LONDRES – Tras la reciente cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en la que el grupo acordó añadir seis nuevos miembros, sostuve que ni éste ni el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, más la Unión Europea) tienen la credibilidad o la capacidad necesarias para abordar los retos mundiales. Esto deja al G20 (formado por 19 de las mayores economías del mundo, más la UE) como la única agrupación con legitimidad para ofrecer soluciones verdaderamente globales a los problemas mundiales.
La declaración conjunta surgida de la cumbre del G20 celebrada la semana pasada en Nueva Delhi viene a confirmarlo. Los Estados miembros llegaron a un consenso para abordar una amplia gama de cuestiones. A pesar de las evidentes dificultades -como las considerables diferencias en la forma de actuar de los Estados miembros-, consiguieron reafirmar la relevancia del G20 tras un largo periodo en el que se había cuestionado su papel.
Debemos aplaudir a quienes desempeñaron los papeles más importantes -presumiblemente India y Estados Unidos- a la hora de sacar adelante el comunicado final. La declaración de Nueva Delhi podría ser el primer paso de un mayor esfuerzo concertado para abordar cuestiones globales como el cambio climático, la necesidad de un Banco Mundial renovado, el control de las enfermedades infecciosas, la estabilidad económica, la guerra de Ucrania y otros asuntos. Aunque esta agenda se acordó en ausencia del Presidente ruso Vladimir Putin y del Presidente chino Xi Jinping, los representantes rusos y chinos que sí asistieron no habrían firmado nada sin haberlo aclarado con sus respectivos gobiernos.
Muchos especulan con que Xi se saltó la cumbre para desairar a la India -uno de los antiguos rivales de China- y al primer ministro indio, Narendra Modi. Sea cual sea el motivo, su decisión minó la importancia de la reciente reunión de los BRICS, que muchos consideraron una victoria para China.
Como argumenté el mes pasado, la falta de solidaridad indochina será un importante escollo para el nuevo BRICS. Ahora, la ausencia de Xi en la cumbre del G20 ha ahondado la división entre ambos países. Si Xi quiere convencernos de lo contrario, tendrá que tender la mano a Modi. Tal y como están las cosas, el éxito de la reunión del G20 convierte a Modi en el claro vencedor de esta temporada de cumbres. Las percepciones importan, y ahora mismo parece más un estadista visionario que Xi.
Además, el G20 dio otro paso sutil, pero importante, al acordar ampliar sus filas para incluir a la Unión Africana, convirtiéndola en un G21. Este avance otorga a Modi una clara victoria diplomática, que le permite pulir su imagen de campeón del Sur Global. También subraya la naturaleza aparentemente aleatoria de la propia expansión de los BRICS, que incluye a Egipto y Etiopía, pero no a otros países africanos más importantes, como Nigeria. La gran pregunta ahora es si un puesto permanente en la mesa convertirá a la propia Unión Africana en un organismo más eficaz.
Desde la reunión de los BRICS, he hablado con personas que creen que el G7 sigue siendo un organismo muy eficaz en comparación con el G20, como demuestra la solidaridad que ha mostrado en cuestiones como la guerra de Rusia en Ucrania. Siento discrepar. Aunque el lenguaje del comunicado del G20 sobre la guerra no alcanzó el nivel que los líderes ucranianos preferirían, fue lo suficientemente contundente como para enviar un mensaje claro a otros que quieran violar fronteras internacionalmente reconocidas. También transmite a Putin que no debe esperar ni siquiera un respaldo superficial de algunos de sus supuestos amigos del BRICS. Y, por supuesto, la declaración no inhibe a los países occidentales ni a los líderes individuales de condenar la guerra en términos más enérgicos.
Más concretamente, la voz que importa cuando se trata de Ucrania no es la del G7, sino la de la OTAN, del mismo modo que el G20 es la voz colectiva que realmente importa cuando se trata de la economía mundial, el cambio climático, la salud pública y muchas otras cuestiones. Por mucho que a los líderes del G7 les guste pensar que siguen teniendo una gran influencia en los asuntos mundiales, la realidad sugiere lo contrario. La gran conclusión de la cumbre de Nueva Delhi es que no es posible hacer frente a los grandes retos mundiales a menos que se incluya a las principales potencias emergentes.
Sí, los críticos del G20 replicarán que es demasiado grande y difícil de manejar para ser eficaz. Pero yo simplemente repetiría lo que escribí en 2001, cuando acuñé por primera vez el acrónimo BRIC. Si los Estados miembros de la eurozona quisieran realmente demostrar que creen en la permanencia de su proyecto común, enviarían un solo delegado a reuniones internacionales como el G20, en lugar de mantener a sus representantes individuales. De este modo, el grupo sería menos difícil de manejar y se sentaría un poderoso precedente. Si otros bloques, incluidos los BRICS, hicieran lo mismo, el resultado sería una agrupación de gobernanza mundial realmente adecuada a sus fines.
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/g20-india-summit-success-undermines-china-new-brics-by-jim-o-neill-2023-09
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