En 2019 se cumplen los 500 años del encuentro de Moctezuma y Hernán Cortés, el cual marcaría el inicio de la Conquista Española.
De acuerdo a las crónicas de la época, antes de conocerse, ambos personajes ya tenían conocimiento aproximado de cómo era cada uno, esto gracias a que las noticias paso de Veracruz hacia Tenochtitlán llegaban a los oídos del Tlatoani rápidamente y todos los pueblos que Cortés vistió temían al poderoso gobernante mexica y lo describían como un tirano.
Cortés, en búsqueda de nuevas glorias y territorios, decidió firmemente continuar avanzando hacia el Valle de México, creando alianzas con las culturas sometidas a los mexicas, principalmente con los tlaxcaltecas.
Moctezuma, soberano del imperio más poderoso en América de esa época, mandó múltiples mensajes de advertencia a los españoles para que abandonaran sus territorios, les ofreció paz a cambio de detenerse.
En muestra de buenas relaciones, envió a los españoles una serie de preciosos regalos que, lejos de hacer que los españoles los aceptaran y se fueran, impulsaron a los conquistadores para avanzar en busca de los tesoros de Tenochtitlán.
En palabras de Bernardino de Sahagún, uno de los cronistas más importantes de la época, los regalos eran de hermosa manufactura y la comitiva que se los hizo llegar se los presentaron como “el tesoro de Quetzalcóatl”:
“Una máscara de serpiente, de hechura de turquesas un travesaño para el pecho, hecho de plumas de quetzal un collar tejido a manera de petatillo; en medio tiene colocado un disco de oro. Y un escudo de travesaños de oro, o bien con travesaños de concha nácar; tiene plumas de quetzal.
Ese espejo parece un escudo de turquesas: es mosaico de turquesas, de turquesas está incrustado, empegado de turquesas. Y una ajorca de chalchihuites, con cascabelillos de oro. Igualmente un lanza-dardos, guarnecido de turquesas; todo de turquesas lleno. Es como si tuviera cabecillas de serpiente: tiene cabezas de serpiente y unas sandalias de obsidiana”.
Pero los artículos relacionados con ‘la serpiente emplumada’ no fueron los únicos que recibieron. Bernardino continúa el relato en su “Historia general de las cosas de la Nueva España, y agrega que:
“En segundo lugar les dio el atavío de Tezcatlipoca: también está colocado un espejo de dorso. Y también un juego de cascabeles de oro que se atan al tobillo. Y un juego de sandalias de color blanco”.
Según relata el texto, en tercer lugar, Moctezuma envió a los conquistadores el atavío de Tlalocan Tecuhtli, que se trataba de una especie de peluca de plumas de quetzal y oro. También unas orejeras en forma de serpiente y un collar, ambos hechos de chalchihuite
Entre los regalos se encontraba una manta con bordes de anillos rojos; cascabeles de oro para los pies y un bastón de turquesas en forma de serpiente.
Pero no fue todo, hubo un cuarto cargamento que contenía aún más riquezas que encendieron los ánimos de los conquistadores, Sahagún lo describe así:
“En cuarto lugar, también el atavío de Quetzalcóatl: una diadema de piel de tigre con plumas de faisán: sobre ella hay una enorme piedra verde: con ésta está ataviada la cabeza. Y orejeras de turquesas de forma redonda, de las cuales pende un zarcillo curvo de concha y oro. Y un collar de chalchihuite tejido en manera de petatillo.
Finalmente, la cuarta parte del ‘tesoro de Quetzalcóatl” incluía también un escudo de oro, perforado en el medio, con plumas de quetzal tendidas en su borde; también con banderola de quetzal y el cayado torcido, lo describe como una pieza del “propio de Ehécatl”.
Todos estos regalos fueron puestos en posesión de los embajadores, al igual que otras cosas, como alimentos, hierbas, bebidas y otros objetos.
El encuentro entre Cortés y Moctezuma ocurrió el 8 de noviembre de 1519 en Tenochtitlán, historiadores ubican el sitio de la reunión entre la actual calle de Pino Suárez y República del Salvador.