Si lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador se cumple, la refinería que se construirá en Dos Bocas, Tabasco, dará a México 100 mil empleos, independencia energética del extranjero (ya no se comprará gasolina a otros países) y eliminará los gasolinazos.
Esta es la gran obra de infraestructura del sexenio lopezobradorista, junto con el Tren Maya.
Pero diversos expertos e instituciones han cuestionado el proyecto, pues dudan que pueda realizarse y que traiga los beneficios que el Presidente prevé.
¿Dónde está Dos Bocas?
El puerto de Dos Bocas está en Tabasco, dentro del municipio de Paraíso. Fue construido por Petróleos Mexicanos en 1979. Inició operaciones tres años después y actualmente es uno de los puertos petroleros más importantes del país, por los grandes volúmenes de carga y por el número de embarcaciones que llegan.
¿Por qué es importante?
En este momento Pemex tiene 6 refinerías:
La “Francisco I. Madero” en Ciudad Madero, Tamaulipas.
La “Ingeniero Anotnio M. Amor” en Salamanca, Guanajuato.
La “General Lázaro Cárdenas del Río” en Minatitlán, Veracruz.
La “Héctor R. Lara Sosa”, en Cadereyta, Nuevo León .
La “Antonio Dovalí Jaime”, en Salina Cruz, Oaxaca.
La “Miguel Hidalgo” en Tula, Hidalgo.
Sin embargo, la mayoría tiene alguno o varios de los siguientes tres problemas: por falta de mantenimiento no operan a su capacidad de procesamiento; su infraestructura no es capaz de refinar ciertos tipos de petróleo, o cuesta más refinar crudo en una de ellas que simplemente comprar la gasolina, ya refinada, en el extranjero.
Desde su tiempo como opositor, el hoy Presidente acusó a los gobiernos de Fox, Calderón y Peña de buscar el debilitamiento de Pemex para desmantelarlo y privatizarlo.
Es cierto que en los últimos años el gobierno invirtió cada vez menos en Pemex; sin embargo, también es cierto que era más barato comprar gasolina que invertir en una empresa a la que, gracias a su sindicato, le cuesta mucho más dinero producir un barril de lo que le costaría a una empresa extranjera.
Se podría decir, entonces, que hay argumentos a favor de “neoliberales” y “estatistas”.
Pero más allá de la discusión histórica, ¿es viable el proyecto?
Para iniciar la construcción, el gobierno de México debe cumplir con permisos que garanticen que la obra no dañará el medio ambiente ni causará un daño ecológico en la zona. Algunos especialistas ambientales aseguran que la refinería lleva a una política de los años 70 y 80, afectando el medio ambiente y la salud de las personas. El suelo sobre el cual estará construida la refinería estaba, en parte, asentado sobre un manglar; a la hora que se retiró ese manglar se deja a la obra vulnerable a inundaciones, dicen algunos ambientalistas.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Petróleo la refinería como la plantea el Presidente es “inviable técnica y financieramente”. Esto debido a que si se hace de la manera correcta, respetando los compromisos y teniendo como prioridad proteger a las poblaciones cercanas, se requiere de al menos un año de planeación y cuatro de construcción, por lo que debería entrar en operaciones hasta 2024, dos años después de lo que plantea López Obrador. Además, construirla en Tabasco aumenta los costos porque el puerto de Dos Bocas tendría que remodelarse para soportar la maquinaria y equipos pesados. También quitar lo que ya es parte del puerto y adecuarlo a lo que necesita una refinería.
A pesar de los pros y contras del proyecto, el presidente ha demostrado que lo defenderá. Hace unos meses, el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo a un periódico británico que la obra se iba a suspender porque era mejor inyectarle esos recursos a Pemex. López Obrador lo desmintió para decir que la refinería, va.
La iniciativa privada y algunos empresarios también han mostrado su preocupación por la obra porque, aseguran, no es posible terminarla de una manera adecuada en tres años por la dificultad que representa y la crisis que enfrenta Petróleos Mexicanos.
El costo
El Presidente dio a conocer este jueves que la construcción de la refinería estará a cargo de su gobierno luego de declararse desierta la licitación para ello. “Una empresa (tenía un presupuesto) de 10 mil millones de dólares; otra, 12 mil millones de dólares (…) se pasaban de los 8 mil millones de dólares (que él puso como meta) y también en el tiempo. Solo una se comprometía a terminar la refinería en 2023 y eso no nos da seguridad”, afirmó.
Esas empresas fueron escogidas por el propio gobierno porque, decían, eran las únicas con capacidad para construir refinerías. Ahora López Obrador afirma que ingenieros mexicanos de Pemex serán capaces de elaborar la obra en tiempo y a un costo menor. Los críticos dicen que no es posible porque a Pemex todo le sale más caro que a otras empresas, debido a que sus trabajadores sindicalizados, y el equipo obsoleto con el que cuentan, no son tan eficientes como compañías forzadas a mantener un balance presupuestal. Veremos.