La serie estadounidense cumplió 25 años de haber salido al aire y con este aniversario también llego controversia.
A partir de que la serie estuvo disponible en la plataforma Netflix, jóvenes que no crecieron con la serie y vieron por primera vez el humor que este show presentaba, se pronunciaron por haber notado homofobia y sexismo. Por ejemplo, uno de los personajes incluso intenta no ser confundido con homosexual, una opinión que parece ser compartida por adolescentes y jóvenes, de acuerdo con Vice.
El escritor Manuel Guedán, experto en sitcoms explicó a El País que esta serie continúa vigente “Friends ha conseguido una fórmula perfecta que a algunas sitcom no les interesó y otras no supieron encontrar. Esto es el equilibro entre un humor formalmente radical, que juega con las variaciones sobre los mismos temas y los espacios mínimos, y el componente sentimental, que le da progresión a la serie”, comenta.
“Es muy interesante hacer una revisión ideológica de la serie desde nuestra óptica, pero esta no debe ser reduccionista. Salvo en el tema racial, donde me parece que todo son sombras. La serie es machista, sin duda. Los capítulos en los que Ross enloquece de celos por Rachel, llegando a presentarse intempestivamente en su trabajo o acosándola con regalos, son problemáticos, porque la serie es muy benévola con un desquiciado personaje masculino”.
También opina Guedán que la figura de Rachel Green desafió ideas sexistas que aparecían en los shows de los años 90.
La serie estuvo 10 años al aire, 236 episodios, cameos épicos y marcó tendencia, cientos de personas en todo el mundo no solo intentaron imitar la moda, si no también el modo de vida. Ahora, las ganancias por las retransmisiones generan hasta 20 millones de dólares anuales para cada uno de sus protagonistas.
Saul Austerlitz, quien ha realizado una revisión sociológica sobre el fenómeno que fue la serie en la cultura pop a través de su libro Generation Friends, coincide en destacar que los espectadores apreciaron los sentimientos: “El secreto de su éxito, que ahora es parte del ADN de la televisión contemporánea, es combinar humor con emoción. Friends siempre supo entender que los espectadores llegaban por las risas, pero se quedaban por los sentimientos”.