Por Nohemy García Duarte
(Fecha de elaboración: 17 de agosto de 2023)
Desde su creación, en 1960, los libros de texto gratuitos de educación básica en México han sido un factor de polémica entre los diversos actores políticos que se expresan en la esfera pública. De igual manera, en sus distintas versiones (1960; 1972; 1992-94; y 2023) es necesario contextualizarlos como productos sociales resultado de las políticas educativas propias de su tiempo y de los partidos políticos gobernantes.
En 1960, con Jaime Torres Bodet al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), se argumentó que los libros de textos gratuitos respondían a la demanda social emanada de la Revolución Mexicana y plasmada en el Artículo 3º Constitucional, de impulsar un proyecto educativo que estimulara el desarrollo del país, que contribuyera a combatir el rezago y la desigualdad entre los mexicanos y que, para ello, se valiera del libro como el recurso cultural idóneo para tal misión, muy en la tradición del filósofo mexicano y primer secretario de Educación Pública, José Vasconcelos.
Uno de los actores sociales que se manifestó en contra fue la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), asociación civil formada en 1917, de tinte católico y tradicionalista. Sin embargo, ello no fue impedimento para que los libros de texto gratuitos se distribuyeran en todas las escuelas del país y, desde entonces, sirvieran como un importante material didáctico que facilitaba la labor educativa de los maestros de grupo.
En 1972, con los nuevos libros de texto anunciados por el gobierno en turno, en la esfera pública hubo voces que, una vez más, se expresaron en contra de esta iniciativa. En ese entonces se argumentó que los tiempos políticos se sobreponían a los pedagógicos, por lo que la premura en su elaboración no respetaba los plazos requeridos para realizar un buen texto didáctico.
Para 1992-94, el gobierno federal realizó una actualización de los libros de texto gratuitos en un entorno social de bastante inconformidad por el contenido de los mismos, en particular, en relación con los de historia y la reinterpretación del pasado mexicano que en ellos se hacía. Las autoridades del Estado optaron por no publicar esos textos y encargaron una segunda adecuación.
Casi treinta años después, el jefe del Ejecutivo ofrece una nueva versión de los libros de texto gratuitos. En estas tres décadas la sociedad mexicana y el mundo en su conjunto han registrado cambios profundos en diversos ámbitos del quehacer humano, tanto en el de sus prácticas e interrelaciones sociales, como en el de sus convicciones ideológicas. Ahora es otro el equilibrio de fuerzas políticas y, en consecuencia, otro el proyecto de desarrollo nacional —el área educativa incluida lógicamente—que está en juego en la esfera pública.
Entendemos que la educación de los mexicanos sigue siendo una tarea a cargo del Estado, puesta en marcha mediante acciones concretas que impulsa el gobierno que lo representa. Una de esas acciones son los nuevos libros de texto gratuitos, producto final de un proceso denominado Reforma educativa 2020-22, el cual abarcó la reestructuración y diseño de un nuevo Plan de Estudios de Educación Básica.
De acuerdo con Ángel Díaz Barriga, pedagogo y maestro emérito del Instituto de Investigaciones Sobre la UNAM y la Educación (IISUE), los nuevos libros de texto gratuito satisfacen tres necesidades sociales: 1) de carácter histórica, que apunta al objetivo nacional de “fortalecer la escuela pública”; 2) de índole epidemiológico, ya que la pandemia del Covid-19 hizo evidente que “nuestra escuela estaba en crisis, pues los libros y contenidos educativos en uso fueron imposibles de llevarlos a la práctica en la vida cotidiana de los niños.” Y 3) de naturaleza pedagógica-didáctica, ya que “en este país, prácticamente en los últimos treinta años, la didáctica había sido expulsada de los salones de clase”, lo que fue un grave error, asegura el investigador educativo, pues “es la disciplina que ayuda al profesor a pensar en cómo construir las estrategias de aprendizaje más pertinentes para aplicar con sus alumnos, según el contexto en el que está trabajando.”
En la Reforma Educativa 2020-22 participaron diversos protagonistas de la sociedad, en particular, actores de la comunidad escolar de las 32 entidades federativas del país, esto es, autoridades educativas, padres de familia, profesores de grupo y alumnos; los y las que, a través de asambleas de las comunidades, juntas de padres de familia, consejos consultivos escolares y reuniones de trabajo aportaron sus puntos de vista y experiencias, según se refiere en el Plan de Estudios oficial para preescolar, primaria y secundaria.
De igual manera, se lee en la misma fuente, el gobierno federal convocó a otros actores de la sociedad civil, entre ellos más de cien miembros de la comunidad académica y de investigación, especialistas en educación y en otros campos de conocimiento, como la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología y Humanidades (CONACYTH) y las Escuelas Normales.
En este sentido, parece ser que, efectivamente, los nuevos libros de textos gratuitos son producto de un proceso de participación y de trabajo que inició con el reconocimiento de los principios y valores de la Educación establecidos en el Artículo 3º Constitucional; de ahí se avanzó hacia la definición de un modelo educativo denominado Nueva Escuela Mexicana; enseguida se dio paso a la reformulación de los Planes de Estudio de Educación Básica. Con este mapa de contenidos educativos se procedió a la fase de estructuración y dosificación de los Programas Sintéticos (de alcance nacional) y los Programas Analíticos (de aplicación local). Finalmente, este esfuerzo de organización se materializó en los nuevos Libros de Texto Gratuitos que serán la herramienta didáctica central que los maestros y niños de México usarán en el ciclo escolar 2023-2024 que está por iniciar.
A decir de Díaz Barriga, uno de los investigadores educativos más reconocidos del país y a nivel latinoamericano, se deben destacar cuatro aspectos fundamentales que se tomaron en cuenta en la confección de los nuevos libros de texto gratuitos, por lo que resultan novedosos y altamente calificados desde las teorías de la psicología constructivista, cognitiva y motivacional: 1) la integración curricular de contenidos en campos formativos y ejes articuladores; 2) la autonomía profesional del docente en el aula, como un reconocimiento de su formación, experiencia y conocimientos para tomar decisiones; 3) la comunidad-territorio como el espacio clave del niño, y que éste lo reconozca como un lugar de convivencia, de respeto a la diversidad y a las culturas de su entorno; y 4) la evaluación formativa como un recurso de apoyo al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Con los referentes aquí reseñados de manera sintética, hay elementos para sostener que los nuevos libros de texto gratuitos son una propuesta didáctica respaldada en principios psicológicos y pedagógicos actualizados, que responde a las necesidades de la escuela básica de nuestro tiempo, con una visión más crítica de la realidad actual. Para mayor información en Internet se pueden consultar la liga https://www.sep.gob.mx/marcocurricular/ y las conferencias vespertinas de los libros de texto gratuitos organizadas por la Secretaría de Educación Pública.
Lee también: