Fundación Plan B es una asociación civil creada por Tatiana Ortiz y Vanessa Coppel que tiene el objetivo de convertir las cárceles femeniles en centros de aprendizaje. Este programa, conocido como las Videoacademias, se divide en tres grandes áreas: Universidad Penitenciaria de México, la Biblioteca a Las Olvidadas y el Taller de Costura, cada uno con el propósito de ayudar a las mujeres en situación de cárcel. Platicamos con sus creadoras para conocer un poco más del programa.
¿Qué son las Videoacademias de Plan B?
Para sus creadoras, el privilegio económico implica responsabilidad social. Es por ello que, buscando alternativas para ayudar a la comunidad, se encontraron con la problemática de que existen mujeres en situación de cárcel: algunas nunca tuvieron acceso a la educación y muchas otras no tenían ningún apoyo dentro de los reclusorios.
Fue así como nació la Videoacademia, en colaboración con el gobierno del estado de Querétaro, con la finalidad de ayudar, desde la educación, a la rehabilitación de las mujeres. Actualmente tiene presencia en más de 20 prisiones alrededor de México y eventualmente extenderán su apoyo a la población de hombres en situación de cárcel.
Este programa no sólo apoya a las mujeres encarceladas, sino a sus familias. La principal tarea de las Videoacademias es lograr que las mujeres, al salir, puedan ser sustentables económicamente, es decir, que logren encontrar un empleo o emprendan un negocio por su propia cuenta.
¿Cómo funciona la Videoacademia de Plan B?
Sus creadoras mencionan que comenzaron con un programa llamado “Dona 1 hora”, donde expertos en diferentes áreas regalan una hora de la semana a dar pláticas, cursos o talleres a las mujeres de la cárcel mediante videoconferencia.
En las clases hay mujeres que llevan más de 20 años en prisión, por lo que hay quienes no saben cómo funciona el internet o las computadoras. Para ello, se capacita a las mujeres primero a conocer el entorno de las videoconferencias y luego proceden a las clases. Y más aún: las clases son inter-cárceles, lo que implica que las reclusas de una institución pueden ver no sólo a sus instructores, sino también a las mujeres de otros centros penitenciarios.
Además, Tatiana y Vanessa, mencionan que poco a poco, las mujeres que son beneficiarias de este programa han comenzado a superar las expectativas del programa de aprendizaje preliminar, por lo que en futuros proyectos y convocatorias, harían un plan de estudios más formal que encamine a las mujeres a nuevos aprendizajes. Asimismo, una de las beneficiarias de este programa, llamada Guadalupe, avanzó tanto que al salir se volvió parte del programa Plan B.
¿Quiénes pueden beneficiarse de este programa?
En palabras de sus fundadoras, cualquier mujer que decida acercarse a las aulas de aprendizaje tiene acceso libre y gratuito a las clases. De acuerdo a su experiencia, cada tanto se integran nuevas estudiantes que son atraídas por otras mujeres y hacen una comunidad de aprendizaje en conjunto.
¿Hay alguna experiencia que les haya sorprendido durante las sesiones de las Videoacademias?
Las fundadoras de este programa mencionan que sí. En las cárceles de mujeres existe una ley que les permite estar junto a sus hijos durante sus primeros 3 años de vida. Según narran, una prisionera asistía a clases con su hija, y fue durante una sesión que la menor conoció (a través de la videoconferencia) a otra niña en otro centro penitenciario. “Se acercaron a la pantalla para mirarse. Ambas crecieron alrededor de puras mujeres grandes, nunca habían visto a una niña”, menciona Tatiana.
Para más información, es posible contactarlas en su página de Instagram.
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