No dormir en la noche y hacerlo en la madrugada, a la larga trae problemas de salud. Se manifiestan de distintas maneras, debido a la falta de horas de sueño. Si las personas duermen bien, de siete a ocho horas, la calidad de vida aumenta.
Uno de los problemas está relacionado con los ritmos circadianos, que regulan los cambios en las características físicas y mentales que pasan a lo largo de un día (24 horas). Por eso, uno de los problemas es que las fases de trabajo, alimentación y sueño cambian. Estos ritmos pueden modularse con factores externos como luz-oscuridad y las horas de trabajo.
Aunque duermas tarde e intentes dormir por la mañana o mantenerte despierto, te sentirás cansado porque el ritmo es opuesto al sueño-vigilia que está relacionado con el ciclo luz-oscuridad. Cuando duermes en un horario irregular, estás trabajando contra el reloj de tu cuerpo. Durante el día también se produce un proceso de alerta que dificulta e interrumpe el sueño.
Uno de los factores para este desequilibrio afecta a quienes trabajan en la noche. Se enfrentan a un problema: la falta de horas de sueño. Lo normal es que una persona pase casi un tercio de su vida dormida. Pero quienes tienen un turno nocturno, pueden enfrentarse a problemas para dormir en las mañanas o en las tardes.
Además aunque duerman en estas jornadas, el sueño es menos reparador que en la noche. Hace unos años, el trabajo nocturno solo era para los turnos de las fábricas, hospitales, conductores y personal de seguridad.
Pero por la demanda de servicios, se han extendido los lugares “abiertos las 24 horas”. Por esta razón se agregó un turno más a la jornada laboral. De acuerdo con la Ley Federal de Trabajo, el turno nocturno es el que se hace entre las ocho de la noche y las seis de la mañana.
La pérdida de sueño es notable en los trabajos de noche, incluso puede reducirse a dormir dos horas por día. Los trabajos nocturnos obligan a estar despiertos en un patrón que no está sincronizado con el reloj biológico.
Durante la noche, el ritmo circadiano produce sustancias que promueven el sueño, como la melatonina. Por eso es difícil estar alerta y ser más productivo. Con un horario nocturno también se alteran los hábitos alimentarios. Se deben hacer tres comidas diarias, por lo menos.
Es más fácil que haya alteraciones digestivas porque las personas comen más rápido y en un periodo de tiempo más corto e inusual. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer ha encontrado una asociación entre el trabajo nocturno y el riesgo de padecer cáncer de mama y próstata.
Según una investigación de Medical Journal of Australia, el 32% de los trabajadores nocturnos tienen un padecimiento llamado “trastorno del trabajo por turno”. Consiste en somnolencia excesiva e insomnio durante el día. Así empeoran los efectos de los patrones de sueño ya interrumpidos.
De acuerdo con la Fundación Nacional del Sueño estadounidense, un tercio de los trabajadores por turnos aseguran que duermen menos de seis horas por noche en días laborales y el 30% solo duermen bien por la noche.
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