En el mundo hay registradas al menos 348 especies consideradas como invasoras. Son animales, peces, plantas, bacterias y hongos que son capaces de adaptarse y destruir rápidamente un hábitat que no es el suyo. Entre las más peligrosas está la tilapia, un tipo de pez que en México es considerado como un depredador altamente peligroso.
La tilapia por sí misma es una especie controvertida. Se trata de uno de los pescados más consumidos a nivel global, con una producción estimada de 6.8 millones de toneladas métricas en 2020; pero también de los más temidos. La introducción accidental o deliberada de este pez en cualquier ecosistema puede derivar en una plaga con daños irreparables para el ambiente y la economía de la región en donde ocurra.
Estudios refieren que las especies invasoras, en donde se incluye la tilapia, tienen un impacto negativo aproximado en la economía global aproximado de 1.4 billones de dólares anuales. Expertos aseguran que en la mayoría de estos casos en el mundo se pudieron prevenir y que las naciones más afectadas son, casi siempre, países en vías de desarrollo, tales como México.
Datos generales sobre la tilapia
La tilapia es pez de origen africano que ha sido introducida en más de 180 países en el último siglo. Pertenece a la familia de los Oneochromis y tiene al menos tres especies: Del Nilo, de Mozambique o roja y azul. Se caracterizan por tener un ciclo de reproducción y crecimiento acelerado.
Una hembra puede reproducirse cada 30 días y puede adaptarse a casi cualquier ambiente, esto facilitó su integración a la producción agropecuaria, encontrándose entre las 10 especies de pez más consumidas en el mundo.
La producción de tilapia no es ilegal. De hecho, México está entre los principales productores de la especie a nivel global, siendo Chiapas el estado en donde existe mayor cultivo a través de la acuacultura, que es un proceso controlado para reproducir la especie para fines comerciales.
El problema con la tilapia es que cuando se libera en ecosistemas en donde las especies endémicas no están preparadas para convivir o sobrevivir ante ellas. Como ya se mencionó, los Oneochromis se adaptan y reproducen con facilidad, por lo que controlarlas o expulsarlas de un hábitat libre es sumamente complicado, tardado y costoso.
La tilapia casi termina con el ajolote de Xochimilco
A mediados de los 70 se introdujeron dos especies invasoras a los canales de Xochimilco: las carpas y las tilapias. La intención era fomentar la cultura pesquera en la última región lacustre de la Ciudad de México, la cual ha sido hogar del ajolote desde hace siglos.
Estas dos especies se sumaron a los retos que el ajolote ya enfrentaba para ese entonces, que era la caza desmedida y la contaminación de su hábitat. La carpa poco a poco comenzó a apropiarse de las fuentes de alimento del Ambystoma mexicanum, además de afectar las condiciones del agua en los canales.
Pero la tilapia es el mayor de los problemas, debido a que se convirtieron en depredadores naturales del ajolote, el cual es sabido que es una especie muy frágil. Estos peces encontraron en los huevos del Ambystoma mexicanum su fuente de alimento.
El proyecto de acuacultura en Xochimilco no progresó y las carpas y tilapias se volvieron un grave problema ecológico en la zona. No sólo por llevar al ajolote al borde de la extinción, sino porque afectaron el ecosistema a un punto donde es casi imposible lograr un control y expulsión de estas especies.
Lecturas recomendadas
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La invasión de la tilapia azul en el Valle de Cuatro Ciénegas, Coahuila
Otro caso negativo de introducción de tilapia en México ocurrió en el Valle de Cuatrociénagas, en el estado de Coahuila. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) detectó más 60 especies invasoras en este humedal, siendo la tilapia azul la más preocupante.
Desde hace más de 20 años, los esfuerzos para erradicar a la tilapia del Valle de Cuatrociénagas no han parado. La especie contribuyó en un cambio al ecosistema del humedal que está acabando con la flora y fauna endémica, además de afectar a la economía de las familias que se dedican a la agricultura o pesca en la zona.
Entre las especies amenazadas por la tilapia están la lisa/sardina de Cuatrociénegas (Ciprinella xanthicara), el pez mosquitero (Gambusia
longispinis), la mojarra de Cuatrociénegas (Cichlasoma minckleyi), la tortuga bisagra (Terrapene coahuila), el dardo de Cuatrociénegas (Etheostoma lugoi), entre otras.
La Conabio optó por crear un protocolo de erradicación de la tilapia azul en Cuatrociénagas, en el que la participación de la población cercana es importante. A la gente se le enseña a crear trampas para capturar a esta especie y la forma de identificar las zonas en las que habitan.
La plaga de tilapia en Ecuador
A finales de 1999, Ecuador tuvo una crisis agropecuaria debido al colapso de la industria camaronera de su país, causada a su vez por la aparición de un virus que afectó a la especie. El gobierno volteó a ver la producción de tilapia como una solución al corto plazo, pero que con el paso de los años terminó siendo un grave error.
De esta manera se crearon granjas acuícolas para comenzar el cultivo de la especie, pero no se tuvo el suficiente cuidado y algunos ejemplares llegaron a escapar o fueron introducidos accidental o deliberadamente a cuerpos de agua distintos a los que estaban destinados.
Fue así que la tilapia se expandió rápidamente por el país, afectando el ecosistema y convirtiéndose en depredadores de otras especies que también formaban parte del sistema agropecuario comercial de Ecuador. Además, propagaron patógenos que infectaron, incluso, a otros peces.
Desde entonces, el gobierno de Ecuador y su industria agropecuaria han luchado contra la tilapia con diferentes métodos, ninguno ha podido acabar con ella. Se ha intentado cazarla, erradicarla con agentes tóxicos e incluso introdujeron especies secundarias para hacer función de depredador.
El escape de tilapias en Colombia
Otro de los casos en donde las tilapias se convirtieron en un problema ambiental fue en la cuenca del Magdalena y el Cauca, en Colombia. La especie se introdujo hace unos 50 años aproximadamente y en primera instancia, su producción se convirtió en una gran actividad económica para la industria agropecuaria.
Sin embargo, varios ejemplares lograron escapar de las granjas acuícolas y llegaron a las zonas silvestres en donde su acelerado ciclo de reproducción no pudo ser detenido, afectando el ecosistema y desplazando a especies endémicas. A pesar del impacto ambiental, el gobierno decidió impulsar la industria de la tilapia y miles de personas se dedican a esta actividad actualmente.
Expertos aseguran que la fuga de tilapias de las granjas acuícolas no se ha detenido y que en este punto es imposible saber que tan avanzada está la expansión de la especie por el país, ya que incluso la población general ha hecho sus cultivos de manera independiente sin tomar medidas de contención. El daño ecológico tampoco ha sido dimensionado, señalan.
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