Por lo regular no lo parecen, pero las sectas modernas son tan atractivas que logran persuadirte sin que siquiera lo notes. Los seres humanos somos propensos a caer en sectas y cultos en parte por nuestra búsqueda de sentido de pertenencia.
Algunos cultos, sin ser religiones tienen cientos de miles de fieles. Tal es el caso de La luz del fin del mundo, que tiene dos millones de fieles en México y más de cinco a nivel mundial.
Mike Bickle fundador de un grupo cristiano popular entre los jóvenes llamado la Casa Internacional de Oración (IHOP), advierte que la línea entre una creencia y un culto puede cruzarse con mucha facilidad. Las siete señales de alerta son las siguientes:
1. Se opone al pensamiento crítico entre los integrantes
2. Aislamiento de los miembros y castigos o penas para los miembros que deciden alejarse del culto
3. Una reinterpretación alejada de las religiones, como asegurar que una deidad ha revelado algo al líder
4.Busca una lealtad inapropiada hacia los líderes, que rebasa límites normales
5. No va de acuerdo a la unidad familiar, crea una unidad de otro tipo
6. Crea sus propias reglas que se alejan de otras religiones
7. Se aleja de la iglesia
Las sectas modernas no se parecen a lo que cualquiera puede tener en mente, contrario a la creencia popular, hay sectas de todo tipo: no todas son religiosas, algunas ofrecen cambiar cosas que están en tu vida y llevarte a un despertar espiritual, obtener el máximo potencial en tus actividades cotidianas, o bien convertirte en una persona exitosa.
Boze Herrington, un antiguo miembro del grupo IHOP, recuerda que inicialmente se unió porque simpatizaba con su fe cristiana. Pero pronto un hombre que tomó el rol de líder comenzó a cambiar las prácticas tradicionales del grupo y cada miembro fue modificando su forma de pensar.
Las enseñanzas que Boze recibió en el culto lo llevaron a pensar que era parte de la última generación viva en el planeta. Tyler, el líder culto lo llevó a pensar que “Todo lo que los alumnos creían saber sobre el mundo estaba equivocado. Habían sido envenenados por la cultura liberal enseñando mentiras seductoras sobre el amor y la compasión que el diablo usaba para preparar el fin de los tiempos.
En ese momento él no lo notaba, pero luego se dio cuenta de que sentía una profunda falta de tolerancia con otras personas que no compartían las mismas ideas entorno a la fé dentro del grupo. Todos los miembros decían haber tenido experiencias sobrenaturales.
Además habían sido convencidos de que estaban en medio de una una misión de vital importancia, en la que sólo podían convivir entre sí sin involucrar a personas externas.
Si alguien trataba de rebelarse, recibía acusaciones por tener un “corazón malicioso y lleno de odio” luego era aislado del resto del grupo hasta que comenzaba a convencerse de que las acusaciones eran ciertas.
Entre las prácticas comunes de los miembros también hay actividades físicas que poco a poco debilitan la resistencia física, muchas veces no se dan cuenta de lo que está sucediento en su cuerpo porque son cambios de hábito sutiles, y consisten en restringir los horarios de sueño, de comida o ser sometidos a ejercicio extenuante.
En casos extremos, los cultos orillan a los participantes a realizar cosas en contra de su voluntad, como tener relaciones sexuales con los líderes o incluso a cometer asesinatos.
Sin embargo, estas prácticas cada vez son más comunes, los cultos con figuras de líderes carismático que persuaden a grupo de personas no son casos aislados.
En los últimos años sectas disfrazadas de organizaciones parecen aprovechar que los seres humanos somos gregario e integran pequeñas sociedades que han resultado muy lucrativas.
