Cada rincón de Azcapotzalco guarda un interesante anécdota Al ser una comunidad de cerca de ocho siglos de historia, es una pieza clave para entender la evolución de la Ciudad de México y del país.
En esta segunda entrega de la historia de Azcapotzalco a través de sus construcciones y monumentos hablaremos de una Catedral que atestiguó el último enfrentamiento armado de la Independencia y de su héroe olvidado.
Si quieres conocer la primera parte, en la que exploramos la mitología del símbolo de la hormiga, así como la fundación y esplendor del imperio tepaneca, puedes hacer click aquí para leerla.
Azcapotzalco y la evangelización en la época colonial
Al iniciar la época colonial, Azcapotzalco toma tiene un resurgimiento económico y social. En sus vastos territorios se levantaron iglesias y conventos de distintas órdenes. El objetivo era lograr la evangelización de los indígenas, misión que los monjes y frailes comenzaron a poner en marcha en los atrios de los templos.
Un atrio es un espacio amplio a la intemperie ubicado a las afueras de las iglesias. Como los indígenas tenían la costumbre de hacer los ritos de sus cultos al aire libre, los frailes tomaron la decisión de celebrar la misa en los atrios y no dentro de los templos para no hacer tan agresiva la conversión.
Una de las construcciones más importantes que se levantaron en la época colonial en Azcapotzalco fue el templo de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago. El alcalde Vidal Llerenas, quien nos acompaña en este recorrido, explica que esta edificación fue de las primeras de su tipo en la Nueva España y que hace poco fue reconocida como Catedral:
“Desde el año pasado este espacio es ya la Catedral de Azcapotzalco. Es una nueva organización de la iglesia de la Ciudad de México, incluso ya hay un Obispo de Azcapotzalco en esta Catedral. Este es un edificio del Siglo XVI que inició como un convento, tuvo distintas evoluciones, formas y etapas de arquitectura”.
La ahora Catedral de Azcapotzalco forma parte del patrimonio de la Ciudad de México. Un dato interesante es que a pesar de ser un edificio católico, adopta una pieza clave de los mitos prehispánicos de la alcaldía:
“Aquí está la famosa hormiga, que la leyenda dice si un día llega hasta el campanario, el mundo se va a terminar. La Catedral está llena de tradiciones y de muchísima cultura. Está también el retablo de Santa Rosa de Lima de Villalpando, el autor más prominente del Virreinato en México, es una muestra de lo importante que era esta capilla para la arquidiócesis de México”, relata Llerenas Morales.
‘Pachón Ortiz’, el héroe olvidado de la Independencia
Otro dato a tener en cuenta es que en el atrio de la Catedral de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, se libró la última Batalla de la Guerra de Independencia de México.
El 19 de agosto de 1821, el Ejército Trigarante comandado por Anastasio Bustamante y Luis Quintanar, enfrentó a las últimas fuerzas virreinales, dirigidas por Manuel Concha. Durante la batalla, los realistas dominaron a los insurgentes, quienes tuvieron que retroceder en lo que parecía una derrota inminente.
Bustamante ordenó la retirada para reagrupar a sus hombres y salvar la mayor artillería posible. Pero entre el ejército insurgente había un guerrillero llamado Encarnación Ortiz, mejor conocido como ‘El Pachón‘.
‘Pachón’ regresó al campo de batalla para rescatar un cañón que se encontraba en una zona de fango. Sin embargo, fue alcanzado por el fuego enemigo y murió en el lodo. Los insurgentes estallaron de rabia y regresaron para vengarlo.
Las fuerzas de Manuel Concha fueron derrotadas en Azcapotzalco y los insurgentes se hicieron con el control de la Ciudad de México. Días después, se da la entrada de Agustín de Iturbide a la capital para terminar así la Guerra de Independencia.
Actualmente, hay una placa en el atrio de la Catedral que recuerda este momento. También, entre los jardines, hay un pequeño monumento a ‘Pachón Ortiz’, en homenaje a su valentía y sacrificio.
Tiempo después, Antonio López de Santa Ana nombraría a la alcaldía como Villa de Azcapotzalco de Bustamante y Quintanar, en honor a los comandantes del Ejército Trigarante que vencieron a los realistas. Evidentemente, ese título se perdió con el paso de los años.
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