La Capilla de los Juramentos, en la Basílica de Guadalupe, es uno de los puntos más recurrentes para las personas que quieren jurar para no tomar. Aunque es el más popular, no significa que sea el único a donde ir.
Realmente, no es necesario acudir a La Villa en específico a jurar para no tomar. La promesa se puede hacer en cualquier iglesia, parroquia, templo, altar o catedral católica. Incluso, desde casa, ya que no hay una “regla” como tal que diga cómo hacerlo.
Sin embargo, las personas se sienten más a gusto al hacer su promesa de no tomar en la Capilla de los Juramentos, debido a que el vínculo con su fe se fortalece y esto los anima a cumplirlo.
En Iglesias y templos en los que se hacen juramentos se puede “firmar” un papel en el que se escribe la promesa y volver a la semana, al mes o al año para refrendarla y como muestra de gratitud y disciplina.
La Capilla de los Juramentos está ubicada en la parte oeste del recinto de la Basílica de Guadalupe. Está abierta de lunes a viernes de 9:00 a 12:30 horas y de 16:00 a 18:00 horas; sábados y domingos de 9:00 a 15:00 horas.
Para hacer un juramento no se necesita pagar nada. Todo es completamente gratuito, aunque la capilla sí acepta donativos.
Para llegar al recinto de la Basílica de Guadalupe, se puede tomar el Metrobús de la Línea 7, el de dos pisos, o en Metro, por las estaciones Deportivo 18 de Marzo (Línea 3) y La Villa-Basílica (Línea 6).
¿Por qué la gente va a jurar para no tomar?
La bebida es una adicción. Al menos en México, datos oficiales señalan que 20 millones de personas tienen un consumo problemático del alcohol, por lo que cualquier método para intentar dejarlo (de manera lícita) es muy bueno.
A nivel mundial, al rededor de 3 millones de personas mueren por enfermedades ocasionadas por el alcoholismo cada año, además de que se estima que del total de accidentes automovilísticos que ocurren en el planeta, al menos el 30% son causados por beber en exceso.
Jurar para no tomar es una práctica muy válida para intentar superar el problema y aunque no existen cifras oficiales sobre cuántas personas que lo hacen lo logran, sí es recomendable para quienes profesan la religión católica o sus variantes.
De hecho, los Doce Pasos o Doce Tradiciones de la organización Alcohólicos Anónimos, una de las más conocidas y grandes del mundo sobre este tema, se basan directamente en el reconocimiento de un poder supremo, en este caso Dios, y una promesa hacia él para comenzar a superar la adicción:
“1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
7. Humildemente, le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”.
Aunque el juramento es válido y recomendable por organizaciones como Alcohólicos Anónimos, no significa que remplace por completo al apoyo médico o emocional que se pueda recibir de un experto.
Ambos caminos, el de la fe y la medicina, pueden convivir y, de hecho, es lo que esta organización recomienda directamente en su sitio web.
¿Jurar para no beber es un pecado?
En los 10 mandamientos de la Iglesia Católica, el segundo es “No tomarás el nombre de Dios en vano”, interpretado también, popularmente, como “No jurarás en nombre de Dios en vano”.
En ese sentido, la religión católica considera que las promesas que se hacen en nombre de Dios o tomando a Dios como testigo no son un pecado, siempre y cuando se cumplan.
“Para que el juramento sea lícito debe reunir las tres condiciones: que sea con verdad, que sea con justicia, y que haya verdadera necesidad. No es lícito jurar con duda. Debes estar moralmente cierto”, señala un artículo de Catholic.net sobre el tema del segundo mandamiento.
Por tanto, las personas que van a jurar para no tomar deben estar convencidos de que van a poder cumplirlo y así no cometer el pecado de haber usado el nombre de Dios en vano.
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