En un reciente estudio de Mayo Clinic, se muestra que la falta de sueño suficiente combinada con el libre consumo de alimentos con altas calorías, provocará acumulación de grasa, especialmente en el abdomen.
Mayo Clinic; clínica internacional sin ánimos de lucro dedicada a la investigación, educación y práctica clínica; ha demostrado que no dormir bien condujo a un aumento del 9% en el área de grasa abdominal total y un aumento del 11% en el área abdominal visceral.
La Doctora Naima Covassin, investigadora de medicina cardiovascular en Mayo Clinic, indica que la grasa visceral que se deposita en el fondo del abdomen alrededor de los órganos internos, está fuertemente relacionada con enfermedades cardíacas y metabólicas.
Los hallazgos de la doctora fueron financiados por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre e indican que un tercio de la población no duerme lo suficiente, en parte debido al trabajo, los dispositivos inteligentes y a las redes sociales; lo que, según la investigadora, provoca que la gente coma más y esté inactivo por largas horas.
“Nuestros hallazgos muestran que el sueño más corto, incluso en sujetos jóvenes, sanos y relativamente delgados, se asocia con un aumento en la ingesta de calorías, un aumento muy pequeño de peso y un aumento significativo en la acumulación de grasa dentro del vientre”, señala el Doctor Virend Somers, Profesor de Medicina Cardiovascular de Alice Sheets Marriott y uno de los principales investigadores del estudio.
Según la investigación, durante el sueño la grasa se deposita debajo de la piel pero si duermes mal la grasa se redirige a la zona visceral, donde suele ser más peligrosa.
Los doctores señalan que aunque en un sueño de recuperación la ingesta de calorías disminuye, la grasa visceral sigue aumentando. Esto sugiere que el sueño inadecuado es un desencadenante de acumulación de grasa visceral y que, aunque se tomen siestas para recuperar el sueño, no revierte los hechos.
La investigación consistió en el análisis de 12 personas sanas, sin obesidad y que pasaron dos sesiones de 21 días cada una en un ambiente de pacientes hospitalizados. Los pacientes fueron asignados de manera aleatoria al grupo de control (sueño normal) o al grupo de sueño restringido, alternando la estancia en los grupos.
Todas las personas tuvieron acceso libre a la elección de los alimentos durante el estudio y fueron monitoreados por los doctores, quienes midieron la ingesta de calorías, el gasto de energía, el peso corporal, composición corporal, distribución de grasa, y biomarcadores circulantes del apetito.
Los primeros cuatro días todos los pacientes pudieron dormir 9 horas, después de esto al grupo de sueño restringido se le permitía dormir únicamente cuatro horas, mientras que al de grupo de control se le mantuvo con las nueve iniciales. Todos tuvieron sueños de recuperación y se les permitía mayor consumo de calorías en los periodos de poco sueño.
Los resultados fueron poco notables en temas de peso pero preocupantes en grasa acumulada en zonas peligrosas para la salud, sin importar la edad y el sueño que usaban para compensar las horas de poco sueño, la grasa seguía en aumento.
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