¿Has notado que cuando tomas una siesta, hay algunas con las que sientes que descansas y otras que no tanto?
Diversos estudios han encontrado diferentes beneficios y perjuicios en el dormir, dependiendo del momento, duración, incluso involucran la edad, genética y hábitos de las personas.
David Dinges, un científico del sueño de la Universidad de Pensilvania dice que “Las siestas son en realidad más complicadas de lo que pensamos, ya que se debe meditar en qué momento se hará, cuánto durará y para qué la tomarás”.
Por ejemplo, para una siesta energética, los expertos informan que de 10 a 20 minutos es adecuada. Para un adulto que busca desconectarse por un tiempo de sus deberes, una siesta en el sofá un domingo por la tarde parece ser la mejor forma.
¿Cuánto tiempo se debe tomar una siesta?
De acuerdo con una publicación de The Wall Street Journal, la profesora de psicología de la Universidad de California Riverside, Sara Mednick dijo que cada siesta depende de lo que se necesite.
Para el aumento de energía, se retoma, que dormir de 10 a 20 minutos es lo ideal. Sin embargo, para realizar el procedimiento de memoria cognitiva, una siesta de 60 minutos es lo mejor, la desventaja de ésta es que al despertar hay algo de aturdimiento.
Finalmente, una siesta de 90 minutos probablemente incluirá un ciclo de sueño completo, lo que beneficia a la creatividad, memoria emocional y de aprendizaje.
Los científicos dicen que “el momento ideal para tomar una siesta es entre la una y cuatro de la tarde, ya que si se realiza en un mayor horario se podría interferir con el sueño nocturno.
Ilene Rosen, profesora de medicina clínica en la Penn´s Perelman School of Medicine, comentó que la duración ideal de una siesta aún se debate pero, en general, “la de 10 a 20 minutos es realmente óptima y funcional”.
Con esto, concuerda Leon Lack, docente de psicología de la Universidad de Flinders, Australia, descubrió en un estudio realizado en 2006 que los descansos más cortos fueron los más impactantes.
El estudio comparó la siesta de 24 participantes, quienes dormían desde 30 segundos hasta 30 minutos. Después, los individuos fueron evaluados en una variedad de tareas, de lo que se obtuvo como resultado que las siestas de 20 a 30 minutos, al despertar se sintieron algo torpes, mientras que los de 10 minutos no.
Jonathan Brandl, consultor de Massachusetts tiene una rutina. A las 5 am va al gimnasio, para las 2 de la tarde se siente algo cansado. Su solución es tomar una rápida siesta en una silla cómoda. El truco que utiliza para despertarse, es sostener un lápiz o pluma en su mano, que generalmente cae entre los 10 y 15 minutos de su siesta, lo cual lo despierta.
“Después de la siesta me siento totalmente renovado y con energía durante el resto del día”, declaró el hombre de 56 años.
No obstante, la siesta de 60 minutos también llega a tener sus ventajas.
En una investigación del 2012, en el que los expertos dividieron a 36 estudiantes universitarios para estudiarlos. Cada grupo aprendió una tarea de memoria combinando palabras y sonidos. Después, un grupo tomó una siesta de 60 minutos, otro de 10 y el último no durmió.
Al volverse a realizar la prueba, a los grupos que tomaron la siesta les fue mejor, informó Sara Alger, autora principal del estudio.
Agregó que se hicieron pruebas adicionales una semana después. Como resultado se obtuvo que el grupo de 60 minutos tuvo un rendimiento mucho mejor que el de 10, quienes ahora rindieron tan pobre como el grupo sin dormir. Con esto, los investigadores concluyeron que la siesta de 60 minutos ayuda a la consolidación de la memoria.
No obstante, los investigadores comentan que se continúa explorando el tema de las siestas, debido a que hay personas que no parecen beneficiarse de ellas. El doctor Mendnock dijo que las investigaciones ahora también analizan las posibles diferencias genéticas entre las siestas habituales y las no habituales.