La alcaldía Azcapotzalco fue el escenario de la película que, en palabras de Carlos Monsiváis, marcó el inicio de la Época de Oro del Cine Mexicano. Se trata de ‘Allá en el Rancho Grande’, dirigida por Fernando de Fuentes en 1936.
La película es protagonizada por Federico Guizar, Emma Roldán, Esther Fernández y René Cardona y aborda una en la que la virginidad de una de las protagonistas desata un conflicto que se resuelve entre escenas de comedia y canciones.
En el ensayo ‘Pedro Infante. Las Leyes del Querer’, Carlos Mosiváis la resume de la siguiente manera:
“La ingenuidad de la vida campirana envuelta en canciones, ah que delirio, el patrón de la hacienda es bueno, la virginidad de la heroína es un nicho protegido por la mala dicción, y los peones, si no cantan, reverencian a sus patrones. Y a esta reducción al absurdo de la vida rural la promueven el atractivo de Tito Guizar y Esther Fernández, los duelos de canciones, la maldad de la comadre (Emma Roldán) y los jaripeos”.
Allá en una vieja hacienda de Azcapotzalco
Algunas de las escenas de ‘Allá en el Rancho Grande’ fueron filmadas en la exhacienda de El Rosario, en la alcaldía Azcapotzalco. También se grabaron ahí algunos cuadros frente al Templo del Señor, en el barrio de Nextengo y otras en el de San Lucas.
El Templo del Señor, conocido como Capilla o Templo de San Salvador Nextengo, permanece en pie en Azcapotzalco, el cual fue construido por frailes dominicos y cuyo mayor tesoro es una escultura traída de Sevilla de Jesús de Nazareth.
Este templo lo podemos ver en la película en la parte final. En la escena de la boda, la iglesia en donde los protagonistas se casan es precisamente San Salvador Nextengo. La fachada no ha cambiado prácticamente y se ve igual a como es en la actualidad.
Antes de la pandemia de coronavirus, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México organizaba recorridos guiados a Nextengo y San Lucas, con motivo de la película para recordar el rodaje ‘Allá en el Rancho Grande’ en Azcapotzalco. El último se hizo en enero, de manera gratuita.
Mientras que la ex hacienda de El Rosario fue una de las primeras construidas en la capital mexicana durante la época virreinal. Fue el beato Sebastián de Aparicio quien la fundó a mediados de 1550, pero en aquel momento la nombró como Hacienda de San Nicolás, luego se llamó Careaga y posteriormente, ya en el siglo XX se le dio el nombre de El Rosario, durante el porfiriato.
Ahí se grabaron todas las escenas de rancho en la película, lamentablemente esas locaciones ya no existen en la actualidad. Los terrenos en las que se rodó el inicio del Cine de Oro de México están entre lo que ahora son las colonias Unidad El Rosario; Ex-Hacienda El Rosario y el centro comercial Town Center El Rosario.
Muchas de las historias en torno al pasado colonial y porfirista de Azcapotzalco pueden escucharse en el nuevo podcast AzcapoRadio. En el que de la voz de vecinos, artistas, historiadores y del propio alcalde, Vidal Llerenas, se dan a conocer los relatos que viven en el pueblo chintololo.
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— vidal llerenas (@vidallerenas) May 23, 2020
El éxito de ‘Allá en el Rancho Grande’
Carlos Mosiváis escribió en su ensayo que ‘Allá en el Rancho Grande fue la película que marcó el inicio de la industria cinematográfica de México, no sólo por la calidad de la historia, sino por el éxito económico:
“Allá en el Rancho Grande entroniza en el resto de América Latina el México inventado que divierte y persuade, y el éxito económico obliga a la industria a oponerse taimadamente a la reforma agraria del gobierno de Lázaro Cárdenas”, escribió ‘Monsi’ en su ensayo.
Esta película filmada en Azcapotzalco sorprendió en el extranjero. Se exhibió en múltiples salas de Estados Unidos, subtitulada en inglés. Cuando se presentó en el Festival de Venecia, en 1938, se llevó el premio a la Mejor Fotografía y puso al descubierto, en el plano internacional, que en nuestro país había nacido una industria de calidad que podía competir con Hollywood.
“Sin este ‘grito de independencia’ que viene del descubrimiento de un mercado amplísimo no se produce la Época de Oro”, señala Monsiváis en su libro. También, considera que la película de Fernando de Fuentes dio los cimientos de la imagen con que el mundo vería México a través del cine:
“A partir de Allá en el Rancho Grande, ya inventariados los escenarios, las miradas de amor, los sonidos, el público se somete a los chantajes sentimentales y a la escasez de recursos (…) Y surge conquistador y repetitivo, el México de charros, rumberas y familias que felices o desdichadas son idénticas”.
Un tesoro nacional
Esta película significa mucho para el cine mexicano. Carlos Monsiváis la coloca como el inicio del Cine de Oro y del género ranchero (de calidad). Mismo que opina terminó con ‘Dos tipos de Cuidado’, con Pedro Infante y Jorge Negrete en 1953.
‘Allá en el Rancho Grande’ fue restaurada y conservada por la Filmoteca de la UNAM y se considera un tesoro de la cinematografía nacional. En diferentes festivales, tanto en México como en el mundo, se exhibe ocasionalmente.
El director Fernando de Fuentes intentó hacer un remake de su propia película en 1949. Jorge Negrete fue el protagonista. Pero ni el talento del ‘Charro Cantor’ hizo que la nueva versión fuera tan recordada como la original, filmada en Azcapotzalco.
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