¿Te imaginas poder describir con palabras lo que quieres ver y que una máquina te lo dibuje? Eso es lo que hacen algunas herramientas de generación de imágenes por inteligencia artificial (IA), que son capaces de crear ilustraciones originales y realistas a partir de textos en lenguaje natural.
Hay muchas páginas web que ofrecen este servicio, como Dall-e 2, Midjourney, NeuroGen, Hotpot y Canva.
Estas herramientas usan algoritmos de aprendizaje automático que han sido entrenados con miles de millones de imágenes y textos de Internet. Así, pueden interpretar las descripciones que les damos y combinar conceptos, atributos y estilos para generar imágenes únicas.
Las imágenes generadas por IA pueden tener diversos usos, como crear obras de arte, diseñar logos, inventar personajes o escenarios, o simplemente divertirse con las posibilidades infinitas que ofrece la imaginación. Sin embargo, también plantean algunos desafíos éticos y legales, como el respeto a los derechos de autor, la verificación de la autenticidad o la responsabilidad por el contenido.
Según los expertos, la generación de imágenes por IA es una tecnología en pleno desarrollo que tiene un gran potencial para transformar el mundo del arte y el diseño. Pero también advierten que es necesario regular su uso y educar a los usuarios sobre sus riesgos y beneficios.
El agujero negro de los derechos de autor
La propiedad intelectual y los derechos de autor son un tema complicado cuando se trata de inteligencia artificial. Con la llegada de estas plataformas se ha planteado la pregunta de si las imágenes generadas por máquinas tienen derechos de propiedad intelectual.
Según la ley de propiedad intelectual de diversos paises, las imágenes creadas por IA no están protegidas debido a que no se les considera obras generadas por un ser humano. Es decir no pueden cobrar por él.
Este problema de propiedad intelectual también se ha visto en otros casos, como la famosa selfie tomada por un mono en donde los tribunales fallaron en que el fotógrafo que dejó la cámara y el mono la tomo por descuido no podía ser protegida por derechos de autor.
Aunque algunos países ya aceptan patentes de IA, aún no hay una solución global para este problema. La Unión Europea espera que se presente una regulación sobre inteligencia artificial en algún momento de 2023, pero hasta entonces no se sabe qué medidas se tomarán para abordar esta cuestión.
La definición de una obra en este contexto es clave para entender cómo se aplican los derechos de propiedad intelectual en las imágenes creadas por IA. Se considera obra a toda aquella que haya sido generada por un ser humano o que haya habido una elección libre y creativa de un humano a través de una plataforma o sistema tecnológico. Si cumple con estos requisitos, estará bajo el amparo de cualquier ley de propiedad intelectual.
Dall-e, Midjourney y otras aplicaciones de creación de imágenes con IA son, en definitiva, redes neuronales que aprenden de imágenes sin límite. No tienen la originalidad del creador humano y solo responden a peticiones muy concretas. Que salgan mejor o peor depende, en gran medida, de la creatividad de la petición.
A medida que la IA sigue avanzando, es probable que se presenten más casos que cuestionen la propiedad intelectual y los derechos de autor en imágenes generadas por máquinas.