Ovidio Guzmán López pasará el resto de su vida en la cárcel si el juez en Estados Unidos valora sus delitos con la misma gravedad con la que evaluaron los de su padre, Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo.
En este momento, Ovidio Guzmán tiene 33 años. Es decir, en caso de recibir cadena perpetua, pasará más años en la cárcel de los que tiene actualmente de vida.
Ovidio Guzmán está formalmente acusado por el estado de California por tráfico de drogas, lavado de dinero, asesinato, secuestro, soborno, entre otros delitos.
En el juicio contra Ovidio Guzmán López, el departamento antidrogas de Estados Unidos (DEA) y el Buró Federal de Investigación (FBI) buscarán demostrar que el hijo de El Chapo es uno de los herederos del imperio criminal de su padre y que durante años participó junto con él en tráfico de heroína, metanfetaminas, fentanilo y otras drogas sintéticas.
Las operaciones de “los Chapitos”, como se les conoce a los hijos de Joaquín Guzmán, incluyen varios países: Colombia, Ecuador, Venezuela, Peru, Panama, Costa Rica, Honduras, y Guatemala. Además del transporte a lo largo de México y Estados Unidos.
Cadena perpetua. Lección de El Chapo a Ovidio Guzmán
Durante su estancia en un penal de máxima seguridad en Estados Unidos, El Chapo Guzmán se ha quejado en reiteradas ocasiones del trato que recibe.
A diferencia de las cárceles en México, de donde pudo escapar en dos ocasiones, en EEUU no se le ha permitido tener visitas, ni siquiera conversar con otros custodios o internos.
La cárcel de máxima seguridad, donde sin ninguna duda será alojado Ovidio Guzmán, es una prisión también conocida como “Supermax”, alejada de cualquier centro urbano y con vigilancia extra a la que son sujetos reos cualquiera.
Entre las quejas de El Chapo se encuentra que:
- No se le permite comunicación con otros
- No puede ver la luz del sol
- Se le habla en inglés, no en español
- La comida es mala
- No puede recibir visitas de sus hijas ni de su esposa
- Está confinado en un espacio pequeño
Durante sus primeros 33 años, Ovidio Guzmán gozó de la libertad. Pero en los últimos dos estuvo “a salto de mata” tras la primera detención fallida en su contra. Probablemente, como su padre, no vuelva a ver la luz del sol.