Por increíble que parezca hay gente que ha sido robada a plena luz del día por ancianos y personas que se hacen pasar por indígenas que están coludidos con estafadores.
Estos delincuentes se dedican al llamado “Fraude de la lotería” o “Estafa del gordo”.
Se reporta principalmente en calles del Valle de México, desde hace más de ocho años. Todavía en enero de este año, el Notimex dio a conocer el caso de una víctima.
El fraude funciona por medio de la sugestión y el engaño. Utilizan la ambición de la víctima y le hacen creer que está frente a la oportunidad de su vida.
Hay distintas maneras en que se lleva a cabo, pero la mayoría tienen el mismo procedimiento:
Un anciano o persona que se hace pasar por indígena se acercará a una víctima que camine sola en la calle.
El estafador siempre tendrá esas características, porque de esa manera la víctima puede creer que el poseedor del boleto no sabe del valor real de su billete. O genuinamente es alguien que no sabrá cómo contarlo.
Entonces el estafador le dirá a la víctima que tiene el boleto ganador de la lotería, pero que no puede cambiarlo por alguna de estas razones:
- No tiene identificación.
- Considera que es muy peligroso que él ande con mucho dinero.
- Necesita ayuda de una gente honesta para cambiar el billete.
- Cree que por ser indígena le van a robar el billete cuando intente cambiarlo.
Para hacer más creíble su historia, el estafador mostrará una carta firmada por un supuesto maestro rural.
La carta dirá que por favor acompañen al anciano a cambiar el billete, para que de esa forma los encargados del concurso no abusen de él y le roben su premio.
Si la carta no logra convencer a la víctima, el estafador tiene otras dos maneras preparadas para seguir insistiendo:
La primera es con una copia de la “sabana” donde se anuncian los ganadores, obviamente apócrifa, en la cual el número ganador coincide con su billete.
La segunda es que pedirá a la víctima ir al puesto de lotería más cercano para corroborar su historia.
Si la víctima accede a esta última, será conducida por el anciano a un puesto de lotería ambulante en donde un cómplice le mostrará que efectivamente es el billete ganador.
El cómplice simulará que quiere comprarle el billete al anciano y frente a la víctima le ofrecerá un trato por el premio.
El anciano fingirá que aceptará el trato. Entonces la víctima interferirá y accederá a llevarlo a cambiar su premio.
En el camino el anciano le propondrá a la víctima que le compre su billete, así como lo quiso hacer el cómplice, para librarse del problema.
La víctima lo pensará y por ambición accederá a hacer el trato. Así el fraude está consumado.
El anciano le pedirá una suma de varios miles de pesos y las cosas de valor que traiga en ese momento a cambio del billete.
Así la víctima creyendo que no puede dejar ir esa oferta hará lo que el estafador le pida a continuación. Incluso si le solicita ir a un cajero y retirar sus ahorros a cambio del premio mayor.
El anciano guardará el dinero que la víctima voluntariamente entregó y por último le pedirá también su celular, argumentando que ahora que es rico podrá comprarse otro sin problema.
Cuando la víctima recibe el billete, el anciano se despedirá y se perderá entre la multitud.
Ahora bien, la víctima irá de inmediato a cambiar el billete a las oficinas de la Lotería Nacional y se dará cuenta que el supuesto “gordo” es solamente una falsificación.
Entonces intentará buscar al cómplice del puesto ambulante para ver de nuevo la “sabana” y en algunos casos para intentar venderle el billete falso e intentar recuperar algo de dinero.
Pero como es predecible, nunca más lo volverá a ver. Como ya se dijo, el puesto era ambulante y por tanto fácil de desmontar, así trabajan estos estafadores.