Cuando vi a Eugenio Derbez en la puja presidencial pensé que era una broma, una más de las tantas fake news que circulan a diario en las redes. Pero no. Verifique y, en efecto, Datología del Grupo Reforma lo trepó a la carrera presidencial en su encuesta nacional levantada en viviendas durante el periodo del 23 al 29 de agosto de 2022. Y no le va mal. De arranque, se coló al cuarto lugar, sólo debajo de Claudia, Marcelo y Luis Donaldo, rebasando a todos los suspirantes del PAN, PRI y PRD.
Más allá de que su incorporación al juego de la silla presidencial constituya un divertimento del Reforma, una suerte de provocación en el centro de la competencia por el rating, la candidatura de Derbez a la Presidencia de la República, por absurda, puede ser viable en el misterioso y mágico mundo de la política.
Cuando en 1937 debutó en Love is on the air con un papel secundario, seguramente Ronald Reagan no imaginó que, además de convertirse en un popular cowboy, llegaría a protagonizar dos relevantes papeles en el escenario político: primero como gobernador de California desde 1967 hasta 1975 y, posteriormente, como presidente de Estados Unidos de 1981 a 1989.
Cuando en 1980 el mundo se llenó de adrenalina con la venganza de Conan el Bárbaro por la muerte de sus padres, nadie imaginó que se emocionaba con el futuro Terminator que acabaría gobernando California de 2003 a 2011, el fisiculturista australiano Arnold Schwarzenegger.
Cuando bailaron y cantaron en criollo haitiano la música konpa direk durante casi 20 años -1989 a 2008-, interpretada por Sweet Micky, nunca pesaron que danzaban al ritmo de su futuro presidente Michel Martlly, quien gobernó Haití de 2011 a 2016.
Cuando las familias se juntaban a merendar y divertirse sanamente frente a sus televisores para disfrutar con una versión guatemalteca similar a la de los Polivoces, Moralejas, escrita, producida y protagonizada por Draculillo y Draculón, los hermanos Morales, era difícil pensar que quien los hacía reír para dejar de pensar en la política era su futuro presidente de Guatemala, Jimmy Morales quien gobernó de 2016 a 2020.
Cuando en diciembre de 2015 se estrenó en la televisión ucrania la serie de sátira política Servidor del Pueblo, nadie reflexionó que el personaje principal, un maestro de historia, Vasyl Petróvych Holoborodko, que se convierte en presidente luego que un alumno de secundaria viraliza un video en el que despotrica contra la corrupción gubernamental, llegaría a la presidencia off line de Ucrania en 2019, justo un mes después de que concluyera la tercera temporada de la serie. Por cierto, antes de personificar a este maestro, Zelensky interpretó, entre otros personajes, al osito Paddington que. desde 1958, entretiene a los niños. Acaso por su formación humorística, Zelensky ha dado una de las mejores y sarcásticas réplicas al gobierno de los EU cuando sugirió su salida del gobierno: “La pelea está aquí. Necesito municiones, no un aventón”. Seguramente Putin no comparte su sentido del humor.
En fin, sería una ardua tarea seguir enumerando casos en que una figura mediática desplaza y derrota a políticos y políticas con una sólida e implacable trayectoria. Como el caso de Hillary Clinton que, con toda su formación académica, experiencia partidista y carrera política no supo esquivar, reaccionar y revirar los ataques que le endilgó el encopetado y misógino promotor de los concursos de belleza Miss USA y Miss Universo durante casi 20 años -1996 a 2015-, para ganarle la presidencia de EU en 2021: el tuitero Donal Trump. Hillary todavía se pregunta qué paso.
En el mundo mágico y misterioso de la lucha política democrática, todo es posible, por más absurdo que parezca. O, tal vez, por absurdo es posible. En México abundan ejemplos de artistas, deportistas o comunicadores que han ganado cargos en todos los niveles de representación popular. Nada descarta que en el 24 haya un fenómeno similar.
La causística dicta que la candidatura de Eugenio Derbez a la presidencia de la República representaría un gran e inesperado desafío para cualquier candidato de Morena en el 24. Derbez es un ejemplo de superación personal y profesional. Escribe, dirige, produce. Aprendió inglés grande, mandó a volar a Televisa, es un migrante exitoso y tiene una capacidad histriónica digna de un Óscar. Políticamente su candidatura sería muy fácil de procesar pues los partidos políticos y los poderes facticos se despacharían con la cuchara grande tanto en la conformación de su equipo de campaña como en la hipotética integración de su gabinete.
AMLO lo subió al escenario político cuando criticó su participación en la campaña contra el Tren Maya y su vinculación comercial con el grupo Xcaret. A Derbez lo conocen y lo quieren en el segmento más popular de la población, corazón de la base social de AMLO; no solamente sabe comunicarse con el pueblo, sino que es el creador de buena parte de las fórmulas verbales e interjecciones que utiliza para enfrentarse al mundo serio y solemne que los ignora y pelusea; es un out saider que no tiene cola que le pisen y cuenta con una impecable solvencia moral en el mundo político, toda vez que todavía no ha incursionado en él.
Las cuentas son claras. El 30% de la población que es anti-AMLO votaría por cualquier opción que tuviera oportunidad de derrotar a Morena. Su enojo es de tal magnitud que su único propósito es ponerle un alto a AMLO y su proyecto. La ventaja de Derbez, como hipotético candidato, se cifra en su capacidad de darle un buen mordisco a la base social de AMLO.
No imagino cómo una réplica sensata, argumentada e informada de Claudia o Marcelo pueda neutralizar una genuflexión de Ludovico; cómo pueden superar una digresión critica de Armando Hoyos; cómo reaccionar ante el pregúuuuuntame de Arón Abasolo; cómo no dejarse interrumpir al córtale mi chavo del Súper Portero; cómo competir con los monólogos del Longe Moco; cómo sobrevivir a un botonazo rojo y una estridente carcajada del Diablito; o cómo generar mayor empatía con la raza que la generada por el Barnaby y la Chupitos; cómo superar los hits de Mariyin Menson o cómo desafiar el destino presagiado por Julio Esteban; cómo competir con la sabiduría y el sentido común del Burro de Sherk. No la tienen fácil.
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