una de ellas de su malestar. Pese a la velocidad y facilidad con que los LLM pueden producir texto usando el lenguaje natural, les falta mucho para formar conexiones con los seres humanos como las que formamos nosotros mutuamente.
Además, la psicoterapia ofrece un espacio seguro (protegido por el secreto profesional) para hablar de sentimientos, vulnerabilidades y pensamientos que tal vez nos resultaría muy embarazoso o vergonzoso discutir con otra persona. Lo que se dice en el consultorio no sale de allí. Es muy aventurado suponer que nos sentiremos cómodos compartiendo pensamientos intrusivos, obsesiones e información delicada con un sistema que puede usar todo aquello que se le diga como material para mejorar sus respuestas futuras. Incluso con anonimización de datos, habría una entrega masiva de información psicológica confidencial de los pacientes a empresas privadas, que es muy distinto a tener una sesión cara a cara con un único terapeuta.
Pero la IA generativa podría complementar el trabajo de los terapeutas, ayudándolos a determinar las técnicas más adecuadas para cada paciente. Para ofrecer un ejemplo más concreto: en casos complejos, podría proponer una lista de posibles intervenciones personalizadas y orientar al terapeuta en la dirección correcta. También podemos imaginar una herramienta de autoderivación basada en IA que permita ampliar el acceso a servicios de salud mental, particularmente en beneficio de minorías o personas cuyas necesidades comunicacionales incluyan el uso de lenguaje sencillo. Todos estos desarrollos serían herramientas auxiliares, no sustitutos, de la terapia.
Aunque se haya dicho que la IA generativa lo cambiará todo, los terapeutas no deberían tenerle miedo. Según el Foro Económico Mundial, la terapia matrimonial y de familia y el asesoramiento en salud mental están entre las profesiones donde el potencial de transformación de los LLM es menor. De modo que los terapeutas que tengan miedo de que los reemplace la tecnología deben hacer lo mismo que aconsejan a sus pacientes: enfrentar el temor cara a cara. Lo que hallarán es que la IA no es capaz de reproducir los atributos comunes de nuestra humanidad, fundamento en el que se basa el edificio de la psicoterapia.
Traducción: Esteban Flamini
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/can-ai-replace-human-therapists-by-marc-augustin-2023-12/spanish
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