En la más reciente encuesta del Reforma Rumbo al 2024 el diario incluyó una batería de preguntas que contribuyen a comprender el alcance de la contextualización histórica que incide en la evaluación de los principales partidos que concurren en la batalla por la próxima presidencia de la República en el 2024. Los resultados de este ejercicio demoscópico constituyen una suerte de jalón de orejas a los principales impulsores y protagonistas de la coalición Va x México: PAN y PRI y de paso ayudan a entender porque siguen en la lona de la opinión pública. Previsiblemente esta reconversión pasó prácticamente desapercibida por tiros y troyanos, de ahí la pertinencia de revisar algunos temas particularmente sensibles.
De algunos años a la fecha, buena parte de los medios de comunicación analizan los procesos electorales como si fueran carreras de caballos en las que, encuesta tras encuesta, señalan el avance o retroceso de cada jinete y caballo en competencia. Sin embargo, en aras de la simplicidad, en este modelo analítico se pierden matices y peculiaridades que determinan ventajas y desventajas que cada cuadra les ofrece de arranque a sus respectivos jinetes. Veamos algunos de estos aspectos que presenta Reforma en su ejercicio demoscópico, obviando los resultados presentados respecto a la posición de los jinetes que, por cierto, cambia todos los días.
Si se coincide que en México predomina la gente pobre, el PAN y el PRI deberían estar seriamente preocupados porque de acuerdo con la mencionada evaluación a la pregunta de qué partido beneficia a los que menos tienen, un abrumador 65% identifica a Morena, en tanto al PAN y al PRI sólo el 5 y 7% respectivamente los ve como benefactores de la gente pobre. No es necesario ser un genio para concluir por quién se inclinaría electoralmente la gente que se asume como integrante de los que menos tienen.
Los programas sociales, entendidos como dispersión de recursos públicos a personas físicas para combatir la pobreza tienen una larga y triste tradición en México. Para no ir más lejos, pensemos en Solidaridad de Salinas, que Zedillo transformó en Progresa, Fox y Calderón en Oportunidades, Peña en Prospera y ahora AMLO en Programas de Bienestar, lo que significa que los hipotéticos beneficiarios de los programas sociales que se han operado a lo largo de la historia basan su evaluación en alguna experiencia personal al respecto. Por esta razón, el PAN y el PRI deberían de estar realmente alarmados por los resultados que presenta Reforma en la pregunta de qué partido maneja mejor los programas sociales porque apenas alcanzan el reconocimiento del 7 y 8% de la muestra, frente a otro arrollador 64% que identifica a Morena como el partido que mejor los maneja.
Por todos es conocida la crítica mutuamente correspondida entre la tecnocracia y AMLO. De hecho, es muy difícil encontrar algún análisis de un especialista en economía y finanzas que le dé siquiera el beneficio de la duda a la gestión actual. La conclusión general de la buena parte de estos especialistas es que vamos de mal en peor. Sin embargo, parece que estos doctos personajes no han logrado convencer a la mayor parte de la gente. A la pregunta de qué partido maneja mejor la economía el 46% considera que Morena lo hace mejor frente al 10% que piensa que es el partido que más daño le ha hecho al país. En el caso del PAN sólo el 9% piensa que maneja mejor la economía y el 8% que le ha hecho más daño que bien al país. Por el lado del PRI la cosa es francamente desastrosa: apenas el 8% considera que sabe manejar mejor la economía frente al 58% que está convencido que es el partido que más daño le ha hecho al país. Posiblemente los tecnócratas están convencidos que la gente está equivocada, acaso tengan razón, pero la mayoría es quien define el resultado en los procesos electorales.
Otra de las preguntas de este ejercicio demoscópico versa sobre cuál de los partidos políticos tiene mejores estrategias contra el crimen organizado y las respuestas tampoco son alentadoras para los partidos de Va x México: 8% considera que el PAN tienen mejores estrategias contra el crimen organizado mientras un 11% piensa que tiene vínculos con el crimen organizado; en el caso del PRI al 9% le parece que tiene buenas estrategias contra el crimen organizado, pero el 38% lo considera vinculado con el mismo; por el lado de Morena uno de cada tres entrevistados, el 33%, considera que su estrategia contra el crimen organizado es la mejor y solo el 7% cree que tiene vínculos con el mismo.
Para no echarle más sal a la herida, concluyamos con la pregunta de qué partido considera que roba más cuando gobierna. Evidentemente la cuadra priista va a la cabeza con el nada envidiable 52%, le sigue la panista con el 11% y en un lejano tercer lugar la morenista con el 7%.
Siendo optimistas, se puede pensar que este ejercicio demoscópico del Reforma, coordinado por Lorena Becerra, es un atento jalón de orejas al PAN y al PRI a fin de que se pongan las pilas y diseñen alguna estrategia que neutralice o minimice estas debilidades que permean en la percepción pública. Les queda poco tiempo. Es cierto que en el 24 AMLO no va a estar en la boleta, pero el día de la elección sí va a estar presente esta carga histórica que pesa sobre el PRI y el PAN. Si los partidos e integrantes de Va x México no están chiflando y comiendo pinole al mismo tiempo, no van a tener oportunidad de construir, socializar y posicionar una narrativa competitiva a la de la 4T, independientemente de los jinetes que puedan postular.
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