Hugo López-Gatell, el primer responsable del saldo Covid en México, quiere ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Un intento del subsecretario, me parece, de negociar su fuero. La salvaguarda que lo mantenga lejos de la cárcel los próximos seis años.
Nadie cree que él pueda ser candidato de Morena. Mucho más posibilidades tienen Omar García Harfuch, favorito de Claudia Sheinbaum, y Clara Brugada, preferida de las bases morenistas y a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador hubiera preferido, de no ser porque le concedió a su candidata presidencial la posibilidad de elegir a su sucesor en la CDMX. Incluso Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, está antes en la lista.
Estamos ante un escenario similar al de las candidaturas sin posiblidades que se presentaron a competirle a Xóchitl Gálvez en el proceso de selección de candidatura del Frente Amplio. ¿Creían Silvano Aureoles y Cabeza de Vaca que podían ser presidentes? Por supuesto que no. Buscaban negociar algo.
Si tiene Hugo López-Gatell la necesidad de presentar esta candidatura es porque no ha conseguido que alguien le garantice ya no digamos su futuro político después de 2024, sino siquiera su libertad. Más de un político ha clamado su deseo de llevar al subsecretario de Salud a la cárcel por su papel en la pandemia de Covid-19. AMLO sólo lo mantuvo firme porque alguien debía hacerse responsable por la estrategia de salud implementada.
El caso de López-Gatell es similar al de Cuauhtémoc Blanco, quien también se apuntó a ser jefe de Gobierno, antes de que AMLO “lo bajara” de su pretensión. Ambos quieren “hueso”; decirse candidatos para ver qué les ofrecen a cambio de hacerse a un lado.
Sin embargo, dudo que el presidente sienta la necesidad de “bajar” a su subsecretario de la contienda. El ex futbolista sí sería una amenaza electoral si lo dejaran suelto. Es mucho más conocido y apreciado –por su carrera deportiva– que el doctor. Hugo López-Gatell es odiado por gran parte de la población por haber aceptado ser el creador y el pararrayos de la estrategia anti Covid, que muchos consideran desastrosa (murieron 798 mil mexicanos), incluidos varios morenistas quienes no fueron muy vocales en su momento para no darle “batería” a la oposición.
Una de esas secretivas voces críticas contra López-Gatell fue la de Claudia Sheinbaum, hoy candidata presidencial de Morena. La ex jefa de Gobierno se opuso al irresponsable desdén del subsecretario al uso de cubrebocas e impulsó, a contracorriente de la decisión federal, pruebas masivas entre la población.
¿Quién defiende a López-Gatell?
Hugo López-Gatell sabe que si Xóchitl Gálvez llega al poder, su cabeza será de las primeras en rodar en caso de lanzarse expedientes judiciales contra el gobierno de AMLO. Pero incluso si Claudia Sheinbaum es la ganadora, el resultado podría ser el mismo.
Los desencuentros entre ambos funcionarios de la 4T fueron públicos, muy ríspidos para los estándares de homogeneidad morenista. En su último pleito abierto, Claudia Sheinbaum simplemente desdeñó el famoso “semáforo epidemiológico” de López-Gatell, quien pretendía mandar a la CDMX de vuelta al “rojo”.
Ya en abierta campaña como aspirante presidencial, se le preguntó a la ex jefa de Gobierno si emplearía en su gobierno al todavía hoy subsecretario. Un seco “ya veremos”, fue la respuesta.
Pero el desempleo sería uno de los mejores escenarios para el doctor. Un Hugo López-Gatell en proceso penal sería políticamente benéfico para Sheinbaum. Mandaría la señal de que es ella, y no su predecesor, quien manda. Sometería a otros dentro de Morena que aún creerán que llevarse bien con AMLO les garantiza independencia ante la nueva presidenta, y daría a Claudia credibilidad ante sectores más independientes. Ella no es AMLO; necesitará más que conferencias mañaneras para mantener una aprobación alta entre la población.
López-Gatell, además, no es pieza clave de ningún grupo político. No veo a nadie dentro de Morena metiendo las manos al fuego por él, lo cual hace su caída una más fácil de digerir dentro del oficialismo.
Asumo que el subsecretario sabe todo esto y ha visto las señales de que Sheinbaum sí tendrá margen de maniobra más allá de lo que el presidente López Obrador desee que ocurra durante el siguiente sexenio. Por eso ahora sale la versión de que quiere ser jefe de Gobierno. Quiere garantizar, con su inexorable “declinación”, su libertad.
Twitter (X): estroman
Columnas anteriores:
Marcelo Ebrard llama cobardes a Mario Delgado y Alfonso Durazo