La fiscalía describe al Chapo Guzmán como un tipo violento y sanguinario que torturó, mató y abusó sexualmente de cientos de personas… sin embargo, en la cárcel, se dice víctima.
El capo no para de quejarse de que lo maltratan. En febrero, fue declarado culpable de traficar más de 250 mil toneladas de drogas a Estados Unidos.
Durante el juicio en Estados Unidos, algunos de sus sicarios revelaron los crímenes que cometió cuando dirigió el Cártel de Sinaloa.
Fueron 56 testigos, entre ellos viejos socios, rivales y hasta una ex amante, agentes del FBI, la DEA y la Patrulla Fronteriza.
A pesar de haber realizado estos crímenes, Guzmán Loera ha exigido varios beneficios durante su estancia en la cárcel norteamericana.
Solicitó al menos dos horas de tiempo de recreación al aire libre por semana, comprar seis botellas de agua y tapones para los oídos, para aliviar dolores de cabeza y para poder dormir.
Su defensa alega que en la celda de aislamiento donde espera la sentencia está la luz encendida las 24 horas del día y el aire acondicionado es tan fuerte que apenas lo deja dormir.
Los abogados aseguran que sufre de “fatiga mental” por su aislamiento, así que deben repetirle las cosas varias veces para que las entienda.
Su dolor de oídos es tan fuerte que El Chapo se hace él mismo unos tapones con papel de baño. Y el aire acondicionado es tan intenso que no puede dormir por el ruido en la noche.
A El Chapo no le gusta el sabor del agua de la llave que a veces tiene residuos de las cañerías, por eso pide agua embotellada para hidratarse.
Otra de sus peticiones es tener una televisión, ya que no puede elegir la programación. Los carceleros solo le permiten ver programas de naturaleza, los cuales ya ha visto muchas veces.
También pidió a las autoridades de Nueva York que le lleven a un sacerdote que hable español. Debido a que no tiene acceso a un guía espiritual, y la única vez que lo tuvo, el religioso no hablaba en su idioma.
Pero estas no son las únicas exigencias que ha tenido El Chapo, durante su estancia en los penales mexicanos acusaba a las autoridades de torturarlo.
Esto debido a que no lo dejaban descansar bien, ya que lo despertaban cada cuatro horas para tomar lista, por ser un reo de alta peligrosidad.
En el Cefereso de Ciudad Juárez se quejó de la suciedad de su celda y pidió artículos de limpieza, jabón y cloro.
Se fugó dos veces para evitar su extradición a Estados Unidos y de esta manera conservar sus beneficios.
Entre algunos de los crímenes que narraron está la tortura y asesinato de narcos rivales, haber ordenado la muerte de un grupo de 150 personas y sobornar con grandes cantidades de dinero a funcionarios del gobierno mexicano.
Isaías Valdez Ríos, explicó cómo su ex jefe torturó y asesinó a un miembro del cártel de Los Arellano Félix y a dos más de Los Zetas.
“Venía quemado con una plancha en toda la espalda, la playera que traía estaba pegada a la piel, traía marcas de encendedor de carro en todo el cuerpo, los pies también quemados”.
El Chapo se enojó porque venía en mal estado y lo dejó durante días encerrado en una celda. Al final, “ya apestaba (…) Estaba podrido”, dijo el testigo.
Otro testigo relató que El Chapo violaba a niñas, a las que consideraba sus “vitaminas” para mantenerse joven. Las drogaba con una sustancia en polvo, antes de abusar de ellas.
Además tenía un sistema de comunicaciones para espiar al menos 50 teléfonos de sus rivales, correos electrónicos y mensajes de estas personas, de su esposa y de sus amantes.
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