Los perros y gatos sí pueden transmitir enfermedades a las personas. Son pocas, pero peligrosas en algunos casos. Por su constante contacto con otros animales, interacción con objetos encontrados en la calle o agua en mal estado, las mascotas son portadoras de gérmenes que afectan a los humanos.
La más conocida es la rabia, pero también es la más improbable. En México ha habido casos documentados, al menos oficialmente, desde 2005. Aún así, la Secretaría de Salud mantiene vigilancia permanente para evitar un brote.
Las infecciones son las más comunes, estas se transmiten por la saliva o arañazos profundos. Los perros y gatos pueden pasar días o semanas sin experimentar algún síntoma que alerte que algo está mal con ellos, por eso son tan peligrosas y tan importante mantenerlos vacunados y desparasitados.
En ese sentido, de acuerdo con organizaciones como Childrens Minessota o Kids Health, los niños menores de cinco años son los que corren más riesgos de enfermar por una infección transmitida por mascotas, debido a que sus defensas todavía no están lo suficientemente desarrolladas.
Enfermedades que te puede transmitir tu perro o gato
Rabia
Es una de las más conocidas, pero raras en México. Se trata de una enfermedad neuronal que, en resumen, vuelve agresivos a los animales, se transmite a los humanos a través de mordidas y rasguños.
Existen vacunas para las mascotas y también para casos en los que una persona es infectada.
Giardasis
Esta es una enfermedad gastrointestinal originada por un parásito llamado Giardia que se transmite por el contacto con el alimento, agua contaminada, o excremento de un animal infectado.
Los perros y gatos infectados experimentan una pérdida drástica de peso, diarrea constante y aparición de úlceras; en los humanos provoca daños en el sistema digestivo.
Ascaridiasis
Aquí se trata de larvas que se expulsan a través del excremento de un animal. Un sólo gusano puede reproducirse en un huésped de forma acelerada y causarle diarrea, tos, molestas en la piel y pérdida de peso.
Pueden llegar a medir hasta 30 centímetros en su etapa adulta, que les toma unos 14 días en llegar a ella, y pueden invadir varios órganos dentro del huésped.
Enfermedad por arañazo de gato
Así se le conoce comúnmente, pero se trata de una infección de una bacteria llamada Bartonella henselae. Aunque no es muy grave, sí causa inflamación y molestias en ganglios linfáticos, fiebre, dolor de cabeza y fatiga.
Puede tratarse con antibióticos y limpieza de la herida, por lo que ir a un médico es muy importante; no suele causar complicaciones.
Tiña cutánea
Es un hongo que produce sarpullido y resequedad en la piel de la zona afectada. Los niños son más susceptibles a contraerla al tocar animales que la porten.
Dependiendo el área infectada, el tamaño del sarpullido y la edad del paciente, se puede tratar con medicamento oral, cremas o hasta shampoo, pero sólo un médico puede valorar cuál es el tratamiento adecuado.
Sarna sarcóptica
Esta enfermedad ya es grave. Es transmitida por perros que portan el ácaro Sarcoptes Scabiei Canis; produce lesiones en la piel muy graves en los animales, debido a que la gran comezón les incita a rascarse sin parar.
En grados muy avanzados, los perros pueden perder parte de su pelaje porque la piel dañada nunca más sana. Los humanos pueden experimentar complicaciones cutáneas muy graves también.
Llevar a un perro infectado al veterinario es importante para su supervivencia e ir al médico si se tuvo contacto con él todavía más, ya que puede causar lesiones internas difíciles de tratar.
Leptospirosis
Se origina por el contacto con la orina de un animal infectado o un ambiente contaminado por esta; causa tos, irritación en la piel, dolor de cabeza, fiebre, sarpullido, diarrea y dolores musculares.
Toxocariasis
Esta es otro tipo de lombriz que habita en los estómagos de perros y gatos, que es expulsada a través de las heces.
Se transmite principalmente a niños que juegan con tierra y que ingieren alimentos sin lavarse las manos, ya que estos organismos pueden dejar cientos de huevos y larvas en ella.
Las larvas no maduran a la forma adulta dentro de las personas, pero pueden permanecer vivas en el cuerpo durante meses.
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