Comprar una laptop en México es más caro que en países como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile e incluso, en algunos casos, Guatemala.
Por ejemplo, una HP de 8gb de RAM, con procesador Core i7 y 1 terabyte de almacenamiento se vende en plataformas y tiendas de México en 22 mil 600 pesos; en Estados Unidos, el mismo producto ronda los 799 dólares (17.4 mil pesos); en Guatemala, 7 mil 195 quetzales (19.1 pesos).
Lo mismo ocurre con otras marcas y modelos. Una computadora portátil dentro de la categoría de laptops gamer de la marca MSI, modelo GF63 cuesta en México 28 mil 500 pesos, en promedio. En Reino Unido está a un precio 891 libras (24.6 mil pesos), en Estados Unidos vale 769 dólares (15.8 pesos mexicanos), en Chile, vale 950 mil pesos chilenos (24.5 mil pesos mexicanos).
La variación de precios en artículos electrónicos se debe a diversos factores. Los impuestos, tasas de traslado, inflación, variación del mercado y comisiones de los vendedores sobre el valor del producto son los principales.
Pero actualmente y a raíz de la pandemia de Covid-19, hay un par de factores adicionales que están encareciendo el precio de los productos electrónicos, como las computadoras, televisiones o consolas de videojuegos. Una de ellas es la escasez de componentes y el aumento circunstancial de la demanda de los consumidores ante el confinamiento global.
La crisis de los chips y el alza de precios en aparatos electrónicos
A inicios de 2020, los bloqueos comerciales derivados de medidas precautorias ante el avance del Covid-19, influyeron para acelerar una crisis de microchips utilizados para la fabricación de millones de artículos electrónicos en el mundo.
En Internet se llamó a este fenómeno como el ‘Armagedón de los chips’ y empresas como Samsung, Sony o Apple vieron afectados sus calendarios de producción y lanzamientos ante la imposibilidad de conseguir componentes.
Además, otras industrias como la automotriz y telecomunicaciones también sufren de esta crisis. De acuerdo con una investigación de BBC, un auto moderno necesita cerca de mil microchips y semiconductores para funcionar, mientras que la instalación de antenas 5G también requiere de un buen número de microprocesadores para operar.
La industria de aparatos electrónicos es una de las más importantes en la era digital. La crisis de microchips provocó un alza de precios en la temporada navideña de 2020, la primera de la pandemia de coronavirus.
Para 2021, todo indica que la historia está por repetirse. Las temporadas de ofertas en varios países (como Black Friday, en Estados Unidos o Buen Fin, en México) no han sido tan atractivas como en años anteriores. Basta con mirar las redes sociales para conocer testimonios de consumidores decepcionados por la falta de verdaderas ‘gangas’.
La cadena de suministros a nivel global permite conocer de dónde se origina la escasez de microchips: Taiwan, Corea del Sur, Vietnam y Alemania. Se trata de países en los que el Covid-19 ha tenido constantes repuntes. Juntos, representan más del 80% de los productores de chips y semiconductores en el mundo, de acuerdo con The New York Times.
El primer año de la pandemia fue un llamado de atención para la industria global de electrónicos. Nadie estaba preparado para un incremento en la demanda de productos de tal magnitud.
El confinamiento fue una oportunidad para millones de personas en el mundo que decidieron comprar una computadora para hacer trabajo en casa, pantallas, videojuegos, renovar sus electrodomésticos, cambiar de celular o contratar un nuevo servicio de Internet con cobertura 4G.
Nuevos problemas se avecinan
El mercado global, independientemente de la crisis de los chips, siguió su regla básica: oferta y demanda.
Entre más consumidores hay, es menor la cantidad de productos que quedan en almacén. La prisa por fabricar nuevos aumenta y eso provoca un alza en los precios.
Lo mismo pasó con los cubrebocas, por ejemplo, en las primeras semanas de la pandemia.
Además, hay otro problema que se agranda poco a poco: la llamada ‘crisis de los contenedores’. Más del 80% del traslado de productos y mercancía se hace por mar.
Las constantes interrupciones en el transporte marítimo internacional también están afectando en el costo final de los productos a los consumidores.
Especialistas consultados por medios internacionales, como el economista William
Lazzonic en una entrevista para The New York Times, no se aventuran a dar una fecha estimada en la que el mercado de electrónicos se estabilice a niveles de antes de la pandemia, ya que coinciden en qué las empresas deberán aprender a adaptarse a nuevos procesos de producción, en lugar de esperar a volver a qué ya estaba preestablecido.
Mientras eso sucede, serán los consumidores quienes resientan la mayor parte de los aumentos en el costo final de los productos.
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