¿Has tenido alguna vez la sensación abrumadora de hacer una pausa de todo y escapar por un tiempo? Tomarse un descanso de las obligaciones cotidianas no tiene porque significar un bache en la vida.
Hay distintas causas por las que las personas pueden sentir que la vida, y el tiempo, se les viene encima: las relaciones personales, la situación económica, el estatus laboral o por acontecimientos inesperados.
Por ejemplo, el medio estadounidense The Wall Street Journal, publicó recientemente un artículo nombrado, en español, ‘Ella tomó un descanso de dos años de su carrera. Ahora en CEO’, en donde presentan la historia de Deanna Mulligan, una profesionista que a los 41 años de edad sintió la necesidad de hacer una pausa.
Deanna tenía una exitosa carrera en Estados Unidos, trabajaba en una importante empresa de seguros y hubo un acontecimiento que la hizo reflexionar sobre su presente, pero más importante: sobre su futuro.
“Tuve un pariente que, desafortunadamente, murió bastante temprano. Estaba claro en su funeral que había tenido un gran impacto en muchas personas como maestra de guardería y luego como directora de un preescolar. Pensé en mi vida en ese momento: ¿en cuántas personas estaba teniendo un impacto? ¿Mi vida iba a tener un impacto tan grande como el de ella?”, dijo al WSJ.
El fallecimiento de su pariente ocurrió poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York, en esa tragedia algunos conocidos de Deanna murieron en las Torres Gemelas.
Estos hechos hicieron que Mulligan reflexionara sobre el rumbo que quería seguir en adelante. La decisión que tomó fue detenerse por un tiempo y replantear su vida.
Comenta que tenía miedo, pues a su edad la idea de tomarse un descanso no es normal, pero que amigos y familiares la animaban, diciéndole que era una gran idea.
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De esta forma, la mujer se armó de valor y renunció a su empleo un lunes por la mañana. Al principio consideró solamente seis meses de descanso, pero le aconsejaron que no era lo suficiente.
“Uno de mis amigos dijo: ‘Tienes que tomar al menos dos años‘. Y recuerdo que en ese momento pensé: ‘¿Dos años?. Nunca podría tomarme dos años libres’”.
Sin embargo, Deanna Mulligan lo hizo. Paró su exitosa carrera profesional de golpe. Señala que en los primeros meses convivió con las personas que había dejado de ver por falta de tiempo.
También durante el primer año, comenzó a dedicarse a ella misma y hacer ejercicio, retomar algunos pasatiempos abandonados y aprender nuevas cosas.
Al segundo año decidió emprender su propia consultoría y entre sus clientes estaba la compañía de seguros Guardian Life, con quienes, después de transcurridos los dos años de su descanso, retomó su carrera y entró a trabajar en 2008.
La pausa que hizo Deanna la llenó de nuevas motivaciones y le dejó grandes aprendizajes y una vez de vuelta al mundo laboral logró convertirse en CEO de la empresa Guardian Life, esto en 2011.
“No salí de mi tiempo libre diciendo: ‘Quiero ser CEO’. Salí diciendo: ‘Quiero marcar la diferencia y contribuir de una manera que sólo yo puedo’”.
Deanna Mulligan se demostró a sí misma, y a todos los que la rodean, que hacer tomarse un tiempo no significa acabar con tus propósitos y metas. No es frenar el crecimiento personal, sino una forma de conocer el rumbo que queremos seguir: “Lo que he aprendido es que la vida no es una línea recta”, dice.
¿Los mexicanos estamos listos para un descanso en la vida?
La historia de Deanna es inspiradora y admirable, sin embargo, ¿todos están preparados para tomarse un tiempo libre de dos años?
Deanna Mulligan es una profesionista que a base de esfuerzo pudo lograr la solvencia económica para detener su carrera en la plenitud de la madurez, algo que en México muy pocas personas podrían hacer.
‘Tomarse un tiempo’ es algo, más o menos, equivalente a lo que conocemos de manera popular como un ‘año sabático’. Un espacio donde las personas se alejan de toda responsabilidad académica o laboral con el fin de resolver alguna ‘crisis existencial’ o divertirse, descansar o viajar ‘ahora que tienen tiempo’.
Esto ocurre principalmente en jóvenes que terminan sus estudios profesionales y quieren un tiempo libre antes de buscar su primer empleo. Algunos aprovechan para aprender un idioma, algún arte, practicar deportes o viajar.
Pero muchos de estos jóvenes aún viven en la casa familiar, la empresa de encuestas e investigación De las Heras Demotecnia, señala que al menos el 63% de los jóvenes menores de 30 años aún viven con sus papás.
La mayoría de la población en México es pobre, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al menos 61.1 millones de personas viven en pobreza, esto es el 48.8% de los habitantes del país.
El ingreso promedio de las familias mexicanas es de 16 mil 536 pesos al mes, esto claro en hogares donde trabajan más de dos personas. El rango de ingresos en las casas más pobres, que son la mayoría en el país, es de poco más de 3 mil pesos.
Los bajos salarios, con respecto al número de horas trabajadas y la remuneración económica, impide que la mayoría de mexicanos puedan detener su vida para tomarse un tiempo libre sin no tener un plan de respaldo o un fuerte respaldo de ahorros para enfrentar los gastos cotidianos.
Por estas y otras razones, la idea de tomarse un descanso de dos años en México puede ser un sueño muy difícil de cumplir, más no imposible.